Juan Mayorga vuelve a dirigir uno de sus textos más hermosos y complejos, EL MISMO con el que el dramaturgo y académico se inició en el campo de la dirección de escena –de esto hace ya unos cuantos años-, ‘La lengua en pedazos’. Se trata de un imaginario y contundente encuentro dialéctico y vital entre Teresa de Jesús (1515-1582), y un Inquisidor que la visita en la misma cocina del convento de San José, que ella misma acaba de fundar tras haber pasado por la Encarnación.
El austero y hermosísimo montaje, de casi hora y media de duración, es una verdadera maravilla gracias a los dos intérpretes que la levantan con tanta maestría como pasión, Clara Sanchís y Daniel Albaladejo. Sus interpretaciones transitan entre la desconfianza y la pasión, entre las verdades más contundentes y los matices más inquietantes y turbadores, entre los pensamientos más profundos y las amenazas, unas veces veladas y otras directas y descarnadas del Inquisidor a Teresa. Entre ambos anda en diabólico juego -es un decir, claro-, la libertad de pensamiento y la ortodoxia religiosa más recalcitrante.
La densidad filosófica de cuanto tratan la monja y el inquisidor hacen aconsejable haber leído el texto de Mayorga antes de acudir a ver el montaje. También puede hacerse, al contrario, es decir, acercarse a su lectura posteriormente, porque ello va a enriquecer muchísimo la comprensión honda de cuanto sucede en escena.
Una escena, por cierto, poblada únicamente por doce sillas (las de las doce monjas que acompañan a Teresa en su nueva singladura humana y religiosa), que lo mismo conforman la cocina del convento, el receptorio o la biblioteca. Firma el espacio escénico La Loca de la Casa; la sutil iluminación es obra de Miguel Ángel Camacho, y la música (siempre en segundo plano, cuidando permanentemente no alterar el enfrentamiento entre los dos personajes…), Jesús Rueda.
En el texto de Mayorga la Santa de Ávila y el Inquisidor se enfrentan sin pudor ni consideración alguna para tratar hondamente de temas tan serios como Dios, la religión, el poder en la Iglesia Católica de la época de la Santa, el papel del demonio, la ética y la moral personales, el misticismo. Y, después de todo, salta a la vista que, para expresar ciertos estados de ánimo, ciertas convicciones profundas y sentidas, no siempre bastan las palabras, y menos aún si quien las escucha va con la escopeta cargada de mala voluntad y de apriorismos. Esa es justamente la barrera que la Santa tiene que romper en su interlocutor y que Sanchís y Albaladejo recrean con belleza y fuerza incontenibles. Verlos frente a frente es una verdadera delicia y reconcilia a cualquiera con el teatro.
La de Teresa y el Inquisidor son dos visiones diametralmente opuestas de Dios y la religión: una, la de Teresa, busca a Dios en lo inmediato (“Dios anda entre pucheros”), lo cotidiano, lo que nos rodea a cada uno de nosotros. La otra, la del Inquisidor, es rígida, mezquina, chata, encerrada entre los dictámenes y los cánones que pretenden encerrar a Dios en la letra de la ley y no en su traslación a la vida de quien BUSCA hacerlo presente en su día a día de forma profunda, libre y abierta.
Estamos ante una brillante recreación de un montaje que ya levantaron Mayorga, Albaladejo y Sanchís y que ahora, habiéndose desprendido de cualquier atisbo de grandilocuencia o de pretensiones, lo hacen aún más hermoso y profundo. Bellísimo. Imprescindible.
‘La lengua en pedazos’
Dramaturgia y dirección: Juan Mayorga
Reparto: Clara Sanchís y Daniel Albaladejo
Diseño de iluminación: Miguel Ángel Camacho
Espacio escénico: La Loca de la Casa
Música: Jesús Rueda
Ayudante de dirección: Viviana Porras
Dirección de producción: Nadia Corral
Fotografía: Viviana Porras
Distribución: Fran Ávila
Una producción de La Loca de la Casa y Octubre
Con la colaboración del Instituto Cervantes y Carlos Verneuil
Teatro Galileo, Madrid
Hasta el 14 de febrero de 2021