Basada en la novela de Franz Kafka (1883-1924), Ernesto Caballero adapta y dirige en el Teatro María Guerrero ‘El proceso’, uno de los textos literarios más influyentes del siglo XX, que traza un desolador paisaje social en el que el ciudadano no es nada frente al enorme engranaje de la administración, la burocracia y la justicia, que se retroalimenta permanentemente a sí misma únicamente para seguir asegurando ad infinitum su propia existencia. Una circunstancia, por cierto, que nos suena demasiado a los ciudadanos de hoy, que asistimos estupefactos al rosario de acciones, silencios, gritos e inacciones legislativas que están muy lejos de las preocupaciones cotidianas del común de los mortales. Por definición, el ciudadano occidental es sospechoso, tanto por lo que hace como por lo que no hace; por lo que piensa y por lo que no acepta.
Con un inmenso, magnífico Carlos Hipólito en el papel de Josef K., el gerente bancario que un buen día despierta en medio de una pesadilla cada vez más incomprensible, insólita, sin sentido y claustrofóbica, que permanece en escena durante la algo más de hora y media de duración del montaje, el espectador siente como una sensación creciente de malestar se adueña de él, transmitida por el personaje protagonista de ‘El proceso’.
Y, junto a Hipólito, un excelente elenco, que puebla la escena de otros muchos personajes que rodean al gerente bancario, no para auxiliarle sino para acrecentar su sensación de desamparo y soledad: Felipe Ansola (Estudiante, Azotador, Fabricante), Olivia Baglivi (Señora Bürstner, Leni, Niña Titorelli 1), Jorge Basanta (Willem, Huld), Alberto Jiménez (Franz, El pintor Titorelli, El capellán de la prisión), Paco Ochoa (Juez instructor, Hombre alto, El tío Albert, Block), Ainhoa Santamaría (Señora Grubach, Mujer del juzgado, Niña Titorelli 2) y Juan Carlos Talavera (Inspector, Ujier, Jefe de departamento).
El ambiente siniestro, oscuro, amenazador, lo marca desde el principio la inspirada música de José María Sánchez-Verdú, que preanuncia ya el calvario que, desde el primer instante va a vivir Josef K. “…Sin haber hecho nada, una mañana fui detenido. La cocinera, la Señora Grubach, mi casera, que me traía todos los días el desayuno a eso de las ocho, no había aparecido… Esperé un rato más, y luego después, un hombre al que no había visto nunca se adentró en mi habitación. ¿Quién es usted...?”. Junto a ese primer hombre, aparece otro. Ambos van a informar a Josef K. de que se le acaba de abrir un procedimiento judicial cuya causa desconocen. Le comunican que debe presentarse de inmediato en los juzgados para aclarar su situación. A partir de ese momento, la vida de K. se va a ver atrapada en un absurdo, amenazante, asfixiante, interminable proceso que irá minando la voluntad y la fuerza del acusado. Y el espectador, que asiste con la misma impotencia que el protagonista a su proceso, no acaba de saber muy bien si forma parte del sistema que lo acusa, o puede llegar a ser el próximo acusado…
La excelente escenografía de Mónica Boromello marca unas mamparas móviles y transparentes y conecta permanentemente el escenario con el patio de butacas; la iluminación y el vestuario, soberbios también los dos, son de Paco Ariza y Anna Tusell, respectivamente.
Ni siquiera la libertad condicional que el acusado Josef K. logra en un momento determinado de su proceso, al margen del letrado Huld o el pintor Titorelli le va a servir para escapar del sistema. Un sistema que no solo desconoce la verdad, sino que utiliza la mentira como arma política cotidiana contra el ciudadano porque los principios morales ya han desaparecido. Un sistema que, como ya se anuncia desde el principio, acabará con la vida del acusado de forma obscena, ilegal, cobarde, miserable… Será a las afueras de la ciudad y a manos de dos guardias, esbirros kamikazes del sistema, que lo acuchillarán sin misericordia alguna. ¿Seré yo el siguiente?, puede llegar a preguntarse el bondadoso, paciente y pacífico espectador…
La propuesta de Ernesto Caballero es soberbia, irreprochable. Una auténtica lección de teatro, que remueve, que inquieta, que denuncia y que pone al espectador frente a su propia realidad. ¡No te la pierdas!
‘El proceso’
Basada en la novela de Franz Kafka
Versión y dirección: Ernesto Caballero
Reparto: Felipe Ansola, Olivia Baglivi, Jorge Basanta, Alberto Jiménez, Paco Ochoa, Ainhoa Santamaría y Juan Carlos Talavera
Escenografía: Monica Boromello
Iluminación: Paco Ariza
Vestuario: Anna Tusell
Música original: José María Sánchez-Verdú
Espacio sonoro: Miguel Agramonte
Caracterización: Sara Álvarez
Movimiento: José Luis Sendarrubias
Ayudante de dirección: Pablo Quijano
Ayudante de escenografía: Mauro Coll
Ayudante de vestuario: Eleni Chaidemenaki
Ayudante de iluminación: Daniel Checa
Fotografía: Luz Soria
Vídeo: Bárbara Sánchez Palomero
Coproducción: Centro Dramático Nacional y Lantia Escénica
Teatro María Guerrero, Madrid
Hasta el 2 de abril de 2023