Sube de nuevo a las tablas del Teatro del Barrio la matanza del 24 de enero de 1977 que acabó con la vida de varios laboralistas (cuatro abogados y un administrativo fallecidos y cuatro abogados malheridos) vinculados al PCE, un brutal atentado que pretendía acabar con el camino a la democracia española tras la reciente muerte de Franco. Se trata de ‘Atocha: El revés de la luz’, una propuesta de teatro documento estrenada en enero de este año, escrita y dirigida por Javier Durán a partir de entrevistas y declaraciones de Alejandro Ruiz-Huerta, único superviviente de la terrible matanza perpetrada por elementos de la extrema derecha en aquel momento histórico.
Sobre el montaje teatral sobrevuela el recuerdo del film de Juan Antonio Bardem, Siete días de enero (1979), estrenada dos años después de cometido el atentado, cuya exhibición quisieron boicotear grupos extremistas de derecha (Fuerza Nueva, Guerrilleros de Cristo Rey…), que montaron escándalos frecuentes en mitad de la proyección de la película, en uno de los cuales me tocó también a mí sufrir la intolerancia de quienes no creen ni practican la libertad de expresión. El asunto estaba aún en la piel y en la memoria de todos los demócratas españoles de la época, independientemente de su filiación política, y acudir entonces al cine para verla era mucho más que ir al cine, era un acto de militancia, de proclamación pública de que la hora del franquismo había pasado ya, aunque algunos quisieran lo contrario.
Casi medio siglo después de cometido el terrible atentado, no puede pedirse que la propuesta artística esté cargada de tanta significación emocional y política, aunque obviamente la tiene. Pero su materialización escénica es más distante, menos pasional que la de Bardem que, sin embargo, tenía a su favor la cercanía en el tiempo y, por tanto, el conocimiento por parte del público de personajes, circunstancias y lugares vinculados a lo que se contaba.
En ‘Atocha: El revés de la luz’, sin embargo, la mayor parte de los referentes personales y de la época (siglas políticas, cantautores comprometidos, temas musicales que calaron profundamente en el alma del pueblo), probablemente sean total o casi totalmente desconocidos por buena parte del público de hoy en día. Corresponde en el montaje a Nacho Laseca el papel de narrador adoptando la personalidad de Ruiz-Huerta aunque, a veces, también interviene en algunas escenas de la propuesta. Con él, comparten la historia Frantxa Arraiza que encarna a la abogada de la acusación en el caso, Cristina Almeida (estupenda su mimetización), y en otros personajes, como el resto de sus compañeros de reparto: Fátima Baeza (Manuela Carmena), Alfredo Noval (Javier Sauquillo / Luis Pastor/ psicoanalista…) y Luis Heras (ajustado, gracioso, sobre todo, su papel del jienense Luis Javier Benavides).
La propuesta, que sepamos, es la primera que lleva a un escenario la matanza de Atocha y el hecho de que haya sido pieza clave en la misma la colaboración del único superviviente de las nueve víctimas que estaban en el despacho de la calle Atocha aquel 24 de enero a eso de las 10 y media de la noche, llena de significado que actitudes ejemplares como aquellas hayan podido propiciar las libertades que aún gozamos en España.
‘Atocha: El revés de la luz’
Dramaturgia y dirección: Javier Durán
Colaboración especial: Alejandro Ruiz-Huerta
Elenco: Nacho Laseca, Fátima Baeza, Frantxa Arraiza, Alfredo Noval y Luis Heras
Producción: Javier Durán – I.N.K. Producciones
Ayudante de producción: Elvira Gutiérrez
Diseño de vestuario: Elda Noriega
Diseño de escenografía: Eva Ramón
Diseño de luces y espacio sonoro: Ángel Cantizani
Fotografía: Lucía Bailón
Diseño gráfico: EDO estudio
Comunicación: Lemon Press
Distribución: a+ Soluciones Culturales
Proyecto realizado con el apoyo del programa de ayudas a la creación y la movilidad del Ayuntamiento de Madrid
Colaboran: Fundación Abogados de Atocha y Fundación Sindical Ateneo Primero de Mayo
Teatro del Barrio, Madrid
Próxima representación:
sábado 2 de octubre de 2021