Obras son amores y no buenas razones. Ya lo afirma el aserto popular. Aunque algunos 'populares' no lo cumplan. Al menos en lo que respecta a ciertos privilegios de la que Podemos llama casta. Sobre todo los que gozan los parlamentarios. Puede parecer baladí de cara al coste dinerario, pero tiene un importante valor simbólico: la renuncia de casi todos los miembros de la Mesa del Congreso a sus coches oficiales. Sí, casi todos.
Porque no lo han hecho los tres representnates del Partido Popular, la vicepresidenta primera, Celia Villalobos, que hereda el cargo de la legislatura anterior, y las diputadas Rosa Romero y Alicia Sánchez Camacho. La decisiòn estaba tomada previamente por Podemos y Ciudadanos, con dos miembros en la Mesa, y ya se ha oficialiado por escrito, algo que en cierto modo obligó a hacer lo mismo a los dos representantes socialistas, lo que jamás habían llevado a cabo en anteriores legislaturas.
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