Andrés Laguna (1499-1560), médico, humanista y escritor español, muy influido por Erasmo de Rotterdam, dominaba un gran número de materias, desde la botánica al griego, y se apoyó en sus grandes conocimientos para traducir diversos trabajos sobre medicina. Nació en Segovia y estudió en su ciudad natal, en Salamanca y en París, antes de convertirse en médico privado del emperador Carlos I, del papa Julio III y de otras personalidades de la época.
Sus tendencias erasmistas se advierten con claridad en muchos de sus escritos y más aún en el discurso o declamación que Andrés Laguna pronuncia en enero de 1543 en la Facultad de Artes de la Universidad de Colonia, y que le había sido encargado por Adolf Eichholz como Rector de la Universidad.
En 'Europa, que a sí mismo se atormenta', Ana Zamora ha construido un espectáculo de carácter didáctico, pero sin restar un ápice de belleza ni rigor a su propuesta artística, utilizando la música -como en el resto de sus anteriores espectáculos-, no solo como ambiente sonoro de la puesta en escena, sino como elemento de significación fundamental en toda la acción dramática.
El texto invita a la reflexión de la sociedad europea sobre sí misma a través de las ideas que Laguna transmitió en ese discurso pronunciado a mediados del siglo XVI, pero que parecen escritas anteayer. Juan Meseguer, actor imponente, se desdobla en su interpretación como Laguna y Europa, y está acompañado durante la hora aproximada de duración del espectáculo, por dos músicos estupendos, Eva Jornet e Isabel Zamora, que interpretan piezas del siglo XVI en directo, utilizando también instrumentos reconstruidos de esa misma época.
En el montaje de Zamora, antes de comenzar la dramatización del discurso de Laguna, un conferenciante (Miguel Ángel González Manjarrés), ubicado en el proscenio, sitúa al público en el contexto histórico y filosófico de la época. A partir de ahí, la teatralidad e imágenes que subyacen bajo las palabras de Andrés Laguna, son rescatadas por un extraordinario Juan Messeguer, que da una verdadera lección de utilización del habla, del cuerpo y del gesto, apoyado en las dos músicos que le acompañan y con quienes forma un tándem perfecto para extender la emoción y la teatralidad del contenido del discurso que lanza Laguna a esa serie de notables, cuya identidad se traslada ahora al público asistente.
Más allá de ser una entidad geográfica caracterizada por tener un vínculo espiritual común, el cristianismo, Europa es también un cuerpo cultural labrado a lo largo de los siglos y en él se apoya Laguna para remarcar la necesidad de superar las diferencias religiosas, y las guerras que se han derivado de esas diferencias, y pasar de una vez a considerar el continente que va desde la Hispania hasta la Moscovia, como una civilización cultural, con muchas más bases comunes que diferencias reales…
El hermosísimo y complejo juego escénico que plantea Zamora se asienta en los cambios de identidad del actor (unas veces es Laguna, otras Europa), a través del cambio de atributos: la gorra de profesor, cuando es el humanista y una corona, cuando pasa a ser Europa. En el fondo, además, algunos de los monumentos artísticos que conforman la identidad europea, que corresponden a los distintos territorios que la integran en ese momento histórico. Al final, la indumentaria de Europa se cuelga sobre un perchero, y la gorra se pierde en el suelo, hasta que es el mismo actor, quien, despojado de todo, descubre el juego escénico al que, absorto y atónito, ha asistido un público que, al final, celebra con entusiastas aplausos la más reciente propuesta de Nao d’Amores. Una propuesta que, como todas, es tan deliciosa como imprescindible.
'Europa, que a sí misma se atormenta'
Autoría: Andrés Laguna
Dramaturgia y dirección: Ana Zamora
Traducción y charla introductoria: Miguel Ángel González Manjarrés
Compañía: Nao D'amores
Intérpretes: Juan Meseguer, Eva Jornet e Isabel Zamora
Arreglos y dirección musical: Alicia Lázaro
Asesor de voz y palabra: Vicente Fuentes
Vestuario y espacio escénico: Deborah Macías
Iluminación: Pedro Yagüe
Teatro de La Abadía, Madrid
Hasta el 29 de abril de 2018