Sorprende siempre una propuesta teatral que contenga números en su título. ‘337 km’, ahora en el Teatro Quique San Francisco de Madrid, de Manuel Benito, dirigida por Julio Provencio, también. Pero aún desconcierta más advertir que su protagonista es un niño que padece una de las formas que adopta el autismo, el llamado Síndrome de Asperger. Desde el primer minuto de función la sorpresa y el desconcierto iniciales se transforman en deslumbramiento. Impresionante la interpretación que hace de Toñín Néstor Goenaga, acompañado también en escena por dos estupendos actores, Clemente García (Javier, padre del niño), y Lidia Navarro (Gloria, madre de Toñín).
El pequeño vive con su madre y hace ya tres años que fue diagnosticado con Asperger, después de la separación de Gloria y Javier y de que este último rehiciera su vida en León -distante, justamente, ‘337 km’ de Madrid y, además, número primo-. Los problemas nunca vienen solos y las dificultades de comunicación con los niños que tienen Asperger, si no fue la causa principal de las desavenencias en la pareja, desde luego que contribuyó decisivamente en el distanciamiento. Pero ahora, al padre de Gloria le queda poco tiempo de vida y ella debe ausentarse para pasar unos días con el abuelo. Javier, un perfecto desconocido para Toñín, tendrá que hacerse cargo del día a día del pequeño en ese periodo, aunque también tendrá la inestimable ayuda de sus padres, que siguen viendo y hablando frecuentemente con su nieto.
Metódico, milimétrico, obsesivo con espacios, horarios y tareas, Toñín es sobre todo un apasionado por todo lo que tiene que ver con la carrera espacial, lee contumazmente un libro sobre el tema y, frecuentemente, sueña también con ser algún día astronauta y parecerse a Gagarin, el primer astronauta ruso. En sus sueños lo visita y, sorprendentemente, descubre por el ruso que también su abuelo, el padre de Gloria que acaba de morir, está en el cielo y, por tanto, es astronauta como Gagarin, “pero de la NASA”. La lógica y la verdad, el sentido literal de las palabras, es la única forma de comunicación posible de sus padres y abuelos con Toñín. Su día a día está lleno de situaciones divertidas, derivadas de que el niño siempre toma las palabras en sentido literal y las metáforas o la ironía son muros infranqueables en la comunicación con los demás con el pequeño (“Solo hay una forma de hablar: abriendo la boca y pronunciando palabras”).
La tragicomedia, estupendamente escrita por Manuel Benito, destila una enorme dosis de ternura y de humanidad en todos los personajes –Toñín, sus padres, sus abuelos, Gagarin y Laika, un peluche del niño que ha cogido el nombre de la primera perra astronauta de la historia-.
Julio Provencio ha administrado con una gran inteligencia y sentido del ritmo el acercamiento progresivo de padres y abuelos a Toñín. No en vano, Provencio es también el autor de la música y el sugerente ambiente sonoro de la propuesta.
La interpretación de Néstor Goenaga es impresionante: palabras, movimientos, gestos, cara, ojos, manos, piernas… Todo en él remite a un chaval con Asperger que, en este caso y, además, está obsesionado por los números primos (aquellos que solo son divisibles por sí mismos o por la unidad). Conoce de memoria, al menos, todos los que están por debajo de 1 000 y, además, digamos que “obliga” a su madre, a su padre y a sus abuelos a compartir con él esas curiosidades y secretos matemáticos.
Yeray González Ropero ha diseñado la íntima escenografía (la casa de la madre y el hijo, llena de detalles espaciales, muñeco de Gagarin incluido), y Juanan Morales el autor de la brillante iluminación del montaje. Una delicia de propuesta, por cierto, que destruye bastantes prejuicios sobre el autismo y desarrolla una historia creíble, cercana y emotiva, de esas que calan en lo más hondo del espectador. Imperdible.
‘337 km’
Dramaturgia - Manuel Benito
Dirección - Julio Provencio
Reparto - Néstor Goenaga, Alicia González/Lidia Navarro y Clemente García
Iluminación - Juanan Morales
Espacio sonoro y musical - Julio Provencio
Escenografía y vestuario - Yeray González Ropero
Diseño gráfico - Jacobo Muñoz
Comunicación - Manuel Benito
Fotografía y vídeo - Susana Martín
Producción ejecutiva - Julio Provencio y Manuel Benito
Ayudante de dirección - Manuel Benito
Producción - La Belloch Teatro
Agradecimientos - María Sánchez de la Cruz, Teatro del Soto de Móstoles, Teatro Guindalera, David Benito y Victoria Dal Vera
Teatro Quique San Francisco, Madrid
Hasta el 27 de febrero de 2022