En el recién inaugurado tercer espacio del Teatro Español dedicado a la representación teatral, el Salón de los Balcones-Andrea D'Odorico, acaba de estrenarse una adaptación de ‘La lámpara maravillosa’, la críptica guía de iniciación para los artistas de don Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936), dirigida por María Heredia y con un elenco formado por Blanca León, Javier Bermejo, Raquel Varela y Rodrigo Casillas, que permanecerá en cartel hasta el próximo día 17 de noviembre.
La lámpara maravillosa (1916), subtitulada Ejercicios espirituales, está atravesada por un lenguaje hermético, que obliga al lector a internarse en él de forma detenida y sin las prisas a que hoy nos obligan las redes sociales y el bombardeo constante de noticias, alertas y múltiples llamadas de atención para desviar nuestro interés a todo tipo de reclamos y ofertas (literarias, estéticas, comerciales…). El loable empeño de la directora del montaje en hacer frente a esa tendencia e introducir al espectador en esas ideas originales de Valle acerca del misticismo, el esoterismo y la creación, no sé muy bien cómo será recibida por el espectador, pero así, de principio, es una pieza exigente que reclama toda su atención.
Estos Ejercicios espirituales comienzan y terminan del mismo modo, es decir, con el doble aviso en off de la sala de que “faltan tres minutos para comenzar la función”, y trascurridos los mismos, con la clásica bienvenida al teatro, el recuerdo de que no se pueden hacer fotos ni vídeos, etc. Pues bien, cuando aparentemente está terminada la representación porque los cuatro intérpretes abandonan el escenario, la confusión y la perplejidad se adueñan del público hasta el punto de que permanece atónito, confundido y sin que nadie se atreva a arrancarse a aplaudir durante varios minutos.
Está clara la decisión de Heredia de comenzar y concluir del mismo modo porque entre el prólogo, Gnosis, y el epílogo, Valle traslada al lector un conocimiento secreto reservado a unos pocos: los poetas (y los iniciados), capaces de llegar a intuir la armonía oculta que rige el universo, una planificada organización circular. En él todo inicio acaba por desembocar siempre en el mismo punto de partida tras un periplo de introspección y conocimiento.
Estupendos los cuatro actores (Blanca, Raquel, Javier y Rodrigo), en el inmenso trabajo de teatro físico planteado por Heredia e imaginativos números de magia (la arena que se escapa del reloj, la inmensa cinta blanca que se extrae el cuerpo de una de las actrices (Blanca León), hasta quedar totalmente desnuda, los sombreros iluminados que se ponen sobre sus cabezas separándolos de las lámparas que cuelgan del techo, o el baile de los cuatro actores dejándose llevar frenéticamente por un mambo, constituye buena prueba de ello. Son decisivos en ese planteamiento la hermosa coreografía de Julia Cano y la asesoría mágica de David Hípola, además de la tenue iluminación de Javier Ruiz de Alegría y el cuidado espacio Sonoro de Irene Maquieira.
Hablar, en fin, de todo esto durante unos 60 minutos de representación y sin apenas palabras (las hay, pero sin hilazón, sin discurso articulado y suficiente de pensamientos, y, en general, aludiendo a la estética…), hacen muy difícil que el espectador se vea tocado, estremecido o simplemente atraído por el pensamiento neoplatónico, gnóstico, cabalista, hermético y mágico del Valle-Inclán de ‘La lámpara maravillosa’. O, quizás y, por el contrario, también esto puede ser la demostración empírica de que quien esto escribe está muy lejos de la condición de artista.
‘La lámpara maravillosa’
Autor: Ramón del Valle-Inclán
Versión y Dirección: María Heredia
Reparto: Blanca León, Javier Bermejo, Raquel Varela y Rodrigo Casillas
Iluminación: Javier Ruiz de Alegría
Espacio Sonoro: Irene Maquieira
Coreografía: Julia Cano
Audiovisuales: David Miguel Blanco
Asesoría mágica: David Hípola
Ayudante de dirección: Mar P. Soler
Una producción de Giradas Producciones
Teatro Español, Madrid
Hasta el 17 de noviembre de 2024