Paradójicamente al relámpago que iluminó la tarde vino a llegar en un burel abantote, el cuarto, el que más había manseado de salida y en banderillas. Pero Galván lo vio claro desde que con la flámula se fue directamente a por el animal e improvisó varios redondos rodilla en tierra cerrados con el de pecho, el del desprecio y la trinchera. Relajado y tranquilo, el de San Fernando repitió al natural, aunque sin alcanzar tan alto nivel, salvo en los remates.
Regresó a la mano derecha para seguir con su inspiradísima sinfonía con más redondos y los remates que le salían a borbotones del fulgor de su cerebro. Todo muy vistoso, dejando en el paladar como la dormición de una goyería. No hubo casi toreo fundamental, pero en este extraño caso no hizo falta ni nadie se lo reclamó.
Después fulminó al burel con la mejor estocada de lo que llevamos de abono. Le pudo la emoción y el llanto de felicidad que le acompañó, feliz, al dar la vuelta al ruedo con una indiscutible oreja de muchísimo peso. Con qué ganas de verlo de nuevo nos hemos quedado todos. Algo había apuntado en el que abrió función, que se dejó casi sin picar y la codicia del bicho le impidió otra cosa que volutas de lo que vendría después.
Es de suponer que ningunas ganas de que repitan los toledanos Lorenzo y Téllez le han quedado a nadie. Álvaro amontonó los pases vulgares y ventajistas en su primero, tapándose levemente para los espectadores menos exigentes. Pero ya ni ellos tragaron después, porque peor fue lo del encastado quinto, de gran fijeza y prontitud que se le fue sin torear de verdad en una labor funcionarial, de mucho pico y poca pasión.
Claro que Téllez lo empeoró con sus acelerados pases sin ton ni son toda la tarde y fatal con las armas toricidas hasta el punto de que se salvó por muy poco de escuchar los tres avisos en el último. Para su desgracia, el coletudo está a años luz de distancia del matador que fue el triunfador del abono isidril de 2022 y mantuvo el nivel en 2023. Quizás se dio cuenta de su fracaso al final de su faena tras ser volteado por el último en dos ocasiones, y luego egándose, enrabietado, un absurdo arrimón. La sentencia la dictó un espectador, y no del 7, sino del 10, cuando con voz lastimera le dijo aquello de quién te ha visto y quien te ve. Pues eso.
FICHA
Toros de
EL TORERO, bien presentados, la mayoría de ofensivas cabezas, manejables; 5º, encastado, y 2º, 5º y 6º flojos.
DAVID GALVÁN: ovación; oreja.
ÁLVARO LORENZO: silencio tras aviso; silencio.
ÁNGEL TELLEZ: silenco tras aviso; silencio tras dos avisos. Plaza de Las Ventas, 22 de mayo. 11ª de abono. Dos tercios de entrada (15.462 espectadores, según la empresa).