¿Qué diría usted de alguien que decide acudir a un musical de la Gran Vía (para entendernos), muchos de ellos con libretos infantilizados y pagando más de 70€ al tiempo que desdeña otro de auténtica excelencia, de profundas raíces españolas, y a un precio cuatro veces menor? ¡Pues eso mismo pienso yo! Cada fin de semana hasta finales de enero pueden verse ‘Mujeres catedrales’ en Teatro Tribueñe, ese templo del buen gusto a donde uno puede acudir a ver lo que sea. Sin saber incluso a lo que va, porque cada pieza que sube al escenario de ese templo laico de la Cultura -con mayúsculas-, es siempre una obra de referencia para cualquier amante del teatro (de Lorca a Valle-Inclán, de Pinter a Viripaev, o de Kouberskaya a Pérez de la Pica).
Pero hoy estamos aquí para hablar del último espectáculo de Hugo Pérez de la Pica (Muladar,Por los ojos de Raquel Meller,Anatomía de la zarzuela, Tus muertos que son los míos,La tapa del cofre,Canela,Alarde de tonadilla o Argentinita…), también autor y director de ‘Mujeres catedrales’, una auténtica maravilla en dónde se conjunta con maestría insuperable música, poesía, danza, canto, vestuario, escenografía, luz, atrezo… Es un musical total, un modelo de excelencia en este género al que debieran acudir, para empezar, los programadores y directores del resto de musicales que hoy pueblan los escenarios madrileños, y, al mismo tiempo, los espectadores que apuestan por aquellos sin conocer aún los de Tribueñe.
Si ustedes, espectadores periódicos de teatro, dan el paso de acudir a ésta sala un día de estos, van a sucederle dos cosas: una, que ya no van a perderse ninguno firmado por Pérez de la Pica; y dos, se van a pensar muy mucho si volver o no a los musicales clásicos británicos y norteamericanos, claramente perjudicados si se recurre a las odiosas, aunque en este caso necesarias comparaciones.
‘Mujeres catedrales’ es simplemente un espectáculo diez. Ni sobra ni falta nada. Al despliegue musical, dancístico y poético se acompaña otro de plástica escénica insuperable. Un espectáculo que deja huella, memoria y orgullo de saberse hijo de tantas y tantas generaciones de españolas ‘Mujeres catedrales’.
Pérez de la Pica presenta el espectáculo hablando de “El páramo, la mujer, la sacerdotisa, la catedral, en ese orden de ascensión o de descenso”. Pero también en la pieza hay mucho de sueños, de amor, de esperanza, de dignidad, de enfrentarse al destino, de pies en la tierra, de luz, de corazón, de brillo, de búsqueda de un norte, de religiosidad, de entrega, de eternidad, de mucho arte, fuerza, fe, poesía, rito, amistad, música, color, virtud, paz, valentía, delicadeza, diálogo, respeto, estrella y futuro. Sí, de todo esto hay en la mujer española, y hay también en ‘Mujeres catedrales’.
Más de dos horas de música compuesta por Albertina Domínguez y muchos otros grandes compositores españoles que recoge con su piano y la maestría de siempre Tatiana Studyonova, y que después despliegan con su cuerpo y con su voz siete magníficas artistas más: Candelaria de la Serena (un ángel caído del cielo para cantar), Rocío Osuna y Carmen Rodríguez de la Pica (dos actrices que atesoran la facultad de llevar la poesía y la palabra directas al corazón), y Raquel Valencia, María Nadal, Virginia Guiñales y Lucinda Usaola (bailarinas hasta el tuétano que dibujan sobre el escenario continuas figuras etéreas, prodigiosas, gráciles, imposibles…).
Y todo eso sucede en un paisaje configurado por varios telones pintados a mano de los años 40 y un gran telón de fondo pintado por Kira Oriola, Ángela Gómez, Matilde Juárez y el propio Hugo Pérez de la Pica, diseñador también del primoroso y apabullante vestuario que lucen las artistas (en total, más de 50 modelos), en todo un torbellino de tejidos, colores, complementos (pendientes, collares, pulseras, zapatos…), que son una verdadera borrachera plástica para los sentidos.
En este bellísimo y ecléctico espectáculo de lírica española cabe de todo: desde las Coplas de don Procopio en sus andanzas por el libidinoso París, hasta las canciones estudiantiles dedicadas a ese arco de Cuchilleros al que no le tose nadie; desde la Andalucía profunda de vírgenes antiguas como La Macarena, o de barrios como el de Triana, hasta las jotas navarras llenas de ritmo, fuerza y poderío. Y tras ellas la dulce, sensible y educada voz de Candelaria de la Serena, verdadera heredera de algunas de las más grandes de la copla española como Imperio Argentina, Concha Piquer o Juanita Reina cuyos espíritus andan ssueltos también a lo largo de todo el espectáculo.
La permanencia en los montajes de Pérez de la Pica de figuras como Rocío Osuna, Carmen Rodríguez de la Pica o Raquel Valencia les dan una consistencia y un empaque decisivos para que el resultado final nunca defraude al espectador, sino todo lo contrario; y la inclusión como bailarinas de María Nadal, Virginia Guiñales y Lucinda Usaola le imprimen también una frescura y una gracia inigualables.
Bailando, recitando, cantando las siete artistas, siempre mecidas por las manos al piano de Tatiana Studyonova, transportan al espectador a un paraíso repleto de voces y palabras que seducen, de miradas que enajenan y acarician desde un tiempo y un lugar que nos ha traído hasta aquí y al que Pérez de la Pica se niega en redondo a renunciar. Magnífica, radiante propuesta que, ya que ningún programador se atreve, por ahora, a llevar a la Gran Vía, serán los espectadores quienes acudirán al número 31 de la calle Sancho Dávila, sede de Tribueñe, el templo laico del teatro español y universal desde hace ya varios lustros.
‘Mujeres catedrales’
Autoría y dirección: Hugo Pérez de la Pica Voz: Candelaria de la Serena Actrices: Rocío Osuna, Carmen Rodríguez de la Pica Bailarinas: Raquel Valencia, María Nadal, Virginia Guiñales, Lucinda Usaola Piano y arreglos musicales: Tatiana Studyonova Música: Albertina Dominguez y grandes compositores españoles Vestuario y escenografía: Hugo Pérez de la Pica Técnicos de iluminación y sonido: Miguel Pérez-Muñoz y Nicolás Orduna Teatro Tribueñe, Madrid Hasta el 26 de enero de 2025
Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)