Vacío, insatisfacción, tristeza… Ese es el sencillo y explosivo cocktail para ingresar en un club que hoy está desgraciadamente de moda en la opulenta sociedad occidental, el de los grandes deprimidos, y eso es justamente lo que les sucede a los seis personajes de ‘Vania’, un montaje de Oriol Tarrasón quién, partiendo de Tío Vania, de Antón Chéjov (1860-1904), ha adaptado el texto, dirige el montaje y participa también como actor en él. Se ha venido representando en el madrileño Teatro Fernán Gómez entre los días 19 de Octubre y 12 de Noviembre.
Oriol Tarrasón y su compañía, Les Antonietes, presentaron ya a principios de la temporada 15/16 en este mismo teatro Stockmann, una excelente versión de Un enemigo del pueblo, de Ibsen, y ahora hacen otro tanto con el clásico de Chéjov y con muy parecido resultado.
El dramaturgo y autor de relatos ruso es una de las figuras más destacadas de la literatura de su época. Aunque no siempre bien comprendido en vida, hoy es uno de los autores más importantes y representados del teatro de finales del siglo XIX y principios del XX. En su dramaturgia, casi siempre es mucho más importante lo que no se dice, lo que sucede fuera de la escena que las ideas y los sentimientos expresados en ella. Sus obras son verdaderos estudios psicológicos del fracaso espiritual de unos personajes en una sociedad feudal que se desintegra. Puede verse tanto en Tío Vania (1899), como en Las tres hermanas (1901) y El jardín de los cerezos (1904). Para presentar estos temas, Chéjov desarrolla una nueva técnica dramática, que él llamó de “acción indirecta”. Para ello diseccionaba los detalles de la caracterización e interacción entre los personajes más que el argumento o la acción directa.
En ‘Vania’, la versión de Tarrasón, aparecen muy claros todos estos extremos del teatro de Chéjov, aunque alternados también por notas irónicas y de metateatralidad que el dramaturgo español inserta en su versión para acercarla más al público actual, por un lado, y, por otro, para aligerar esa sensación de tedio, de vacío y de aburrimiento que traspasa a los personajes de principio a fin de la obra.
Vania (estupendo Alejandro Cano) y Sonia, su sobrina (Teresa Hurtado de Ory), han trabajado durante años, casi servilmente, para mantener la finca. Ahora el profesor Serebriakov (José Gómez-Friha), que estuvo casado con una hermana de Vania, y su joven esposa Yelena (Alicia Rubio), han vuelto a la finca de visita y su sola presencia ha conseguido que todo se sumerja en el caos y que la desorganización impere durante toda la jornada: las comidas ya no se sirven a sus horas, el trabajo se deja de hacer, y las largas y frías noches se pasan sin dormir. En este caos de vida crecen tres amores que los consumen y que están destinados al fracaso. El clima es sofocante, inaguantable, y la convivencia se hace cada vez más difícil. Ni siquiera las visitas constantes del Médico (Oriol Tarrasón) contribuyen a despejar esa relación tóxica, sino todo lo contrario. Así las cosas, quizás la única salida para todos no pueda ser otra que bañarse en alcohol
Con Tío Vania, como hace unos días decíamos también de Bodas de sangre, la cartelera madrileña está de enhorabuena porque en muy breve espacio de tiempo el espectador va a poder ver tres versiones -tres sensibilidades teatrales, por tanto- y de forma casi simultánea. Además de la de Tarrasón en el Fernán Gómez, las de Veronese en el Valle-Inclán, y próximamente la de Rigola en los Teatros del Canal. Un verdadero festín para el teatro de fondo y de buen gusto, por incómodo que le pueda resultar al espectador el hecho de mirarse en su propio espejo. La vida y el teatro, una vez más, diluyen sus límites y confunden sus papeles.
‘Vania’
Autor: Antón Chéjov
Versión y Dirección: Oriol Tarrasón
Ayudante dirección: Fátima Campos
Intérpretes: Alejandro Cano, Teresa Hurtado de Ory, José Gómez-Friha, Alicia Rubio y Oriol Tarrasón
Escenografía, Vestuario y Atrezzo: Les Antonietes
Producción: Les Antonietes
Diseño gráfico: Assad Kassab
Teatro Fernán Gómez, Madrid