Toda ocasión da para muchos comentarios, a veces malintencionados, otras veces desinformados o pobres. El caso es que cuando escribí ayer una columna
sobre el silencio que Aguirre y Gallardón están guardando mientras que
Trinidad Jiménez y
Jaime Lissavetzky se llevan toda la atención mediática, acabando con el vacío que sus predecesores -sin contar a Gómez, más que nada porque él sigue siendo un 'candidatable' a la Comunidad de Madrid-, no imaginé que generaría tantos comentarios.
Comentarios de todo tipo, desde constructivos a los más destructivos. Incluso alguno que otro sibilino. El caso es que la conclusión no es otra que siempre hay mil formas de ver la actualidad política, como todo en la vida. Y lo que hoy me llama la atención es el análisis que se ha hecho de la intervención del Rey don
Juan Carlos en la última crisis con Marruecos.
El pasado martes, Zapatero despachó en Marivent con el monarca y le pidió que intercediera en este conflicto algo exagerado por Marruecos por el cual se estarían produciendo agresiones de policías españoles a ciudadanos de ese país en las fronteras con Ceuta y Melilla.
Su más que lógica mediación, teniendo en cuenta de que hablamos de diálogo entre monarcas, y más si entendemos la vinculación 'fraternal' que mantienen -de sobra son conocidas las relaciones tan cercanas que mantenía Juan Carlos con el padre de
Mohamed VI-, ha sido interpretada como otro error del Gobierno.
Error que ha generado un comentario en determinados sectores críticos con el Gobierno que expresa algo así como que Zapatero usa al Rey como si fuera su ministro de Exteriores, ya que ha mediado en los últimos años en algunos choques diplomáticos. ¿Algo desproporcionado? Absolutamente.
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Pablo M. Beleña
Director Diariocrítico.com |
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