El director y dramaturgo argentino Rodrigo García (1964) regresa a los escenarios con 'Cristo está en Tinder', una propuesta sui generis, que puede verse en la Sala José Luis Alonso del teatro de la Abadía hasta el próximo 11 de junio.
'Cristo está en Tinder' es una sátira despiadada de las redes sociales que presiden nuestras vidas, de este modo virtual de existir, es decir, de la nada. Y lo hace un argentino provocador, libre y agudo analista del sinsentido, la vacua modernidad del enganche constante a Facebook, Instagram, Twitter o Tinder, como si ahí estuviese el 'soma', el elixir de la felicidad, el placer permanente frente a la cara B de nuestras vidas, a saber, la adversidad, la enfermedad y las bofetadas que nos da la mera existencia, incluso sin buscarlas.
Lo malo es que para ello utiliza un sinfín de situaciones inconexas, absurdas, incluso escandalosas y lo que aún es mucho peor, aburridas. Pero no por atacar la amoralidad imperante sino por su falta de acidez, de mala leche, de sarcasmo inmisericorde contra esta sociedad que está desterrando lo poco de humano que nos va quedando.
Sobre una moqueta blanca que, al fondo, sostiene también una gran pantalla blanca que muy pronto se va a llenar de letras e imágenes en movimiento, un perro robot, Tito, comienza y termina la performance. Al principio, para dejarse adiestrar, como si de un perro cualquiera se tratase, por una de las actrices del elenco, que transmite al patio de butacas un desaforado entusiasmo por ver cómo Tito salta, se tumba, se sostiene sobre las patas y un sinfín de monerías más, como si eso no fuera fruto del software y la tecnología, capaz de resolver los problemas más intrincados de la aeronáutica o de la medicina, pero también de contribuir a la idiotización generalizada del hombre y la mujer de nuestros días, abducidos por los millares y millares de juegos que lo mantienen frente a la pantalla durante horas y horas diarias.
Y digo que Tito cierra también la performance porque es él solo quién al final sale a saludar y recibir los tibios y confundidos aplausos de todo o parte del patio de butacas, atónito por el esperpéntico final.
La propuesta se sostiene en tres soberbios performers, Elisa Forcano, Carlos Pulpón y Selam Ortega, que dan muestra permanente del dominio de sus cuerpos, guiados por la guitarra eléctrica tocada desde una esquinita del escenario y en directo por Javier Pedreira.
Lo demás, vídeos de Tictoc incluidos y playbacks en los que los performers ocupan la identidad de unos niños traviesos, lúcidos y algo cabroncetes, largan sobre su paso por la escuela, la atracción sexual que ejercen sobre él sus maestras; el afán y la idolatría que provoca en sus lectores los libros de nutrición que proponen sandeces supinas que son tomadas como verdaderos dogmas por sus seguidores, cuya vida no entendemos como aún perdura cuando se someten a tantas y tan descabelladas propuestas culinarias; imágenes alusivas a estas vacías telenovelas o pelis de superhéroes, o moteras con pantalones y cazadora llenas de un barro secular que se monta a lomos de su "rocinante" particular, una moto de cross, también embarrada, situada de principio a fin de la propuesta a la derecha del proscenio.
Y, al final, lo que menos hay que temer es ataque alguno a las convicciones religiosas de nadie. Lo digo por el título de la performance, 'Cristo está en Tinder', que supongo traído a primer término para atracción marketiniana del público en busca de morbo o, sencillamente, porque si en las redes sociales uno encuentra de todo, ¿por qué no también a Cristo en Tinder?
'Cristo está en Tinder'
Autor y director: Rodrigo García
Reparto: Elisa Forcano, Selam Ortega, Javier Pedreira y Carlos Pulpón
Espacio escénico: Rodrigo García
Iluminación: Carlos Marquerie
Realización audiovisual: Daniel Iturbe
Edición y montaje audiovisual: Arturo Iturbe
Composición musical: Javier Pedreira
Fotografía de escena: Lucía Romero
Vídeo promocional: Arturo y Daniel Iturbe
Voz: Diego Lamas jr.
Producción ejecutiva y asistencia técnica: equipo del Teatro de La Abadía
Ayudantes de producción: José Luis Sendarrubias y Fernando Valero
Estudiantes en prácticas: Mariluz Caparrós y José Francisco Pires
Niños/as grabación: Theo Carmona, Yiqi Chen, Noé Fernández Famoso, Arianna Gómez Ruiz, Miguel Jiménez Fernández, Héctor Martín, Esmeralda Masri Mouchate, Luis Miguel Nuiter Hernández y Luján Sánchez
Agradecimientos: Alicia Álvarez de Primera Toma - Escuela de Arte Dramático; Blueberry Studios; Diego Lamas; Alberto Jiménez; Deva Gayol; Mario Valentín y María Jesús Pérez Pulpón
Producción: Teatro de La Abadía
En coproducción con: Festival Actoral (Marsella) y Festival Next (Valenciennes)
Con la colaboración de: Temporada Alta (Girona), Bonlieu Scéne Nationale Annecy y Teatros Municipales de Praga
Teatro de la Abadía, Madrid
Hasta el 11 de junio de 2023