Muchas críticas ha recibido la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, tras su visita relámpago a Primark, la tienda que esta firma de moda irlandesa tiene en plena Gran Vía madrileña. La política no tuvo ningún reparo en utilizar el coche oficial para llegar al establecimiento y aparcar en plena calle para su visita, dejándolo aparcado en esta arteria clave para la ciudad, que precisamente estos días es protagonista por el corte al tráfico para dar prioridad a los peatones y a las compras navideñas.
Soraya quiso hacerlo sin generar mucha atención, pero la prensa la sorprendió y al final ha conseguido todo lo contrario: despertar un gran revuelo y mucha polémica por su cuestionable actitud, que ya se ha querido comparar a la que mantuvo Esperanza Aguirre hace unos años cuando aparcó su coche en otro tramo de la misma calle para sacar dinero del cajero, sin importarle el carril bus:
Entre los críticos, el líder de IU, Alberto Garzón:
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