El mes de julio nos brinda la oportunidad de disfrutar de las alegres fiestas de la ciudad aragonesa de Teruel en honor a su patrono el Santo Ángel Custodio, que se conoce más popularmente como las Fiestas de la Vaquilla o del Torico. El Ayuntamiento organiza un amplio y variado abanico de eventos culturales -conciertos, teatro, danza, concursos deportivos y exposiciones-, pero no sería fiesta sin el ruido, el jolgorio y las charangas y bandas de las peñas marchando por las calles de esta histórica ciudad. Según la alcaldesa Emma Buj, que vive las fiestas a pie de calle con sus vecinos: “Es un programa con muchas actividades para pasárselo bien y que están pensadas para que disfruten las personas de todas las edades porque en la vida además de trabajar también hay que disfrutar".
No está muy claro el origen de estas fiestas que se organizan el segundo domingo de julio. Según la leyenda, durante la época de la Reconquista el rey Alfonso II estaba buscando un lugar para asentarse. Se escapó un toro de la manada que paró justo debajo de una estrella y fue allí donde se fundó la ciudad de Teruel. Como en casi todos los pueblos españoles, en la época medieval la gente se divertía jugando con el toro bravo oriundo de la región mediterránea, citando o corriendo delante de ellos, y eventualmente esta tradición tomó tanto arraigo que nació de ella los festejos taurinos que disfrutamos hoy en día en las plazas de toros.
Si en Pamplona, se organizan encierros y corren los toros por las calles -como lo hacen en muchas otras localidades a lo largo y ancho de nuestra “piel de toro”-, en Teruel su costumbre es mantenerlos atados a una soga que se afloja lo suficiente para asustar a la gente pero que se recoge para que no corra ningún serio peligro. Esta tradición fue declarada de Interés Turístico de Aragón en 2016 y con todo merecimiento aspira ahora a conseguir el reconocimiento de Interés Nacional, debido a los grandes esfuerzos del Ayuntamiento y también por la masiva participación de los turolenses. De hecho, casi se triplica su población de 30.000 a 100.000 durante los tres días de las fiestas dedicados al Ángel Custodio, atrayendo gente de toda la comarca y todo el país.
Como las fiestas españolas suelen asociarse con alguna conmemoración religiosa como es el día del Santo Ángel en Teruel, se comienzan los festejos con la Salve dedicada al Ángel Custodio en el Salón de Plenos del Ayuntamiento. Después, se celebra una curiosa subasta de los palcos de la plaza de toros para asistir a los espectáculos taurinos que comienza con la misma curiosa pregunta de siempre: “¿Se apuesta con pesetas o euros?” Y la sala responde en coro: “Pesetas”, hipotéticamente hablando, para seguir la tradición.
La tarde sigue con el toque del “Campanico” que se encuentra en el tejado del Ayuntamiento. La alcaldesa se asoma al balcón sobre la Plaza del Torico para anunciar el comienzo oficial de las fiestas y entregar el clásico pañuelo rojo al afortunado “vaquillero” escogido ese año de una de las 21 peñas para que se lo coloque alrededor del Torico, un pequeño toro que se encuentra encima de una columna de diez metros de altura. No es una tarea fácil ni segura y los compañeros de la peña forman un pequeño castellet para ayudar al “elegido” a trepar hasta la cima. Este año el honor correspondió a la peña Los Marinos, vestidos de marineros como implica su nombre.
Y así comienza el jolgorio con gran ambiente por las calles. Los turolenses, todos vestidos de blanco con pañuelos y fajas rojos- son muy hospitalarios y hacen que los forasteros se sientan como en casa. Las Fiestas de Teruel no son sólo dedicadas al Santo Custodio, sino también al toro bravo y se organiza un programa de notables corridas de toros con los mejores matadores y ganaderías del momento. Lo que hacen estas fiestas especialmente singulares son la tradición de los toros “ensogados”, que exhiben uno por uno, por la tarde del sábado en la bella plaza de toros del pueblo.
Luego, sueltan unas vaquillas para que todos los que se atreven puedan salir al ruedo y correr delante de ellos…¡y son muchos! Mientras los que están sentados tranquilamente en las gradas y en los palcos subastados por la mañana, merienden a lo lindo. Uno de los platos especiales es el popular “regañao”, un bollo lleno del rico jamón de la tierra, chorizo, sardinas y pimientos, entre otras delicias. La Fiesta de la Vaquilla sigue toda la noche del domingo con un breve descanso para comer las tradicionales “judías con morro” sobre las 2.30 de la madrugada que ayudan para coger fuerzas hasta la suelta del primero de los cuatro toros ensogados sobre las 5 de la mañana para los valientes corredores. Los toros no van sueltos como en Pamplona sino están amarrados con cuerdas -la Soga y la Baga-, para que los participantes se diviertan mucho sin correr peligro.
La fiesta termina el lunes con una gran traca y la retirada del pañuelo del Torico… hasta el año que viene. Las Fiestas del Torico en Teruel merecen la pena disfrutar, como la ciudad en sí en cualquier época del año. Tiene una preciosa arquitectura, palacetes, monumentos, callejuelas pintorescas, torres mudéjares y las famosas “Amantes de Teruel”, una leyenda de Romeo y Julieta a la española. Y no se puede olvidar destacar la riquísima gastronomía, los vinos locales y sobre todo la simpatía de los turolenses.