Las instituciones de la Unión Europea han llegado a un acuerdo para obligar a implementar nuevas medidas de seguridad vial en los vehículos a partir de 2022. De esta manera, el nuevo Reglamento podría paralizar la circulación de turismos, furgonetas, camiones y autobuses que no cumplan con los requisitos técnicos.
El Parlamento Europeo, el Consejo y la Comisión han aprobado un preacuerdo de Reglamento general de seguridad que obligará a partir de 2022 a que los vehículos europeos estén equipados con nuevas tecnologías de seguridad para proteger a pasajeros, peatones y ciclistas.
Los nuevos dispositivos de seguridad obligatorios incluyen (véase la lista completa aquí):
1. Para turismos, furgonetas, camiones y autobuses: advertencia de somnolencia y distracción del conductor (por ejemplo, uso del teléfono móvil durante la conducción), asistentes de velocidad inteligentes, marcha atrás segura gracias a cámaras o sensores y registrador de datos en caso de accidente (caja negra).
2. Para turismos y furgonetas: asistencia en caso de abandono del carril, frenado de emergencia avanzado y cinturones de seguridad mejorados gracias a pruebas de colisión.
3. Para camiones y autobuses: requisitos específicos para mejorar la visión directa de los conductores de autobuses y camiones y eliminar los ángulos muertos, y sistemas situados en la parte delantera y en el lateral del vehículo para detectar y advertir a los usuarios vulnerables de la vía pública, especialmente cuando se hagan giros.
La Comisión espera que las medidas propuestas contribuyan a salvar más de 25 000 vidas y eviten al menos 140 000 lesiones graves de aquí a 2038. Esto contribuirá al objetivo de la UE a largo plazo de aproximarse a cero víctimas mortales y heridos graves de aquí a 2050 («visión cero»).
Además de proteger a las personas en las carreteras europeas, los nuevos dispositivos avanzados de seguridad ayudarán a los conductores a acostumbrarse gradualmente a la nueva conducción asistida. El aumento del grado de automatización ofrece un gran potencial para compensar los errores humanos y ofrecer nuevas soluciones de movilidad para las personas mayores y las personas con discapacidad física. Todo ello debería aumentar la confianza en los vehículos automatizados y su aceptación por parte de la ciudadanía, lo que contribuiría a avanzar hacia la conducción autónoma.
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