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Embarazadas
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Embarazadas (Foto: Freepik)

¿En qué consiste un parto no medicalizado?

Las nuevas tendencias cada vez nos influyen en más aspectos de nuestra vida, desde la forma de alimentarnos hasta la manera en que educamos a nuestros hijos. Por eso, es inevitable que también afecten en decisiones tan importantes como el tipo de parto que queremos tener cuando vamos a tener un bebé.

A grandes rasgos, únicamente existen 2 métodos para parir: vaginalmente o por una cirugía abdominal (denominada cesárea). No obstante, hay quienes también distinguen entre los partos naturales o no medicalizados, aunque los ginecólogos prefieren distinguirlos como medicalizados (cuando se utiliza algún tipo de medicamente para la madre o para el bebé) o los no medicalizados (en los que ni siquiera se utiliza la epidural ni mucho menos oxitocina para favorecer las contracciones).

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la mayoría de los 140 millones de nacimientos que tienen lugar cada año, se dan en mujeres que no tienen factores de riesgo que puedan derivar en complicaciones para ellas o para sus bebés. Pero, el parto es crítico para la sobrevida de ambos y puede aumentar la morbimortalidad si éstas surgiesen.

De manera que, se entiende un parto medicalizado, en palabras del Dr. Gauthier, aquel que requiere un protocolo de alto riesgo desde el principio del mismo. Los principales riesgos en la actualidad son la prematuridad, los trastornos hipertensivos de la embarazada o el crecimiento intrauterino retardado fetal (que significa que el crecimiento del feto no se corresponde con su edad gestacional).

Sin embargo, no todas las analgesias son farmacológicas, por tanto, podemos reducir el dolor de la mujer con otros métodos como controlar la respiración o meditar. Aunque uno que se ha puesto muy de moda entre mamás muy naturistas es el de parir sumergidas en una bañera de agua tibia, ya que el bebé nace en un entorno similar al que tiene en el útero, pero, también, porque es una forma natural de aliviar los dolores del parto para la madre. Pero, cabe señalar que para parir bajo estas condiciones, hemos tenido que tener un embarazo de bajo riesgo.

Pero si le hemos administrado algún tipo de medicación, debemos monitorizar el estado de salud de la madre y del bebé en todo momento. Por lo que ahí, sí o sí estamos ante un parto medicalizado. O cuando se tiene que recurrir a la episotomía (instrumental quirúrgico para guiar o ayudar a la expulsión del bebé).

¿Cómo es la recuperación en un parto no medicalizado? ¿Y en un parto medicalizado?

En principio, en un parto no medicalizado, la recuperación tiende a ser más fisiológica, y más rápida, ya que no se ha intervenido prácticamente en el proceso. Aunque, en realidad esto depende mucho de cada mujer, puesto que también entran en juego factores hormonales y emocionales.

Tampoco podemos olvidarnos de las consecuencias psicológicas del parto para la madre, que si ha sido traumático, puede provocar depresión, síndrome de estrés postraumático, lesiones producidas por el forceps, secuelas de las episotomías o dolores en las relaciones sexuales postparto, entre otras. E incluso, es posible que afecten a la relación maternofilial o problemas con la lactancia.

Por ello, lo más importante para cuando una mujer vaya a parir, es estar informada de todos los tipos de partos que existen y cuáles son las condiciones que deben y pueden darse para cada caso.

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