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| Fernando Adrián fue paseado a hombros por el ruedo de Las Ventas antes de sacarlo por la Puerta Grande. (Foto: Plaza1) |
“¿A quién defiende la autoridad?”. Era el grito de guerra que, dos décadas atrás, hizo famoso desde el sanedrín sabio del 7 ese gran aficionado, tristemente fallecido, que fue Salva Valverde. Tan válido entonces y, por desgracia ahora. Ya que no sólo la corrida, en referencia al encierro de Garcigrande, era vergonzosa en cuanto a su presentación -todos menos 1º y 6º- y a su invalidez –todos menos ese 1º y siendo muy generosos- sino que la autoridad los mantuvo en el ruedo, con lo cual se ponía del lado de los intereses de los taurinos y en contra del público, como el equipo de veterinarios aprobando semejantes birrias con las que simuló la suerte de varas. Pero es que también en conjunto y como espectáculo la corrida. ayuna de emoción, fue de pena, salvo la entrega de Fernando Adrián, que abrió su tercera Puerta Grande consecutiva esta vez con escasos méritos artísticos. Y Castella fue un derroche de vulgaridad.
Este domingo 9, corrida de Beneficencia: mano a mano Castella-Fernando Adrián
| A la finalización del festejo, la Sala Antonio Bienvenida acogió una recepción por parte de Francisco Pardo, director general de la Policía Nacional. Junto a la Infanta Doña Elena y el jefe superior de la Policía de Madrid, Manuel Soto, entregó unos obsequios conmemorativos a los toreros, empresa y Centro de Asuntos Taurinos. (Foto: Plaza1) |
El final del que es sin duda el peor abono isidril de lo que llevamos de siglo, con y sin estadísticas, en cantidad y calidad, fue a la vez resumen y símbolo de lo que nos ha traído en suerte -léase desgracia- la Feria. Un nuevo petardo de los bicornes -léase bueyes- de Román Sorando, y de los dos sobreros, que sumar a los de Alcurrucén, El Parralejo, El Puerto de San Lorenzo, La Ventana del Puerto y las divisas toristas a excepción a medias de la de Victorino. Claro que a los moruchos que saltaron al ruedo venteño se unió una nada profesional falta de imaginación y actitud de un cartel de artistas que por tal catadura había despertado gran expectación: Diego Urdiales, Juan Ortega y Pablo Aguado. Había un teórico puesto para el triunfador de esta última de Feria a fin de sustituir a Morante en la corrida de Beneficencia de este domingo y, claro, no lo ocupará ninguno de la terna pasota, quedando, según un comunicado de empresa y Centro de Asuntos Taurinos, en un mano a mano entre los anunciados Sebastián Castella y Fernado Adrián.
| El triunfador de la tarde, Borja Jiménez, es paseado a hombros en el ruedo antes de sacarlo de esta guisa por la Puerta Grande. (Foto: Plaza1) |
Así se viene a dar la cara en Madrid, estadísticas aparte. Como Borja Jiménez. Con máxima responsabilidad y torería en una tarde muy completa que finalmente le sirvió para descerrojar en esta pésima Feria, por fin, los goznes de la soñada Puerta Grande de Las Ventas. Seguro que tras su floja actuación dos días antes frente te los victorinos, el sevillano estuvo rumiando torerías utópicas en su casa y en el hotel. Y las cumplió saliendo a revientacalderas y con máxima responsabilidad de las exigencias de (lo que queda) de la afición venteña. Borja, tras su salida a hombros en Otoño, se consagra ahora siendo el único coletudo en un triunfo tan importante en la Feria. Sobre todo porque era cuestión de orgullo, pues la temporada la tiene hecha con su presencia obligada en todas las ferias. Se fue a recibir de rodillas en el tercio tres veces -al ser devuelto su segundo- y después se lució con percal y flámula sumando una oreja de sus dos enemigos de un encierro desigual de Victoriano del Río con un gran ejemplar, el 2º, Dulce, al que se pidió una excesiva vuelta al ruedo. Por el contrario Roca Rey lo que sumó fue vulgaridad y Emilio de Justo, espesote, con los suyos, pasó casi de puntlllas.
