La temporada de gripe, resfriados y todavía coronavirus; ha comenzado. En otoño e invierno es muy común este tipo de virus y en un intento de aliviar o acortar la enfermedad, algunos deciden automedicarse con antibióticos. ¡Error!
Los antibióticos son un tipo de medicamentos sujetos a prescripción médica, pero muchos guardan los que les han sobrado de otras ocasiones y en procesos gripales o catarrales deciden medicarse sin acudir al médico.
La automedicación nunca es buena idea, pero en el caso de los antibióticos mucho menos. Y es que el uso inadecuado de antibióticos y su consumo excesivo es uno de los mayores problemas de salud pública ya que contribuye a que las bacterias estén siendo cada vez más resistentes a ellos.
¿Por qué es contraproducente tomar antibióticos con la gripe o el resfriado?
Los catarros o la gripe, infecciones del tracto respiratorio superior, suelen ser generalmente ocasionados por una infección vírica, es decir, causada por un virus.
Los síntomas suelen ser tos, dolor de garganta o de cabeza, congestión, fiebre...En ocasiones pueden ser muy molestas e incluso algo incapacitantes, pero al ser un proceso vírico suele durar entre 3 y 10 días.
En estos casos los medicamentos sirven para tratar los síntomas, pues el propio organismo tiene los recursos necesarios para combatir al virus.
Los antibióticos no aceleran la curación ni hacen que estos síntomas sean más llevaderos, tomarlos favorece que las bacterias tengan más resistencia y se hagan inmunes a sus efectos.
Los antibióticos, sólo con infecciones bacterianas
Los antibióticos se han diseñado para actuar frente a infecciones bacterianas, es decir, las que están causadas por bacterias.
Neumonías, meningitis, infecciones en la piel, de orina...son algunos de los casos en los que se utilizan. Los médicos realizan las pruebas necesarias para confirmar la infección bacteriana y en función del tipo determina qué antibiótico es mejor para combatir a dicha bacteria.
Contra los virus no tienen ningún efecto, por lo que si se toman cuando se tiene gripe o catarro, sólo se agudizan los problemas.
Y es que además de contribuir al problema mundial de resistencia bacteriana a los antibióticos, tomarlo sin necesidad puede provocar problemas de salud gastrointestinal, alteración de la microbiota intestinal, infecciones secundarias por hongos e incluso reacciones alérgicas.
Por tanto, ante catarros o gripes no hay que tomar antibióticos. Si el cuadro se agrava es necesario acudir al médico y que él realice las pruebas y el diagnóstico para determinar qué medicación conviene tomar. Nunca automedicarse con antibióticos.
Incluso aunque se piense que se está desarrollando una infección bacteriana, como por ejemplo una infección de orina recurrente o problemas de piel, y se tenga en casa antibióticos de otras ocasiones, es necesario consultar con un profesional médico.
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