Jesús Torres, dramaturgo, director de escena y actor, es el muñidor de una estupenda propuesta teatral que estos días puede volver a verse en el Teatro Quique San Francisco tras haber pasado hace ya unos meses por el Fernán Gómez. Su título es ‘Puños de harina’ y de su indudable calidad hablan dos hechos, el haber sido Finalista en los Premios MAX 2021, y el haber sido reconocida con el Premio Teatro Autor Exprés 2019 de la Fundación SGAE, que ha editado y publicado el texto.
Hay que darse un poquito de prisa porque el día 21 es su última representación y, de verdad, el montaje merece la pena desde todos los puntos de vista: un texto interesante, una puesta en escena atractiva y moderna, una interpretación envolvente. Y todo para contar una doble historia que salta entre la Alemania nazi y la España de los años 80 hasta principios del siglo XXI.
En la primera se narra la biografía de Johann Wilhelm Trollmann (1907-1944), un joven boxeador de origen gitano conocido con el sobrenombre de Rukeli (en la lengua del sindi, gitanos centroeuropeos, ‘árbol fuerte’), un gran boxeador de la categoría de semipesados cuya carrera truncó Hitler al impedirle participar en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam y que, finalmente, acabó internado en varios campos de concentración por su condición de gitano. En la segunda historia, que corre paralelamente a la primera, Saúl es también gitano, hijo y nieto de feriantes e inserto en una familia profundamente cristiano evangélica. Su condición de homosexual es doblemente marginal precisamente por ambas circunstancias. Su padre, Saúl, el Toro, fue boxeador y hoy sigue siendo campeón del machismo más recalcitrante (“maricón de mierda”, llama a su hijo constantemente), su abuela echa las cartas en las ferias y su madre sufre la violencia y las palizas constantes del marido…
El boxeo como trasfondo de las dos historias se contempla aquí como una verdadera filosofía de vida, un camino para saber resistir, para concentrarse en el aquí y el ahora aislándose de cualquier interferencia externa al mero hecho de combatir contra un compañero más que contra un enemigo. Jesús Torres encarna con fuerza y verdad esos dos personajes que él mismo ha creado y levantado sobre el escenario. Un escenario que -no podía ser de otro modo-, asemeja un ring construido sobre una estructura cúbica cubierta con fino y trasparente material que ha diseñado Mario Pinilla, autor también del vestuario del personaje. Sobre esa estructura se proyectan las cuidadas imágenes escogidas por Elvira Zurita que contextualizan el relato. La milimétrica iluminación es obra de Jesús Díaz Cortés, materializada por Nuria Henríquez; Alberto Granados Reguilón ha compuesto la inspirada música y construido el espacio sonoro, y Mercé Grané ha dibujado la coreografía de la propuesta.
Las dos historias que se cuentan son lo suficientemente intensas y consistentes como para haber podido dedicar un montaje a cada una de ellas por separado, pero, claro está, eso es cuestión de Jesús Torres que ha preferido juntarlas en una sola para que así el espectador pueda establecer paralelismos entre una y otra época, uno y otro personaje. Muy interesante y más aún para los interesados en reflexionar sobre la masculinidad, la identidad sexual y el concepto de “hombre de verdad”.
‘Puños de harina’
Texto, dirección e interpretación: Jesús Torres
Voces en off: Eva Rodríguez, Antonio M.M. y David Sánchez Calvo
Diseño de iluminación: Jesús Díaz Cortés
Técnico de iluminación: Nuria Henríquez
Videoescena: Elvira Zurita
Escenografía y vestuario: Mario Pinilla
Espacio sonoro y música: Alberto Granados Reguilón
Coreografía: Mercé Grané
Entrenamiento personal: Diana Caro
Entrenador de boxeo: Nelson Dotel
Fotografía: Moisés F. Acosta
Jefa de prensa: Raquel Berini
Produce: El Aedo Teatro
Teatro Quique San Francisco, Madrid
Hasta el 21 de noviembre de 2021