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Castella y Luque, desapercibidos y aburridos y con pocas ganas

Christian Parejo muletea por alto y mirando al tendido al toro de su confirmación.
Christian Parejo muletea por alto y mirando al tendido al toro de su confirmación. (Foto: Plaza1)

San Isidro: el confirmante Christian Parejo destaca ante pésimos toros de La Ventana del Puerto, otra divisa de Lorenzo Fraile

¿No quieres caldo, dos tazas? Con el recuerdo aún del rotundo fracaso del hierro de Puerto de San Lorenzo, del que sólo hace dos días, la otra divisa propiedad de Lorenzo Fraile, en opción con la oportunidad de mejorar el balance conjunto de ambas, tampoco se salvó. Quizás esta Ventana fue un poco menos mala, pero sus bicornes, como sus hermanicos del jueves, en nada se asemejaron a lo que debe de ser un toro de lidia. Sin clase, andarines, gazapones, echando la cara arriba y saliendo sueltos de los engaños y, además, muy justos de fuerza. Tiene mérito pegar dos petardos tan seguidos, lo tiene. Tampoco los veteranos Sebastián Castella y Daniel Luque pasaron de un exceso de entrega. En tal aspecto y con un material similar les superó el confirmante Christian Parejo, firme, dispuesto y que a los de su lote les robó cierto lucimiento con percal y flámula.

Abroncado en su segundo, con el que escuchó 3 avisos, sumó 2 más en el otro

Pase cambiado por la espalda de Roca Rey en el quinto toro en el que le dieron los tres avisos.
Pase cambiado por la espalda de Roca Rey en el quinto toro en el que le dieron los tres avisos. (Foto: Plaza1)

San Isidro: suspenso absoluto para ¿el rey? Roca en su primer examen isidril

El indudable rey del escalafón y de los honorarios salió trasquilado de su primer examen en la Feria. Casi con un cero patatero, porque más allá de una actuación efectista, muy de su estilo, dejó en agonía largos minutos a su segundo enemigo negándose a descabellarlo, con lo que sonaron los tres avisos, el último, es verdad cuando el pobre animal estaba echado y su subalterno no acertaba con la puntilla. A la absoluta falta de estética en esta su primera tarde en Las Ventas, se une la de ética e improfesionalidad con un animal que daba pena verlo recorriendo el anillo apoyado en las tablas herido de muerte, pero sin caer ante el pasotismo, la indiferencia -¿chulería?- de su teórico matador. El rey también lo fue de la desvergüenza y no olé. Con un encierro de Mayalde -por supuesto elegido por el peruano- de gran trapío pero escaso juego, confirmó con dignidad Jorge Martínez, y Cayetano sólo fue noticia por el palizón que sufrió al ser arrastrado y pisado por el que abrió un decepcionante festejo.

Talavante muletea al natural a su primer toro, del que cortó una oreja.
Talavante muletea al natural a su primer toro, del que cortó una oreja. (Foto: Plaza1)

San Isidro: crónica de un (nuevo) petardo anunciado de los toros de El Puerto

¡Horror, el bloc de notas (casi) vacío! ¡A ver qué cuento en la crónica para rellenar los mínimos caracteres exigidos! ¡A ver! Menos mal que algo aconteció mínimamente destacable de un festejo en el que, como era de aguardar, como ya es tradicional, el encierro de Puerto de San Lorenzo defraudó en todos los sentidos. Más que miedo, daban pena. ¡El mundo, de la tauromaquia, al revés! Con semejante bazofia amoruchada, obedientes, sin fuerza ni casta ni ‘na’ de ‘na’, era imposible la emoción y, por tanto el toreo. Algo, también bajo mínimos, practicaron Talavante en el que abrió espectáculo -me niego a llamarlo corrida- y se llevó una orejita, y Tomás Rufo, en el que lo cerró, con ligera petición de trofeo.
Uno de los pase en redondo con que inició David Galván su faena al cuarto toro.
Uno de los pase en redondo con que inició David Galván su faena al cuarto toro. (Foto: Plaza1)

San Isidro: oreja de peso para David Galván por una faena de inspiración y belleza

En la cabeza del buen aficionado caben todo tipo de estilos: el de valor, el de clasicismo, el de cante jondo, el de ortodoxia, todos ellos muy difíciles. Pero también el inusual de la belleza de oro puro que estremece las fibras sensibles y te deposita casi en la gloria. Cual el oficiante de la liturgia laica y flamígera David Galván, que sorprendió en Las Ventas con una mágica faena de compulsiva inspiración. El importante suceso aconteció en el segundo de su lote, que el gaditano aprovechó para casi dar ese aldabonazo que lleva rumiando desde hace una década. Por desgracia no lo lograron sus dos compañeros, Álvaro Lorenzo y Ángel Téllez, sin acoplarse con sus bicornes que como el resto del encierro de El Torero ofrecían muchas posibilidades en sendas actuaciones negativas que pueden pesarle en el futuro.

