Pedro Sánchez y Pablo Iglesias eran conscientes de que no podían salir de su primera reunión, 101 días después del 20D, con las manos vacías. El electorado empieza a no perdonar a los partidos “del cambio”, como dice el líder socialista, que tarden tanto en satisfacer sus expectativas y por eso lo primero que resaltaron ayer las cabezas visibles de la izquierda fueron sus dos grandes objetivos: evitar las elecciones y desalojar a Rajoy de La Moncloa.
Pese al “cambio de actitud” que Sánchez agradeció a Iglesias, al que sigue sin perdonar la ‘escenita’ de la rueda de prensa en la que le organizó el Gobierno, todo sigue en el aire y las negociaciones por empezar. De momento, ambos han quedado en hablar con mayor frecuencia. Pero nada más. Quedan muchas cuestiones pendientes como con quién se va a reunir el líder de Podemos ahora que ha asumido -también- la dirección del equipo negociador -desplazando a Iñigo Errejón, que era hasta ahora el encargado-. En teoría tendrá que ponerse en contacto con su homólogo socialista, Antonio Hernando, para fijar un posible calendario de reuniones.
Sólo hay un problema… que Sánchez quiere que también participe Ciudadanos en su empeño por conseguir la “vía del 199” [los escaños que suman PSOE, Podemos y C’s] frente a la del “161” que propugna Iglesias [PSOE, Podemos, IU y Compromís]. Una alianza “a tres” sobre la base del pacto firmado con Albert Rivera, un objetivo que él mismo terminó por admitir al final de una larga rueda de prensa que es “casi imposible”.
Sánchez presumió de haber conseguido que Podemos acepte hablar con el partido naranja, aunque en realidad lo que dijo Iglesias es que está dispuesto a sentarse con Rivera pero para convencerle de que debe apoyar “por activa o por pasiva” un gobierno de izquierdas. El portavoz de Ciudadanos, José Manuel Villegas, aclararía poco después de forma tajante que ni una cosa ni la otra. Hasta aquí la “buena noticia” que el aspirante socialista a presidente del Gobierno anunció al principio de su intervención.
Un anuncio, eso sí, cargado de prudencia: "Con todas las cautelas y las dificultades creo que estamos más cerca de ese gobierno del cambio y más lejos de la repetición de las elecciones. El avance es positivo; se vislumbra una opción para que pueda haber un gobierno del cambio y progresista, la cuestión y es cómo lo materializamos y ahí está la discrepancia, una discrepancia que hablando, dialogando y negociando espero podamos salvar".
Diferencias que una vez superadas tendrán que pasar a continuación por el ‘examen’ de los militantes socialistas, como el propio Sánchez se encargó de recordar.
Quizá el gran avance de la reunión de hoy sea la oficialización de las conversaciones entre la rama catalana de Podemos, En Comú Podem, y el PSC de Miquel Iceta. En sus manos y en las de Xavier Domènech queda la tarea de sacar el referéndum de la agenda. Sánchez asegura que la sintonía con el “partido hermano” del PSOE es total.
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