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| El Juli da la vuelta al ruedo con las dos orejas que cortó al toro de su despedida en Madrid. (Foto: Plaza1) |
Esta es la crónica de un triunfo, estadístico, anunciado. No venía en los carteles pero se barruntaba. El adiós de Julián López a Madrid como prólogo de su retirada este domingo en Sevilla iba a estar plagado de fervor y entrega en una plaza en la que con más de cincuenta paseíllos como matador sólo había descerrajado los goznes de la soñada Puerta Grande una vez. Magro y hasta ridículo balance para una figura que ahora en su despedida, con la complicidad del público -no confundir con los aficionados-, y del palco ocupado por Eutimio Carracedo, que ya había hecho de las suyas en San Isidro y en Colmenar Viejo, lo tenía fácil. El rey del toreo posmoderno, alejado de los cánones, con oficio pero sin musa, se trajo un encierro típico del toro moderno, bobalicón que va y viene sin molestar. Tampoco era complicado, por tanto, imaginar el juego, por escribir algo, que darían los bureles de las dos divisas de El Puerto, elegidos por El Juli para tan fastuoso acontecimiento, pues mostraron la catadura prevista y escrita en el párrafo anterior, con lo que la emoción estuvo ausente en toda la tarde.
| El Juli, durante la inauguración de la muestra sobre su persona que puede verse en Las Ventas. |
Ya se sabe lo del eterno tango de Gardel-Le Pera, de que ‘Veinte años no es nada’. Pero sí que lo es, y mucho, en el planeta táurico. Y si son veinticinco con mayor razón si el protagonista, guste más o menos, ha logrado el milagro de mantenerse como figura todo el tiempo. Pongamos que se habla/escribe de El Juli, quien anuncia su retirada de los ruedos con despedida de Madrid, donde tanto le ha costado triunfar y convencer, y al día siguiente en Sevilla. Será en el primer festejo de una Feria de Otoño que cuenta con alguna otra figura y sobre todo el atractivo del anuncio de una mayoría de coletudos considerados de la línea artística.
La afición se preguntaba por qué no se puso la lona a tiempo
| El agua que cayó con fuerza media hora antes del inicio del festejo obligó a suspenderlo. (Foto: UTE Casas Amador) |
Ya lo especifica ese reglamento que, día tras día, se saltan los presidentes -y este año en Albacete, más- que teóricamente deben velar por su aplicación: con permiso de la autoridad y si el tiempo no lo impide. Pues, sí, en este domingo lluvioso a ratos, el agua obligó a suspender un festejo de ilusionante cartel, que iba a cerrar el abono: toros de Victorino Martín para los locales Rubén Pinar y Sergio Serrano y el andaluz Manuel Escribano. Una terna acostumbrada a bregar con las dificultades de las divisas toristas que en vista del estado del ruedo, imposible para el toreo, decidió no hacer el paseíllo.
| El Cid muletea al natural a su primer enemigo, del que obtuvo una oreja. (Foto: Luis Vizcaíno) |
No es noticia que Manuel Jesús ‘El Cid’ haya sido durante mucho tiempo la mejor izquierda, taurina, se entiende, de España. Tampoco que con la tizona era un desastre que le cerró muchas importantes salidas a hombros. Fiel a sí mismo, el sevillano reeditó en Albacete la excelencia del toreo al natural, superior al resto de lo que se ha visto en el abono, sí. Mas tampoco faltó a su cita desastrosa con el estoque, lo que le impidió abrir la Puerta Grande. Con una corrida de La Quinta justa de trapío, casta y fuerza, a excepción del último -premiado como el cuarto, este de manera excesiva, con vuelta al ruedo-, Emilio de Justo también marró a espadas y Daniel Luque pasó por allí.
