La dramaturga norteamericana Susan Glaspell ocupa durante estos días dos de las tres salas del Teatro Español de Madrid. En la Margarita Xirgu todavía puede verse una estupenda versión de Bernice dirigida por Paula Paz, y ahora en el Salón de Balcones-Andrea D’Odorico es Josete Corral quien dirige ‘Deseos reprimidos’ (1915), una inteligente y divertidísima comedia de la dramaturga de principios del siglo pasado.
Al drama intenso, íntimo y delicado de Bernice, Glaspell contrapone ahora una ácida y desternillante comedia sobre la irrupción en la sociedad norteamericana de entreguerras (sobre todo en ámbitos universitarios e intelectuales de vanguardia), de las teorías del neurólogo austriaco Sigmund Freud que ponían al psicoanálisis como una especie de quijotesco bálsamo de Fierabrás de los trastornos mentales, principalmente de las neurosis.
En escena la autora enfrenta a tres personajes: Henrietta, neoconversa de las novedosas teorías de Freud y Jung, interpretada con tanta gracia como vehemencia por Ana Ruth Resco; Mabel, hermana de Henrietta, una chica fresca, desinhibida y libre, habitada por Ede (excelente también su trabajo interpretativo), y por último Stephen, la pareja de Henrietta, arquitecto, hombre racional y absolutamente descreído de esas teorías freudianas que con tanto ímpetu y devoción han acampado en el corpus ideológico de su mujer. Estupendo y divertido Luis Heras en ese Stephen que, por mor de la interpretación de los sueños de Mabel, se acaba convirtiendo en el loco objeto de deseo de su cuñada. Y ese es, justamente, el momento en que Henrietta se transforma en la más furibunda detractora de las teorías de Freud.
La burla de Susan Glaspell lanza por los aires todo ese mundo de la teórica fragmentación de la estructura psíquica cuyo objetivo es la investigación de los significados inconscientes del comportamiento, así como los sueños y fantasías del individuo. Todo eso suena muy bien hasta que esas interpretaciones oníricas me afectan a mí, o a lo mío, claro.
Todo sucede en el salón de la casa de la pareja, clase media alta, un apartamento situado en pleno centro de Nueva York. En el estudio hay alfombras, un viejo tocadiscos, estanterías repletas de libros relacionados con el psicoanálisis y sobre arte, y un escritorio “repleto por un lado de libros de apariencia muy seria y, por otro, de planos de arquitectura, dibujos, escuadras, compases e, incluso, alguna maqueta”. Son los propios actores quienes, a través de cortas narraciones, avanzan en la paródica situación que acaban viviendo los tres personajes. Es Víctor Longás el diseñador de la limpia escenografía y la iluminación del espacio. Anna Bardopoulou y Beatriz López visten a los tres informalmente (pantalones, camisetas, calzado deportivo...).
La situación constituye una durísima sátira contra esos intelectuales que abrazan cualquier teoría, por contraria al sentido común que esta sea, y todo con tal de significarse y aparecer frente a los demás como alguien supermegaguay que puede mirar por encima del hombro al resto de los humildes mortales. Josete Corral ha adaptado el texto acercándolo a nuestros días y ha presentado un montaje sencillo, horizontal, más que asequible en su lenguaje, y mirando sobre todo al lucimiento de los tres actores que, además, están durante la hora aproximada de duración del mismo, casi al alcance de la mano de todo el público, situado en forma de U a su alrededor.
El resultado es una comedia divertida, una sátira despiadada contra el esnobismo y las teorías salvadoras que arrancará más de una sonrisa a todos los espectadores que decidan acercarse al Salón de Balcones del Español. Eso sí, antes del 10 de diciembre porque, de otra forma, habrán llegado tarde a la fiesta.
‘Deseos reprimidos’
Autora: Susan Glaspell
Versión y Dirección: Josete Corral
Reparto:
Henrietta: Ana Ruth Resco
Mabel: Ede
Stephen: Luis Heras
Escenografía e iluminación: Víctor Longás
Vestuario: Anna Bardopoulou y Beatriz López
Una producción de Vida Cantina
Teatro Español, Madrid
Del 28 de noviembre al 8 de diciembre de 2024