Una de las mayores injusticias (al menos poética), del teatro español ha sido la prácticamente nula celebración del centenario del nacimiento de Antonio Buero Vallejo (1916-2000), Pero en fin, lo hecho hecho está y como no hay mal que por bien no venga, el Teatro Español de Madrid rescata casi una década después del no celebrado centenario del dramaturgo y tres cuartos de siglo después de su estreno en estas mismas tablas, su ‘Historia de una escalera’, de la mano de la directora de escena Helena Pimenta. Y creo que lo hace de la mejor forma posible porque el montaje, con una veintena de magníficos actores y actrices sobre el escenario, me parece una maravilla.
Como quizás no todo el mundo sepa, no está de más recordar aquí que Buero Vallejo combatió del lado republicano durante la Guerra Civil española y que, terminada la contienda, fue condenado a muerte, aunque se le conmutó la pena por la de cadena perpetua y, finalmente, estuvo en la cárcel casi siete años. Poco después de su paso por ella, en 1949, obtuvo el premio Lope de Vega por su obra ‘Historia de una escalera’, que constituyó el inicio de una fructífera carrera que le llevó a escribir casi una treintena de obras (entre otras, En la ardiente oscuridad, El concierto de San Ovidio, El tragaluz, Diálogo secreto, Lázaro en el laberinto, La fundación o La doble historia del doctor Valmy). En 1971 fue elegido miembro de la Real Academia Española y en 1986 obtuvo el Premio Cervantes de Literatura.
La inteligencia y la sensibilidad de Buero fue capaz de sortear la férrea censura impuesta por Franco en la posguerra y, posiblemente, su ‘Historia de una escalera’ retrate como ninguna otra obra dramática la situación de miseria económica y moral que se vivía en España en los años 40 del siglo pasado. Su factura es contundente, estremecedora, y tres cuartos de siglo después de escrita, sigue siendo una de las obras esenciales de nuestra literatura dramática.
La tragedia de Buero discurre en una casa de vecinos cuyas puertas principales dan a un rellano y a una escalera por la que todos deben transitar y eso hace obligados los encuentros y las relaciones entre ellos. Todas esas familias tienen que lidiar con la escasez, el frío, el subempleo, la miseria moral y la falta absoluta de perspectivas de futuro. De ahí que la misma escalera se convierta en la protagonista de la fábula que el autor sitúa en tres momentos concretos de la primera mitad del siglo: primavera de 1919, otoño de 1929 e invierno de 1949.
Habitan a todos esos personajes un verdadero plantel de lujo de intérpretes que hacen posible que el espectador acabe convirtiéndose en un vecino más en torno a esa escalera: Puchi Lagarde (Paca) sustituta por un tiempo de Gloria Muñoz, Marta Poveda (deliciosa y resignada Carmina), David Luque (el ‘espabilado’ Fernando), Juana Cordero (Generosa), José Luis Alcobendas (Pepe), Agus Ruiz (Urbano), Carmen del Valle (Rosa), Gabriela Flores (Elvira), Mariano Llorente (Don Manuel), Concha Delgado (Trini), Luisa Martínez Pazos (Doña Asunción), Javier Lago (Señor Juan), y junto a ellos, David Bueno, Alejandro Sigüenza, Andrea M. Santos, Juan Carlos Mesonero y los niños Darío Ibarra/Eneko Haren/Nicolás Camacho (Manolín).
Soberbio también el equipo artístico formado por José Tomé y Marcos Carazo en la escenografía (casa de vecinos al fondo al que da acceso una escalera situada a la derecha del escenario), Gabriela Salaverri en el vestuario, José Manuel Guerra en la iluminación, Nuria Castejón en el movimiento de actores y Moisés Echevarría en la caracterización.
Helena Pimenta ha introducido en la pieza varios momentos corales en donde la fiesta, la música y el baile también dan un respiro momentáneo a las vidas tristes y frustrantes de los personajes, una cuestión que supongo que también habría admitido la seriedad, el rigor y la gravedad de carácter de Don Antonio, que también supo despertar más de una sonrisa en el espectador que sabe descubrirlas a lo largo de la función en esas vidas trágicas marcadas por el destino.
Se me ocurre, para ir ya terminando esta reseña crítica del montaje de Pimenta sobre la obra de Buero que, sin duda, sería mucho más pedagógico, económico y edificante en este Año Franco que el gobierno ha decidido implantar en el 50º aniversario de su muerte, (según una encuesta publicada hoy mismo en la prensa, al parecer sólo el 14% de la población apoya esos actos), que facilitase lal gira por toda España de este espectáculo, incluso con entrada libre y gratuíta. En él se refleja eclécticamente un periodo, toda una época de la historia más reciente de España.
La dura crítica social que Buero introduce en ‘Historia de una escalera’ no le impide, sin embargo —en realidad, como hizo en todo su teatro—, dejar siempre una puerta abierta a la esperanza, esa tercera vía que se abre siempre entre la libertad y el destino. Estamos ante un espectáculo absolutamente imprescindible y que hoy nadie debiera perderse.
‘Historia de una escalera’
Autor: Antonio Buero Vallejo Dirección: Helena Pimenta Reparto: Cobrador de la luz / Señor bien vestido: David Bueno Generosa: Juana Cordero Paca: Gloria Muñoz / Puchi Lagarde Elvira: Gabriela Flores Doña Asunción: Luisa Martínez Pazos Don Manuel: Mariano Llorente Trini: Concha Delgado Carmina: Marta Poveda Fernando: David Luque Urbano: Agus Ruiz Rosa: Carmen del Valle Pepe: José Luis Alcobendas Señor Juan: Javier Lago Joven bien vestido: Alejandro Sigüenza Manolín: Darío Ibarra / Eneko Haren / Nicolás Camacho Carmina, hija: Andrea M. Santos Fernando, hijo: Juan Carlos Mesonero Escenografía: José Tomé y Marcos Carazo Vestuario: Gabriela Salaverri Iluminación: José Manuel Guerra Movimiento: Nuria Castejón Caracterización: Moisés Echevarría Ayudante de dirección: Abel Ferris Ayudante de vestuario: Sabina Atlanta Residente de ayudantía de dirección: Majo Moreno Asistente artístico: Víctor Barahona Una producción del Teatro Español Teatro Español, Madrid Del 24 de enero al 30 de marzo de 2025
Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)