¡Lástima que un montaje como este sólo pueda quedarse en el escenario del Teatro de la Abadía hasta el próximo domingo! Estoy seguro de que podría representarse durante meses y meses llenando a diario. Hablo de ‘Historia de un jabalí o algo de Ricardo’, del joven dramaturgo, actor y director uruguayo Gabriel Calderón (1982), protagonizado por Joan Carreras, espléndido actor catalán que da una auténtica y deliciosa lección de interpretación durante los 70 minutos de duración de una propuesta en forma de monólogo que él mismo se encarga de destrozar -en el mejor sentido de la palabra-, insuflando vida, emoción, ironía, interés extremo, humor de todos los colores, reflexión y vida a un montón de personajes de todo sexo y condición, empezando por Ricardo III y siguiendo por la propia figura del actor que lo interpreta.
La ambición desmedida, la maldad, la envidia, la soberbia, el desprecio, las ansias de poder, los más bajos instintos, los peores augurios y el resentimiento más perverso unen, poquito a poco, al regio personaje de Shakespeare y al propio actor que está construyendo la fórmula de poder acercársele. Al final, ambos comparten todas esas bajas pasiones humanas, las exponen ante el espectador sin mala conciencia ni tapujos, las ejercen y, de paso, hacen una autocrítica feroz del teatro y de quienes lo hacen posible: actores, directores, autores, equipos artísticos y técnicos y, por supuesto, los espectadores (“¡Lean…, Lean más!”).
La fábula -metateatral y de autoficción al mismo tiempo-, que se propone en el montaje parte de la figura de Ricardo III, el icónico personaje de Shakespeare sobre la figura del malvado rey inglés, a través de un actor que lleva toda la vida haciendo papeles secundarios y que, de pronto, ve en este personaje su gran oportunidad profesional. Y si uno, para mantenerse en el poder, necesita matar, engañar y seducir, el otro –el actor-, no se va a parar tampoco en un quítame a allá esas pajas, para conquistar la gloria. Y si hay que derribar al director, a los compañeros de reparto, si hay que prenderle fuego a la compañía, se hace.
Fascinante la lección de interpretación de Joan Carreras desdoblándose constantemente y sin solución de continuidad en la figura de Ricardo III, el director, Enrique -otro joven actor de la compañía-, la inocente productora, Lady Ana o en la reina Margarita, el propio Joan Carreras … y muchos otros personajes más. Y todo con un pequeño toque de vestuario, un movimiento corporal, un gesto, una mueca imposible, un cambio de registro de voz, de tono, de intencionalidad en la dicción. ¡Una verdadera maravilla!
Verso y prosa, monólogos y confidencias, pensamientos y críticas y autocríticas implacables con todo lo que se mueve dentro y fuera del teatro se suceden en la propuesta a ritmo de vértigo y de una forma sinuosa y embaucadora que envuelven al público de forma inapelable y de principio a fin del montaje.
Texto perfecto, inteligente y delicadamente construido y dirigido por el propio Gabriel Calderón, que ha enmarcado con sencillez y eficacia una espléndida escenografía de Laura Clos (Closca): varios escalones que culminan al fondo con unas tramoyas, permanentemente transitadas por el actor y los personajes a los que representa; minuciosa y poética a la vez la iluminación de Ganecha Gil; minimalista e inspirado vestuario el de Sergi Corbera, y, en fin, bello y afinado espacio sonoro que firma Ramón Ciércoles.
El apodo con el que era conocido el rey Ricardo III, ‘Jabalí’, animal que además era el emblema de su escudo personal, trenza una historia que embelesa, fascina, emociona y divierte al mismo tiempo. Un ejemplo magnífico de lo que es el mejor teatro y que echa por tierra, de una vez por todas, la idea de que un monólogo es sólo una forma barata y sin imaginación de presentar una historia sobre el escenario. Me quito el sombrero ante la hermosísima propuesta de Gabriel Calderón tan magistralmente materializada por Joan Carreras y con la ayuda de un inspiradísimo equipo artístico.
Seguro que en su periplo por los escenarios van a encontrar más de un “espectador inteligente” en su frenética búsqueda. Absolutamente imprescindible.
‘Historia de un jabalí o algo de Ricardo’
Texto y dirección: Gabriel Calderón
Traducción: Joan Sellent
Reparto: Joan Carreras
Escenografía: Laura Clos (Closca)
Espacio sonoro: Ramón Ciércoles
Vestuario: Sergi Corbera
Ayudante de vestuario y caracterización: Núria Llunell
Iluminación: Ganecha Gil
Fotografía: Felipe Mena
Ayudante de dirección: Olivia Basora
Construcción de escenografía: Taller Jorba Miró
Ayudante de escenografía en prácticas: Marta Calderón Gómez
Jefe técnico: Pere Capell
Dirección de producción: Josep Domenech
Jefa de producción: Clàudia Flores
Producción ejecutiva: Luz Ferrero
Distribución y comunicación: Bitò
Agradecimientos: Emili Agustí
Una producción de Temporada Alta 2020 y Grec 2020. Festival de Barcelona
Teatro de La Abadía, Madrid
Hasta el 25 de abril de 2021