Jarocho, a hombros tras salir por la Puerta Grande de Las Ventas.
Jarocho, a hombros tras salir por la Puerta Grande de Las Ventas. (Foto: Plaza1)

San Isidro: el novillero debutante Jarocho abre la Puerta Grande

Vini, vidi, vincit. O, más en castizo: llegar y besar el santo. Porque el jovencísimo Jarocho, que trenzaba su primer paseíllo en la cátedra y catedral de Las Ventas, alcanzó, así, descerrojar los goznes de la Puerta Grande tras haber festoneado los mejores naturales en lo que llevamos de abono. Con un encierro de Fuente Ymbro, desigual en trapío y pelaje, pero noble y colaborador en general, también lograron un trofeo Alejandro Peñaranda, con justeza, e Ismael Martín, más bien verbenero.

Uno de los saludos de,Juan de Castilla al público de Las Ventas.,
Uno de los saludos de,Juan de Castilla al público de Las Ventas., (Foto: Plaza1)

San Isidro: importante tarde de Juan de Castilla en una pésima corrida de Miura

Ya apuntó el pasado mes de septiembre en la confirmación de alternativa, y este domingo estuvo a punto de disparar y dar en la diana del éxito. Porque ante una miurada de mal juego y flojera general, Juan de Castilla, dispuesto y torero, dejó palpable su calidad capotera y muletera. Incluso de no haber marrado con la tizona en su primero habría echado una oreja en su esportón. No es que dé igual para los modestos como él, pero sale de San Isidro con más cartel y pidiendo nuevas oportunidades. Con las pésimas condiciones de los bicornes, incluso algunos con deficiente presentación, algo le dejaron mostrar a Rafaelillo y a un excesivamente acelerado Colombo.

Buena tarde de un entregado Perera y lote sin opciones para Ginés Marín

Adorno y desplante de Emilio de Justo frente al 5º de la tarde.
Adorno y desplante de Emilio de Justo frente al 5º de la tarde. (Foto: Plaza1)

San Isidro: Emilo de Justo derrocha valor y técnica en una exigente corrida de La Quinta

Llegó el casi siempre interesante encaste santacolomeño, por medio de los bureles de La Quinta, desiguales de juego pero con muchas exigencias que obligaban a la terna a poner sus cinco sentidos. Y a los espectadores a no perderse nada de lo que acontecía en el ruedo. Dentro de esa tónica, destacó, una vez más, Emilio de Justo, quien no sólo se jugó el tipo en su lote, sino que derrochó testosterona y conocimiento en su encastado segundo, que le volteó con espectacularidad, lo que no fue óbice, sino estímulo para que el extremeño, disminuido por la paliza, le arrancara los muletazos más artísticos y compulsivos de la tarde. En conjunto, de no marrar lastimosamente con la espada de cruceta es muy posible que hubiera abierto una vez más la soñada Puerta Grande. En menor medida tampoco decepcionaron Miguel Ángel Perera y Ginés Marín, que dieron la cara sobradamente.

Voltereta y oreja para el toledano. Castella y Manzanares: ¡Váyanse ya!

Tomás Rufo recorre el anillo con la oreja que cortó a su primer toro.
Tomás Rufo recorre el anillo con la oreja que cortó a su primer toro. (Foto: Plaza1)

San Isidro: Rufo pasea un generoso trofeo y firma lo mejor en una decepcionante corrida de Victoriano del Río

Aquello de “volteretón y oreja al esportón” está más vigente que nunca. También en esta nueva plaza de Madrid invadida por un público ignorante y triunfalista, que lo aplaude todo y se emociona por nada.
Perera muletea a su manera al primero de sus toros.
Perera muletea a su manera al primero de sus toros. (Foto: Plaza1)

San Isidro: el petardo ganadero de El Parralejo condicionó una plúmbea tarde de silencio

