El título, aunque sorprendente, suena ya porque, en contra de lo que suele suceder, ‘Llueven vacas’ fue antes película (Fran Arráez, 2017), que montaje teatral. No he visto la película, así es que me limito a hablar de esta última propuesta, la teatral que ha podido verse en la Sala Cuarta Pared dentro del Festival Surge Madrid 2018.
El tema está claro desde el minuto uno, y la razón del título también. Durante más de una hora, el espectador asiste a una sucesión de escenas que plasman las mil y una formas caprichosas, contundentes, implacables, del dominio y la humillación que sufre una mujer a manos de su marido en el seno de la intimidad familiar. Si él, Fernando, dice que ‘Llueven vacas’, ella, Margarita, se lo cree, y si alberga la más mínima duda, él se ofende y pasa a la “acción”, así es que la mujer admite, calla, asume y sufre, claro, aunque sin saber ya muy bien por qué. Hasta tal punto llega su despersonalización, su anulación como mujer, como ser humano.
Carlos Be es el autor y director del contundente montaje, que no da tregua al espectador ni un solo momento para despertar en él imágenes -seguramente muy cercanas en su propio entorno, o en el de los más allegados-, para descubrir gestos, miradas, actitudes o acciones que podrían asimilarse a cuanto aparece en escena. Solo tres estupendos actores, Joan Bentallé (Fernando), Lidia Navarro (Margarita) y Carmen Mayordomo (Coral,l a “amiga” que Fernando trae a casa para quedarse), son suficientes para plantear la historia y sobrecoger con ella a todo el público. Un público que, después de cada una de las tres funciones que se presentan en Surge, comenta con director y actores las impresiones que han calado en su ánimo tras la representación.
Al fondo de la escena una serie de ganchos sobre los que Fernando va colgando algunos objetos (sillas, teléfono…). Otras dos sillas y una mesa están en medio del escenario. Es la sala de estar de la casa de la pareja, testigo mudo de las vejaciones y abusos continuos del hombre sobre la mujer. ¿Es su peculiar forma de amarla? No. Eso no es amor. Eso es dominación, abuso, poder, opresión, anulación de la mujer, que es vista por el hombre como una esclava sumisa y sin derechos. Su vida, incluso, depende de la voluntad del macho.
Cuanto se ve en escena sacude, duele, lacera el alma de cualquiera. Posiblemente haya quien, de pronto, se vea personalmente reflejado y eso ya es bastante para que le salte esa alarma que debiera haber sonado ya hace mucho. Pero, ya se sabe, el afectado suele ser siempre el último en caer en la cuenta de que cuanto le sucede está fuera de la normalidad, de que eso es sencillamente intolerable y que debe denunciar. A veces, esa denuncia llega tarde, muy tarde, y entonces la sociedad contabiliza una víctima más que añadir a la lúgubre estadística de mujeres muertas por violencia de género.
Joan Bentallé asume el papel del maltratador con una convicción absoluta; Lidia Navarro, siempre sumisa, patológicamente complaciente y ciega de amor, admite como normales las continuas ocurrencias de su marido, a las que no deja de darles crédito y, por último, Carmen Mayordomo, prostituta, que se adentra en el seno de la familia como una amiga de Fernando que este ha conocido en la ciudad, y que acaba también por remplazar la figura de la mujer sometida frente al macho dominador, después de ser cómplice con él para pasar a segundo término a su mujer. Lo que no sospecha Copral es que muy pronto pasará también a asumir el rol de Margarita.
Carlos Be ha sabido mirar más allá de los muros de las casas en donde habita un mal endémico que es la violencia oscura, contundente e inadmisible. Su denuncia es tan clara como necesaria.
‘Llueven vacas’
Autoría y dirección: Carlos Be
Intérpretes: Joan Bentallé, Carmen Mayordomo y Lidia Navarro
Diseño de iluminación: Jesús Antón
Espacio sonoro: Alejandro Remeseiro
Ayudante de dirección: Romeo Urbano
Diseño gráfico: Juanjo García y Jan Pisarik
Producción: Crismar López
Sala Cuarta Pared, Madrid
17, 18 y 19 de mayo de 2018