| El Juli recibe una placa de manos de Martínez Iniesta, coordinador del Capítulo de Albacete de la Fundación Toro de Lidia (FTL) y también asesor en el palco presidencial. Con, entre otros, Manuel Serrano, alcalde de la ciudad (primero por la izquierda); el ganadero Victorino Martín, presidente de la FTL, el doctor Masegosa, y la presidenta Genoveva Armero, también miembros de FTL. (Foto: Luis Vizcaíno) |
Con el máximo protagonismo de El Juli desde antes de que saliera el primer novillo (por trapío), perdón, toro (por edad), el festejo circuló por la esperada senda del triunfalismo sin an en la arena tres grandes lonas con la foto del torero y el lema 'Hasta siempre.. maestro'. El coletudo, que cerró su carrera novilleril hace exactamente un cuarto de siglo en el bello coso neomudéjar albacetense, es muy querido por público y autoridades, algunas de las cuales, alcalde incluido, le entregaron una placa tras el paseíllo. Todo previsto, todo triunfalista como la actuación del madrileño en su habitual línea, así como la entrega de Roca Rey y los pocos detalles con el capote que le dejaron a Ureña sus novillos (por trapío), perdón, toros (por edad). Y, claro, la pésima y tradicional presentación de los bichos de Daniel Ruiz (con divisa negra por su reciente fallecimiento) y los remiendos de Jandilla.
| Uno de los redondos de Emilio de Justo a su primero, del que se le concedió una oreja. (Foto: Luis Vizcaíno) |
El abono albacetense, después de varias tardes de toros descastados, aborregados y flojos, escaso lucimiento y regalos orejeros, se recuperó en parte este jueves. Porque, sin que sucediera nada grande, al menos pasaron cosas en el ruedo, donde pocas veces se desvió la mirada de los espectadores. La razón es clara: salieron por chiqueros animales con la divisa de Victoriano del Río de buena presencia, incluyendo los pitones, y varios con el don de la casta. Eso sí, la terna no los aprovechó como merecían y todo quedó a medias, aunque Emilio de Justo, que cortó un trofeo de ley, y Tomás Rufo, entregados, se lucieron en uno de sus enemigos. Mientras que a Castella se le obsequió desde el palco presidencial con una de esas orejas devaluadas y bochornosas.
| Imagen del sexto toro de la tarde y sus pitones. (Foto: Luis Vizcaínoi) |
Es un denominador común de la Fiesta, y sus males, desde siempre, pero en mayor medida en los últimos tiempos. Y, claro, Albacete no podía escapar a esta sinvergonzonería. Su habitual buena presentación de los toros se diluye, a veces hasta el escándalo, cuando hacen el paseíllo las figuras, tantas veces figurines o figurones. Como en esta sexta de abono, con Manzanares y Talavante, junto a Urdiales en sustitución del lesionado Morante. Lo que salió por chiqueros fue un encierro sin trapío, con varios anovillados. Y da mucho que pensar cómo serían los dos rechazados en el reconocimiento y sustituidos por otros de Algarra.. Un desafuero al que se unió la no menos habitual falta de bravura y fuerza y la sospecha de pitones afeitados en general y de manera bochornosa en el último (en la foto). Ante ellos pasaron tranquilamente la tarde sus matadores.
| Miguel Ángel Perera durante su faena al cuarto toro premiada con dos orejas. (Foto: Luis Vizcaíno) |
Vamos progresando. No sé de qué nos quejamos. Este martes sólo salieron a hombros dos de los tres coletudos, Miguel Ángel Perera y Juan Leal. Porque es menester recordar que el lunes lo logró la terna de novilleros al completo y el mayoral. Eso sí, en cuanto a los espadas, tampoco hicieron méritos para tal óbolo presidencial, respaldado en parte por los espectadores, que no buenos aficionados (especie casi extinguida también en Albacete). Otra coincidencia es que los toros, en general, estaban más qe correctamente presentados como los novillos del lunes…que no es poco, aunque también de catadura posmoderna: escasos de casta y fuerza. Al extremeño y al francés no les acompañó un Ginés Marín desdibujado y nada partidario de los alardes espectaculares y populistas.