‘Tiempo de silencio’, la extraordinaria novela de Luis Martín-Santos que revolucionó la narrativa española hace más de seis décadas, se ajusta al resumen de la tarde. Una corrida que no cuidó, precisamente en su día festivo de este 15 de mayo, el santo patrón madrileño. Claro que, como es lógico, él no es culpable de nada, y sí el elemento esencial de la tauromaquia: el toro. Porque un petardo de los gordos pegó la anunciada divisa de El Parralejo, encaste Domecq, tan del gusto de las figuras. Ya que, al margen de su desigual presencia, ni bravura ni casta ni fuerza ni ‘na’. O sea, un ridículo. Un petardo que en poco va a perjudicar a Miguel Ángel Perera y a Paco Ureña, con sus respectivas campañas 2024 planificadas, aparte de que aún les restan más paseíllos en el abono. Pero sí al toricantano Alejandro Fermín, un coletudo de buen corte necesitado de un rotundo éxito en Las Ventas.
Una de las ajustadas bernadinas con que Navalón terminó la faena a su primer novillo.
Una de las ajustadas bernadinas con que Navalón terminó la faena a su primer novillo. (Foto: Plaza1)

San Isidro: Navalón destaca en una terna que desperdició una novillada para el triunfo

Novilleros posmodernos con todos los defectos del toreo actual, lo que no les impide el éxito por esas plazas de Dios, se estrellaron en la cátedra de Las Ventas, a pesar de que también ha bajado mucho en sus exigencias. Y eso que el colaborador y noblote encierro de Montealto se lo puso fácil. sí, es verdad que el viento molestó a ratos pero no es excusa. Al menos la entrega y ganas de triunfo, de comerse el mundo, incluso de chulería de Samuel Navalón le salvaron en parte de la quema. Mientras que Diego Bastos y Nek Romero, aburridos pegapases, ni eso. Vaya lo anterior en el haber del de Ayora formado en la Escuela de Albacete. Aunque en su debe fue, disposición aparte, no aprovechar con el buen toreo que le pedía a raudales su primer bicorne, encastado pero nobilísimo, al que le hizo frente sin arrugarse pero sin la calidad de Presumido, que así se llamaba el burel.
Francisco de Manuel muletea por bajo a Bastonito.
Francisco de Manuel muletea por bajo a Bastonito. (Foto: Plaza1)

San Isidro: el legendario Bastonito ‘resucita’ con otro torrente de bravura y casta

La religión laica y flamígera que es la Fiesta también tiene, además de su liturgia, algún que otro milagro. Como el de este domingo en la catedral de Las Ventas, donde apareció un bicorne de Baltasar Ibán también bautizado como el legendario Bastonito, que era como si hubiera resucitado aquel tres décadas después. Incluso con un punto de fiereza menor compensado por mayor clase en sus embestidas. Porque el nuevo Bastonito también derrochaba bravura y casta, también se comía los engaños -claro, eso sí, exigiendo- y humillaba cual el más arrepentido pecador. Sin embargo en 1994 Rincón triunfó con él, lo que Francisco de Manuel no fue capaz ahora. El resto del encierro en general cumplió sobradamente en los caballos, pero llegaron sosotes, echando la cara alta casi sempre y sin dar juego en la muleta. Y tampoco Calita y Álvaro Alarcón, igualmente sosos, los aprovecharon mínimamente.
Un sonriente Román dio la vuelta al ruedo con la oreja en la mano de su primer toro.
Un sonriente Román dio la vuelta al ruedo con la oreja en la mano de su primer toro. (Foto: Plaza1)

San Isidro: gran tarde de Román y su verdad ante una encastada corrida de Fuente Ymbro

Con la verdad por delante, cual es una de sus armas desde sus tiempos de novillero. Así se viene a Madrid, como le loaron desde ese sanedrín sabio que es el tendido 7. Pongamos que se habla, y escribe, de Román, que atesora tal condición, un sembrador todavía sin la cosecha que merece en este injusto mundo de la tauromaquia en el que sus manejadores tan fácil se lo ponen a las figuras, figuritas y/o figurones. El valenciano, rotundo, vaiente y entregado, nos dio la tarde, en la mejor acepción del término, y nos emocionó por esa vía de lo verdadero ante la aspereza exigente de su segundo bicornazo, encastado como todo un interesante y magníficamente presentado encierro de la factoría Fuente Ymbro, cuya muerte de bravo le mantuvo en pie tanto tiempo que le costó a Román no cortar el trofeo que merecía. También caló hondo frente a su primero aplicando un toreo ortodoxo que le valió una oreja de peso. No dieron la talla Valadez, herido en un brazo al matar al tercero, y un vulgar Fandi, que molió a mantazos a los tres que lidió o lo que fuera aquello.






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