Artista, intelectual, rebelde, guerrillera, exiliada, esposa, madre, feminista, amiga y escritora: María Teresa León, una de las escritoras con mayor peso de la Generación del 27, probablemente habría brillado con mayor luz propia en su tiempo si no se hubiera unido sentimentalmente al poeta Rafael Alberti. El transcurrir de los años, sin embargo, la está situando cada vez más en el lugar que le corresponde en la historia de nuestra literatura.
Ahora, el Centro Dramático Nacional (CDN), inicia su temporada con ‘'Una gran emoción política', una propuesta escénica inspirada en la autobiografía de María Teresa León, 'Memoria de la melancolía’, que ha llevado a la escena La Phármaco, compañía dirigida por la bailarina Luz Arcas y el poeta Abraham Gragera, con el afán de materializar el sueño de la intelectual de acabar haciendo un mundo mejor. La propuesta se enmarca dentro del ciclo ‘En letra grande’, dedicado a rescatar de nuestro pasado más reciente algunas de las figuras que "enriquecieron la escena española".
Dividida en dos actos, ‘Una gran emoción política’, comienza evocando la República, y continúa después rememorando los horrores de la Guerra (dividido en siete Cuadros –La propaganda, La doncella guerrera, la riña, el refugio, Museo del Prado, la derrota, para terminar en el séptimo, Éxodo, del que tanto sabía María Teresa, ya que pasó 38 años fuera de España, en París, Roma y Buenos Aires). Arcas y Gragera han combinado el movimiento con la voz, la respiración y la música para acabar levantando un hermosísimo monumento plástico en honor y recuerdo de la intelectual del 27. El montaje desborda pasión, emoción, esperanza, ilusión, melancolía y utopía por partes iguales.
La música, creada por Gragera y Carlos González, e interpretada en directo por Cristian Buades, el mismo Carlos González y David Santacecilia, se centra en la tradición literaria y musical popular española (temas populares y algunas melodías de nuestra Semana Santa), mezclada con otras piezas de música culta (piezas tradicionales rusas y algunas canciones judías). En el primer acto, es solo Luz Arcas quien evoca la figura de León, bailando sola en la penumbra del escenario, pero en los dos actos siguientes, el resto de los bailarines de la compañía (Elena González Aurioles, Ignacio Jiménez, Paula Montoya, Begoña Quiñones y Raquel Sánchez), danzan en torno a la gente del pueblo, la implicación de la mujer en la guerra y las cuestiones políticas, los desastres de la guerra - inspirados en Goya-, la relación entre el arte y el pueblo; y el desarraigo del exilio. La fuerza de las imágenes plásticas resultantes y de la música en las que se envuelven, son de una belleza imparable y envolvente.
La escenografía de Xosé Saqués, la iluminación de Jorge Colomer y el vestuario de Paola de Diego son elementos decisivos en el brillante resultado final de la propuesta escénica.
‘Una gran emoción política’
Dramaturgia y dirección: Luz Arcas y Abraham Gragera
Coreografía: Luz Arcas
Reparto: Luz Arcas, Elena González Aurioles, Ignacio Jiménez, Paula Montoya, Begoña Quiñones y Raquel Sánchez
Músicos: Cristian Buades, Carlos González y David Santacecilia
Figuración: Sara Burgazzi, Verónica Garzón, José Andrés López Morales, Itxasai Madiavilla, Patricia Roldán y José Luis Sendarrubias
Escenografía: Xosé Saqués
Iluminación: Jorge Colomer
Vestuario: Paola de Diego
Composición musical: Abraham Gragera y Carlos González
Vídeo y fotografía: Virginia Rota
Producción ejecutiva: Laura Ortega y Gabriel Blanco [Spectare]
Ayudante de producción: María Peinado
Coproducción: Centro Dramático Nacional y La Phármaco
Teatro Valle-Inclán, Madrid
Del 26 al 30 de septiembre de 2018