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San Agustín
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San Agustín (Foto: Ideogram/DC)

Hoy es San Agustín (28 de agosto): quién fue este santo

miércoles 28 de agosto de 2024, 08:41h

El 28 de agosto, se celebra el día de San Agustín según el santoral católico. ¿Quién era este personaje y por qué fue santificado?

Agustín de Hipona fue un escritor, teólogo y filósofo cristiano que sufrió una conversión, tras la cual fue obispo de Hipona, al norte de África, y dirigió una serie de luchas contra las herejías de los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo.

Vida y obra de San Agustín

San Agustín, conocido como el 'Doctor de la Gracia', es considerado uno de los pensadores más influyentes del cristianismo en su primer milenio, además de figurar entre los más grandes genios de la humanidad. A lo largo de su vida, escribió numerosas obras de filosofía y teología, entre las que destacan 'Confesiones' y 'La ciudad de Dios', siendo estas 2 las más reconocidas.

Diferentes comunidades cristianas, como la Iglesia católica, ortodoxa, oriental y anglicana, lo veneran como santo. Dentro de la Iglesia católica, San Agustín es considerado uno de los Padres de la Iglesia latina o de Occidente. En 1295, el papa Bonifacio VIII lo proclamó Doctor de la Iglesia, reconociendo sus aportaciones fundamentales a la doctrina católica. Esta proclamación lo colocó al lado de otros ilustres como Gregorio Magno, Ambrosio de Milán y Jerónimo de Estridón. La Iglesia católica celebra su fiesta litúrgica el 28 de agosto, mientras que las iglesias ortodoxas lo conmemoran el 15 de junio.

Nacido el 13 de noviembre del año 354 en Tagaste, una antigua ciudad situada en el norte de África, en lo que hoy es Suq Ahras, Argelia, San Agustín vino al mundo en la región de Numidia, parte del Imperio romano. La mayoría de los estudiosos concuerdan en que Agustín y su familia pertenecían al grupo étnico bereber, nativo del norte de África. Aunque hablaban principalmente latín en su hogar, lo cual representaba un signo de dignidad y orgullo, Agustín mostraba cierta conciencia sobre su herencia africana. En alguna ocasión, por ejemplo, se refirió al escritor Apuleyo como "el más notable entre nosotros, los africanos".

Desde joven, San Agustín destacó en los estudios de letras, aunque él mismo admitió en 'Confesiones' que no siempre fue un buen estudiante y que, en muchos casos, tuvo que ser forzado a estudiar. A pesar de sus dificultades académicas, desarrolló un gran amor por la literatura, en especial la literatura clásica griega, y se convirtió en un elocuente orador. Tras sus primeros éxitos en Madaura y Cartago, donde se especializó en gramática y retórica, Agustín se sintió profundamente atraído por el teatro y el reconocimiento público. En aquellos años de juventud, se dejó llevar por sus pasiones, pero no abandonó el estudio de la filosofía, disciplina que despertó en él un gran interés.

A los 19 años, una lectura de 'Hortensius', de Cicerón, despertó en él un fuerte impulso especulativo que lo llevó a sumergirse en la filosofía. Durante este período, conoció a una mujer con la que mantuvo una relación durante 14 años, y fruto de esa unión nació su hijo Adeodato.

A lo largo de su vida, Agustín pasó de una corriente filosófica a otra en su búsqueda de respuestas al problema de la verdad. En algún momento, abrazó el maniqueísmo, creyendo que había encontrado una explicación que podía guiar su vida, pero años después abandonó esta doctrina, al percatarse de que era una visión demasiado simplista que no ofrecía soluciones reales ante el mal.

Desencantado y frustrado, Agustín decidió trasladarse a Roma en el año 383. Aunque tenía una motivación intelectual para conocer la capital del Imperio, su principal razón fue que los estudiantes romanos, según había escuchado, eran más respetuosos con sus profesores en comparación con los de Cartago. Durante su partida, engañó a su madre, Santa Mónica, para que no le acompañara, dejándola atrás.

En Roma, cayó gravemente enfermo. Tras recuperarse, y gracias a la ayuda de su protector Símaco, prefecto de Roma, consiguió el puesto de 'magister rhetoricae' en Milán. Durante su estancia en esa ciudad, Agustín, como maniqueo y orador imperial, se convirtió en un rival del obispo Ambrosio en cuestiones de oratoria.

Conversión al cristianismo

Milán marcó el último tramo antes de la conversión definitiva de Agustín al cristianismo. Como catecúmeno, asistía a las celebraciones litúrgicas de Ambrosio, cuyo estilo de predicación y corazón compasivo lo impactaron profundamente. Durante este tiempo, el obispo Ambrosio le presentó los escritos de Plotino y las epístolas de Pablo de Tarso, textos que desempeñaron un papel crucial en su decisión de convertirse al cristianismo y romper definitivamente con el maniqueísmo.

La conversión de Agustín fue motivo de gran alegría para su madre, Mónica, quien había viajado hasta Italia para estar cerca de él. Además, fue ella quien buscó una esposa adecuada para Agustín, con la intención de que su hijo se casara y recibiera el bautismo. Sin embargo, Agustín optó por rechazar el matrimonio y abrazar una vida de ascesis tras haber conocido los escritos neoplatónicos, en particular gracias a la influencia del sacerdote Simpliciano y el filósofo Mario Victorino. Los textos platónicos ayudaron a Agustín a resolver sus dudas sobre el materialismo y el origen del mal.

Agustín murió en Hipona el 28 de agosto de 430 durante la conquista de los vándalos de Genserico, en el contexto de la invasión de la provincia romana de África. Su cuerpo fue trasladado a Cerdeña y, hacia el 722, a Pavía, debido a la amenaza expansionista del mundo islámico, a la basílica de San Pietro in Ciel d'Oro, donde reposa hoy en día.

La leyenda del niño y el mar

San AgustínEs una tradición medieval la leyenda sobre que un día san Agustín paseaba por la orilla del mar, meditando sobre la doctrina de la santa Trinidad. De pronto, se topó con un niño que intentaba llenar un hoyo con agua del mar. Supuestamente, Agustín le explicó que era imposible sacar toda el agua del mar para el hoyo. Entonces, el niño, que en realidad era un ángel enviado por Dios para Agustín, le respondió: "Más difícil es que llegues a entender el misterio de la Santísima Trinidad".

28 de agosto: también es su santoral hoy

Otros santos que se conmemoran hoy son:

  • San Alejandro de Constantinopla
  • San Edmundo Arrowsmith
  • Santa Florentina de Sevilla
  • San Hermes de Grecia
  • San Julián de Brivet
  • San Moisés Etíope
  • San Pelagio de Constanza
  • San Restituto de Cartago
  • San Vicinio de Sarsina
  • San Viviano de Saintes
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