Bajo el título de ‘Descendimiento’, la Sala Juan de la Cruz del Teatro de La Abadía acoge estos días una versión teatralizada del poemario de la escritora extremeña Ada Salas basado en el cuadro El descendimiento del pintor flamenco Rogier Van der Weyden (1399-1464). Dan cuerpo, voz, música y sonido a tan ambiciosa y arriesgada pretensión, inabarcable a priori, Carlos Marquerie como dramaturgo y director artístico del montaje, y Niño de Elche con su voz y con su música llenos de dolor y de aflicción.
Si ya es empresa difícil, por no decir imposible, tratar de explicar en unas palabras el último sentido de un poema -o de un conjunto de poemas como es el caso-, o de una obra pictórica, más aún es el empeño de intentar transmitir a un posible espectador qué es lo que va a encontrarse si decide acudir a ver esta propuesta escénica producida por La Abadía.
Con todo, tenemos que intentarlo. Quizás, en síntesis, pueda decirse que Carlos Marquerie ha querido trasladar a la escena la inmensa emoción que suscita en la poeta Ada Salas la detallada y tan serena como profunda contemplación de El descendimiento (1435, Museo del Prado), una perfecta composición de grupos de personajes religiosos en los que el pintor flamenco del siglo XV hace una detalladísima representación del dolor del Cristo crucificado, pero sin desatender ni uno solo de los asuntos secundarios del lienzo, tratados con idéntico detalle y precisión.
A la imagen tridimensional que supone trasladar el lienzo de Van der Weyden a la ahora transformadísima Sala Juan de la Cruz, se suman la hermosa y lacerante palabra de la poeta y la honda y doliente música y voz de Niño de Elche para que Carlos Marquerie, conjugando con maestría todos esos elementos, diseccione durante 100 minutos y con extrema sensibilidad y libertad el inmenso dolor, el miedo humano, la compasión y la piedad que se destila en un momento tan trágico como el descrito en el tema abordado por el flamenco.
El espacio escénico -obra de Marquerie junto a la delicadísima iluminación-, hace que la Sala esté irreconocible. A los espectadores se les ha elevado a la altura del escenario que ha quedado totalmente diáfano, con una mancha asimétrica marrón en medio de un semicírculo blanco. Al fondo, envueltos en la oscura penumbra, los músicos Clara Gallardo y Joaquín Sánchez Gil (flautas, clarinetes, percusión y demás instrumentos tocados en riguroso directo). Las voces y el cuerpo las aportan los actores Lola Jiménez, Fernanda Orazi y Emilio Tomé. Elena Córdoba ha diseñado la coreografía y el movimiento de escena (lento, solemne, preciso). Cecilia Molano ha vestido a personajes humanos y marionetas con túnicas y vestidos en los que dominan los colores negro, blanco y rojo. David Benito se encarga de las proyecciones y la dirección técnica del montaje. Y, además, y junto a Carlos Marquerie y Cecilia Molano, han construido las marionetas utilizadas y la búsqueda de los objetos escénicos restantes. Y, en fin, Emilio Valtueña hace que no haya ni un solo fallo de sonido en la propuesta, conjugando voces, instrumentos y gritos de dolor que se meten en el tuétano del espectador.
La intensidad dramática y emocional que destila el lienzo de Van der Weyden y la poesía que ha inspirado en Ada Salas han sido recogidas con sensibilidad y minuciosidad extremas por Carlos Marquerie manejando tiempos, colores, texturas, sonidos y música para pronunciar y diseccionar minuciosamente todos y cada uno de los estadios y formas del dolor humano recogidos aquí con estremecimiento y estética incontestables.
La propuesta, no obstante, y para que nadie se lleve a confusión o sorpresa, está dirigida especialmente a teatreros de pro, amantes de las bellas artes y exploradores de arriesgadas y novedosas propuestas escénicas.
‘Descendimiento’
Texto: Ada Salas
Voz y música: Niño de Elche
Dirección artística y dramaturgia: Carlos Marquerie
Reparto: Lola Jiménez, Fernanda Orazi y Emilio Tomé
Clarinetes e instrumentos: Joaquín Sánchez Gil
Flautas e instrumento varios: Clara Gallardo
Coreografía y movimiento - Elena Córdoba
Vestuario: Cecilia Molano
Espacio escénico e iluminación: Carlos Marquerie
Proyecciones y dirección técnica: David Benito
Marionetas y objetos escénicos: David Benito, Carlos Marquerie y Cecilia Molano
Manipulación de objetos y marionetas: Carlos Marquerie
Ingeniero de sonido: Emilio Valtueña
Producción: Sarah Reis
Ayudante de producción: Fernando Valero
Colaboración en la dramaturgia: Elena Córdoba, Cecilia Molano, Niño de Elche y Ada Salas
Producción: Teatro de La Abadía
Teatro de la Abadía, Madrid
Del 8 al 25 de abril de 2021