| La terna fue paseada a hombros antes de salir así por la Puerta Grande. (Foto: Luis Vizcaíno) |
Ya se sabe que, como aquella antigua canción de Marisol, la vida es una tómbola (tom, tom, tómbola). Cual se ha convertido el otrora dignamente exigente coso de Albacete, que ahora rifa orejas similares a las de las plazas de talanqueras o menos. Con un público festivo y jaranero y un usía cómplice, el resultado era el lógico. Si bien es cierto que no podía librarse Albacete del declive generalizado de la Fiesta, al menos la capital manchega no ha bajado el nivel en la presencia del toro, lo que, recordando al gran José Luis Cuerda, no es poco. El caso es que la terna de Alejandro Peñaranda, Nek Romero y Manuel Mazo -y hasta el mayoral de la ganadería, para que el triunfalismo llegara al máximo-, salió en volandas por una chica Puerta Grande, como si hubieran ofrecido una sinfonía de toreo. Que no fue tal.
Manuel Caballero y Samuel Navalón salieron a hombros
| Los dos coletudos fueron paseados a hombros por el ruedo antes de sacarlos por la Puerta Grande. (Foto: Luis Vizcaíno) |
La siempre productiva e inagotable cantera de coletudos albacetenses o formados en la tierra cuenta últimamente entre los novilleros a una pareja prometedora, Manuel Caballero y Samuel Navalón, ambos aventajados exalumnos de la Escuela Taurina. Por tanto, la idea de la empresa de anunciarlos, que no enfrentarlos, en un mano a mano resultó interesante y de ahí la excelente entrada. Y los chavales, con todo a favor, cortaron cinco excesivos trofeos de corte localista, aunque el toreo fundamental sólo se vio en contadas ocasiones ante un encierro noblote, escaso de fuerza y casta salvo el último y de sospechosas astas menos este que cerró función.
| Momento de apuro de Cristian Pérez tras ser volteado por el sexto toro. (Foto: Luis Vizcaíno) |
Una terna local con muy pocos festejos y maltratada por las empresas hizo el paseíllo inicial del abono en el bello coso mudéjar de la tierra. No estaba anunciado Cristian Pérez, mas la baja por percance de Fernando Adrián le abrió el hueco de la sustitución. Y a fuer que, al margen de estadísticas orejiles -con empate entre Sergio Serrano y José Fernando Molina-, no defraudaron ante un encierro de la factoría Fuente Ymbro en general con gran aunque desigual trapío y astifinas armas cual navajas albaceteñas, pero casi ayunos de sangre brava. Pérez, a revientacalderas toda la tarde, pechó con el peor lote y no cortó nada, pero dejó la impronta de su valor seco jugándosela a cara o cruz con el peligrosísimo sexto.
En un comunicado, que este periódico apoya, denuncian la pésima situación
Unos jóvenes que pueden ser la esperanza de futuro en la otrora taurina y exigente localidad de Colmenar Viejo. Porque si el pasado fue glorioso en su plaza de La Corredera, el presente es pésimo. Y todo apunta que el futuro puede ser peor, como hemos contado, y denunciado, en las crónicas de la pasada y desastrosa feria. Salvo que acontezca el casi utópico milagro de que vayan apareciendo aficionados que, como esta Asociación Taurina Cultural Toros de la Tierra, vuelvan a las exigencias que hasta hace unos años caracterizaron este lugar. Este grupo acaba de publicar un comunicado, que ofrecemos íntegro, dirigido al alcalde colmenareño y al concejal de Medio Ambiente y Sostenibilidad, Medio Rural y Asuntos Taurinos, en el que denuncia la situaciòn. Un escrito que, por supuesto, suscribimos íntegramente. Porque sólo pide que la Fiesta se desarrolle en su integridad, sin engaños, y que se cumpla el reglamento que, desgraciadamente, el encargado de todo ello, el usía Eutimio Carracedo, ya un desastre en San Isidro, se lo saltó a la torera en cada festejo
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