| Manuel Escribano dio una muy aplaudida vuelta al ruedo tras matar a su segundo toro. (Foto: Plaza1) |
De decepción en decepción y tiro porque me toca. El ciclo torista, que salvo los victorinos y a medias, había ido de fracaso en fracaso, a la cuarta y última esperanza tampoco mejoró tan paupérrimo balance. Porque el encierro de Adolfo Martín, de buena presencia, dejó mucho que desear en cuarto a casta, que ningún ejemplar tuvo, y flojera, generalizada en todos loa animales que se dejaron pegar sin más ante los varilargueros. Ante ellos destacó la enorme disposición de Manuel Escribano con percal, rehiletes y flámula, lo que unido en el quinto a una fea voltereta sin consecuencias y a la lluvia que arreció le sirvió para una aclamada vuelta al ruedo. Con semejante y deslucido encierro, Antonio Ferrera y José Garrido pasaron de puntillas muy a su pesar.
| Felipe VI, presidió el festejo desde el palco real. Le acompañaron Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid; el ministro Luis Planas; María Rey, presidenta de la Asociación de la Prensa, y Rivera Ordóñez en funciones de asesor.. (Foto: Plaza1) |
El desastre ganadero de la feria lleva a que nos conformemos con una encierro a medias, que saca un aprobado raspando, pero que a estas alturas nos parece de sobresaliente. Como la de Victorino, que se siguió con interés desde el graderío porque de estos bureles siempre se espera mucho, aunque en cuanto a casta fuera poco lo que ofrecieron, salvo Garañuelo, lidiado en segundo lugar, valorando también la fiereza del primero. Tampoco fueron un adalid de bravura ante los pencos, limitándose a cumplir sin más. Claro que peor fue la actuación de los coletudos, entregados y afanosos toda la tarde, pero que tanto Paco Ureña como Borja Jiménez, sin llegar al suspenso absoluto, tampoco alcanzaron ese aprobadillo de los victorino, que en diversos grados ofrecieron emoción a los espectadores.
| Uno de los buenos pases de pecho de Damián Castaño a su primero. (Foto: Plaza1) |
Horror de nuevo al folio casi en blanco, a los escasos apuntes tomados durante el desarrollo de un festejo aguardado con ilusión por el sector torista de los aficionados…para nada. Porque, si los también esperados de Pedraza de Yeltes defraudaron el domingo, en mayor medida lo hicieron los de Escolar. Bien lejos de la más que buena corrida del abono en 2023 con aquel extradinario Cartelero. Porque este año, salvo la presentación excelente, que no es poco en estos tiempos, todo lo demás que aportaron los bicornes fue negativo. Ante ellos, bastante hizo con cumplir la terna de expertos lidiadors que conformaron Fernando Robleño, Damián Castaño y Gómez de Pilar, a base de pocos detalles reseñables, pero que al menos nos valió para, como decía Juncal, tomar nota y contarlo.
| Momento de la grave cogida del sexto toro a Isaac Fonseca. (Foto: Plaza1) |
Salió a revientacalderas Isaac Fonseca en su segundo enemigo tras obtener una merecida oreja del otro y buscando esa Puerta Grande de Madrid que varias veces ha rozado como novillero y como matador, sí. Pero no quisieron los hados del destino, en forma de toro de lidia, un animal áspero que había ido desarrollando peligro hasta que le cazó a traición, o sea, por la espalda, en un pase de pecho y se acabó la ilusión para el mexicano. No obstante, realizó lo único destacado de la tarde, en plan artístico, en el anterior echando una oreja en el esportón. Con un encierro de tres divisas unidos por su descastamiento general, Francisco José Espada también sufrió un percance, aunque sin herida por asta, y un vulgarísimo Juan Leal con su destoreo aburrió a los bichos y al cotarro.
| Uno de los naturales de Borja Jiménez al toro al que cortó una oreja. (Foto: Plaza1) |
El máximo triunfador de la pasada Feria de Otoño, el sevillano Borja Jiménez, volvió a reivindicarse y demostrar que aquello no fue casual. Sin alcanzar tan alto nivel, echó una oreja en su esportón y aumentó las expectativas de cara a los dos paseíllos, que aún le restan ahora y que se los ganó donde debía ser para todos: en la arena. Y, paradójicamente el que alcanzó su peor nivel fue Alejandro Talavante, al que correspondió en suerte -más bien en desgracia tras su mala actuación- Tejonero, un animal nobilísimo y encastado que se le fue sin torear. Con un encierro de pobre presencia en trapío, cabeza y fuerza de Santiago Domecq, tan diferente al magnífico del año, Uceda Leal pasó de puntillas, aunque dejó varias muestras de su clase. En el espectáculo de rejoneo del sábado, Diego Venura, que cortó dos orejas a su segundo toro, logó su 19ª Puerta Grande. Con un encierro afeitado reglamentariamente de Los Espartales, Sergio Galán obtuvo un trofeo y Rui Fernandes fue ovacionado.
