Protagonizada por Rafa Núñez y Zaira Montes, el joven periodista y actor Juan Vinuesa añade una línea más a su ya dilatado curriculum teatral, ahora como director y autor de ‘Tus otros hijos no te olvidan’. La propuesta escénica -que, hay que decirlo, aún no está totalmente cerrada-, se encuadra dentro de la V Muestra de Artes Escénicas Surge Madrid y ha podido verse estos días en el Teatro del Barrio.
Que en Vinuesa hay un autor de futuro, no hay ningún género de dudas. Quien ha sido cocinero antes que fraile tiene ya mucho ganado en este oficio que, como todos, es mejor comenzar por las cocinas antes de pasar al comedor. El acierto o el fracaso en la decisión es, muchas veces, cuestión de tiempos -un aspecto, este, que adquiere una importancia decisiva en el teatro-, y el autor jienense ha sabido esperar antes de lanzarse a levantar su primer montaje que, además de escribir y dirigir, también produce.
El punto de partida de ‘Tus otros hijos no te olvidan’ es ya sorprendente, y engancha ver en pleno cementerio (magnífica e imaginativa, como siempre, la escenografía de Alessio Meloni, que recuerda la visita del Tenorio ante la estatua del Comendador), a un hijo frente a la tumba de su padre echando allí una meadita, más de ajuste de cuentas para el finado, que para intentar llenar de vida las flores todavía frescas allí depositadas el día del entierro, hace ya algunas semanas. El hijo es Miguel, el menor de otros “25 hermanos, 25” (como rezan los carteles taurinos). Y no solo son esas más de dos docenas de competidores familiares en todos los órdenes (ropa, comidas, juguetes y, sobre todo, afecto, cariño, abrazos…), pero es que, el problema es mucho más hiriente si todos tus hermanos tienen nombres de héroes de la tragedia griega o de reyes antiguos, porque así, el de Miguel es más una losa de por vida que una suerte de vulgar tarjeta de identidad diferenciadora.
Así las cosas, Miguel va decidido a quedarse solo ante la tumba de su padre una vez que han finalizado las visitas rituales de hermanos, amigos y el resto de familiares vivos. En pocas fechas más el padre quedará definitivamente solo ya para siempre. Ahora, el hijo menor carga bajo el brazo una losa de mármol, que trae envuelta, en donde piensa poner el epitafio que merece su padre… “¡como ese que he visto a la entrada!, que pone ‘os dije que estaba enfermo’, que tú lo lees y ya te imaginas el buen humor de ese señor…”. Y es que la pieza de Vinuesa puede encuadrarse dentro del género de la comedia negra, esa en la que no falta el humor, pero que dado el espacio y las circunstancias en donde se produce, tiene que ser ácido y lacerante. Lo es, desde luego: “… ¿alguien me preguntó si yo quería nacer? Te puedo asegurar que, si lo llego a saber, no nazco. Y no solo porque me hayas querido o no, sino porque he tenido que dar muchas explicaciones”.
Pero el humor viene envuelto también en cargas concentradas de profundidad, de emoción y de reproches porque Miguel no se ha sentido nunca querido por su padre (su madre falleció en el parto). Parece que todo su cariño se lo han llevado los hermanos. Para él ya no quedó nunca nada, ni siquiera las migajas. Y ahí está Rafa Núñez encarnando a Miguel, lanzando dardos durante una hora contra su padre ahora que nunca podrá rebatirle, ni explicarle, ni siquiera pedirle perdón. Su excelente interpretación es contenida y tiene también un punto de surrealista. Allí, en medio del camposanto, aparecen personajes femeninos -muy bien, asimismo, Zaira Montes, que multiplica papeles-, como esa graciosa encargada gallega del cementerio, su madre o su hija, que ayudan a Miguel a trasportarse al pasado, al presente, o al mundo de los deseos y los sueños frustrados.
Un montaje divertido, sobre todo en su primera mitad, que después deriva en una cierta nostalgia redentora que, en cierto modo, desdibuja la que parecía irrefrenable ansia de venganza del hijo frente al padre. No sé por qué, intuyo que de haber seguido por esa primera via, Vinuesa habría construido un montaje más redondo. Así, tal como está, no deja de ser interesante porque, además, el andaluz ha sabido rodearse de un estupendo equipo artístico: Area Martínez en la luz, Paloma de Alba en el vestuario y Mariano García en el espacio sonoro. Así, con un autor y director tan experimentado y entusiasta, y tan estupendamente rodeado, es imposible no acertar. Lo demás, obviamente, es cuestión de gustos. Y quizás el mismo autor podría decir a quien esto escribe lo mismo que yo he dicho muchas veces a otros críticos de mis publicaciones: “ese no es mi libro; el que propones, debieras hacerlo tú”, así es que tendremos que ponernos manos a la obra…
‘Tus otros hijos no te olvidan’
Texto y dirección: Juan Vinuesa
Asistente a la dirección artística: Pepa Gracia
Intérpretes: Zaira Montes y Rafa Núñez
Diseño de escenografía: Alessio Meloni
Diseño de iluminación: Area Martínez
Diseño de vestuario: Paloma de Alba
Espacio sonoro: Mariano García
Fotografía: Javier Mantrana del Valle
Diseño gráfico: José Fernández Valencia
Producción ejecutiva: Edu Díaz
Producción: Albury Producciones
Colaboran: Laboratorio William Layton, Pueblos en Arte y La Ventana Recursos Artísticos
Comunicación: Lemon Press
Teatro del Barrio, Madrid
Hasta el 3 de junio de 2018