Así, nos hizo recordar el periodo 1930-1936 considerado la edad de oro de la copla. Una copla que, aunque popular, en cierto sentido era partidista del gran salto socio-cultural republicano de aquellos días y de liberación de la mujer, entonada, para entonces y para el recuerdo, por Concha Piquer, Miguel de Molina, Angelillo o La Argentinita.
La cantante catalana Sabina Witt, con una preciosa voz y mejor melisma, se acercó a la copla de forma llana y actual, respaldada por dos músicos excepcionales. Javier Galiana, al piano, aproximó la copla a un terreno jazzístico e impresionista que por otra parte estuvo presente en las armonías de la época, como tendencia vanguardista de nuevo cuño.
Galiana le quiso sacar todo el partido al piano de cola que se orillaba a la izquierda del escenario, tocando cuerdas y ofuscando el sonido con golpeteos. Javier Viana, por su parte, manejó una percusión que, como dijo Espínola, aportaba el aire que se respiraba en los pequeños locales de la época donde se interpretaba esta música.
Así, con delicadeza y gran precisión histórica, se recuperaron temas como el pasodoble ‘Suspiros de España’, un sugestivo mirabrás (aquí titulado ‘Mirabrag’ con arreglos de ragtime), la milonga de ‘El pajarillo’, las clásicas coplas ‘María de la O’, ‘La bien pagá’, ‘Rocío’, ‘Ojos verdes’, ‘El día que nací yo’ o el lorquiano ‘Anda jaleo’. Terminó la obra con la famosa canción de la Guerra Civil ‘El frente de Gandesa’, con la misma Sabina acompañándose al piano.
La acogida del numeroso público congregado en la sala fue excelente.