| Uno de los naturales de David Galván a su primer toro tras cuya muerte dio vuelta al ruedo. (Foto: Plaza1) |
El buen aficionado, especie minoritaria y a extinguir por los poderes fácticos que manejan, y manipulan, la Fiesta es al que le caben muchos tipos de toreo en la cabeza. Lo que ya no le entra es la antítesis, por desgracia mayoritaria, del toro descastado. Como el de los dos hierros de los hermanos Lozano, Alcurrucén y El Cortijillo, otrora adalides de la bravura y la casta, que ya pegaron un petardo en la inauguración del serial isidril y han vuelto a repetir este jueves. Frente a ellos se estrellaron los deseos de una interesante terna que, cada uno a su manera, intentó aplicar su forma de entender la tauromaquia. Una misión imposible con esos semejantes burros con cuernos ante la que Daniel Luque, David Galván -en sustitución de Manzanares, que aportó parte médico y al que nadie echó en falta- y el confirmante Víctor Hernández sólo dejaron virutas de sus variadas formas.
| Uno de los naturales de Talavante a Rebeco en su faena premiada con una oreja. (Foto: Plaza1) |
La tarde se iba hundiendo minuto a minuto, toro a toro, en el embudo del sopor, unido al del bochorno de una temperatura más propia del ferragosto. Y en esto apareció Rebeco, que salvó en parte el petardo ganadero, uno más de los ‘juanpedros’. Un animal bravo en el caballo, noble y codicioso, de excelente tranco en la muleta. Y Talavante le dio fiesta. Aunque no la que merecía tan excelso colaborador, que era de Puerta Grande. Eso sí, es más que probable que en los mejores tiempos del extremeño, de un lustro para atrás, cuando se convirtió en la máxima figura, le habría cortado las dos. Mas el caso es que salvó una tarde en la que un Morante fuera de sitio volvió a fracasar (y van…) y Aguado toreó muy bien con el capote.
| Alejandro Chicharro da la vuelta al ruedo tras su faena al tercero de la tarde. (Foto: Plaza1) |
No siempre las comparaciones son odiosas. Cual puede acontecer con la terna de la última novillada del abono isidril. Pues si uno de los coletudos, Alejandro Chicharro, con dos magníficas faenas de toreo clásico preñado de sentimiento, destacó sobremanera, por sus méritos propios, aún mayor puede valorarse si se compara con sus desangelados compañeros, Lalo de María y Pepe Luis Cirugeda. Máxime cuando todos tuvieron enfrente unos bureles de Guadaira con los dos remiendos de Torrehandilla, casi tan desangelados por sosos, blandos y de escaso juego, aunque no les plantearon ningún problema.
N una vuelta al ruedo para Ventura, Cayetano y Ginés Marín
| Pase en redondo de Ginés Marín al toro que cerró la aburrida tarde. (Foto: Plaza1) |
Lo que mal empieza casi siempre transcurre y acaba mal. Cual aconteció en una soporífera tarde con escasísimos condimentos taurinos que echarnos al gaznate. este domingo Sí, porque el cartel que montó la empresa no sólo era raro, quia. Era absurdo. Primero, porque la figura indiscutible del rejoneo, Diego Ventura, tiene que competir con sus colegas, como el próximo sábado. Y segundo, porque ya me explicarán ustedes qué simulacro de mano a mano puede haber entre dos coletudos tan distintos como Cayetano y Ginés Marín, además sin rivalidad alguna. Para ‘redondear’ el fiasco, el juego de los bureles tampoco ofreció muchas opciones en un espectáculo que, ¡horror!, se alargó hasta las dos horas y media. Ni el caballero ni los de a pie fueron capaces de dar una vuelta al ruedo. Pues, eso. Y no olé.
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