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Unamuno y Rodari en el corazón

lunes 29 de julio de 2024, 09:19h
Unamuno y Rodari en el corazón
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A los que la sociología internacional y académica llama village idiots, subespecie humana en extinción a la que me digno en pertenecer, les encanta hablar de sí mismos sin tasa, bucear en la intrahistoria y practicar el pensamiento divergente. Aunque en un alto porcentaje desconocen que el concepto de intrahistoria fue acuñado por el gran filósofo y escritor del 98 Miguel de Unamuno, para referirse a la vida tradicional que sirve de decorado a la historia más visible; visión focalizada hoy en la “oralidad” y en las “historias de vida” que complementan y amplían los horizontes de la historiografía oficial, y que la idea de pensamiento divergente como proceso de generación de ideas creativas fue formulada por el escritor, pedagogo y periodista italiano Gianni Rodari en su obra magna Gramática de la fantasía, siempre han intuido que ambas eran herramientas imprescindibles en su función de servidores de la salud mental del pueblo o colectivo humano en el que se insertaban. Desgraciadamente, y como se ha subrayado, este grupo y sus peculiares mecanismos de acción han pasado prácticamente a la historia.

Por citar un ejemplo inmediato, valga el incidente de la caída de los sistemas informáticos mundiales gestionados por Microsoft y CrowdStrike, que provocó gravísimo quebranto a miles de pasajeros, que, en distintos aeropuertos, sufrieron retrasos, cancelaciones, y pérdidas de transfer con otros vuelos. Nuestros medios de comunicación han hecho correr horas de espacios televisivos, para dar a conocer pormenorizadamente el drama personal de los afectados. Pequeños tragedias personales que, por otra parte, estaban viviendo con tanta angustia o más los familiares y amigos que esperaban su llegada en otros aeropuertos de destino, sin que periodista alguno les acercara un micrófono en el que verter sus cuitas. Pensamiento convergente. Todos las teles afanadas informativamente en la salida y ninguna en la llegada.

En estas estábamos, cuando salta la noticia de que el extremo izquierdo de la Selección Española de fútbol, Nicholas 'Nico' Williams, ahíto de triunfo por la reciente victoria en la Eurocopa y en vigilia tensa por su posible paso desde el Athletic Club al Fútbol Club Barcelona, se traslada a un lugar para quitarse de en medio durante la negociación entre clubes, pero de pronto se ve sorprendido por una turbamulta de aficionados, móvil o boli en mano, a la salida de una restaurante. La cadena SER describía el incidente en estos términos: “En un video difundido en redes sociales se puede ver la magnitud de su fama. Apenas puede estar tranquilo allá a donde va, incluso estando lejos de Bilbao y fuera de España, en Cerdeña. Da igual el lugar; Nico es un futbolista de talla mundial y su presencia es inconfundible”.

2) Restaurante Su GologoneY uno se pregunta como pueda dar igual el lugar, máxime cuando ese lugar es Cerdeña, una isla que fue española durante casi cuatrocientos años, en la que Miguel de Cervantes convaleció seis meses para curar las heridas sufridas en: “… la más memorable y alta ocasión que vieron los pasado siglos ni esperan ver los venideros”, léase Batalla de Lepanto, y Carles Puigdemont pasó unas horas detenido por la policía italiana, en cumplimiento de una orden internacional de captura emitida por el Tribunal Supremo de España. Claro que mientras las peripecias del manco de Lepanto y el prófugo catalán acaecieron, respectivamente, en Cagliari y Alguer, la de Nico tuvo lugar en un lugar entre la montaña y el mar turquesa que venía de gozar en lujoso yate, para regalarse con la excepcional cocina sarda en el restaurante Su Gologone de la ciudad de Oliena, en la provincia nororiental sarda de Nuoro.

Y digo yo que si los hispanos medios, sobre todo televisivos, le están dedicando horas a especular sobre Sandra Madoc, la trans con “detalle” que parece contrató el jinete y jugador de polo Álvaro Muñoz Escassi, para refocilarse entrambos cuanto les plugo, bien podría yo ocupar algunas líneas de este prestigioso diario para bucear en el menú del que disfrutó Nico durante su estancia sarda.

El restaurante al que acudió, abrió sus puertas en 1967 y de la mano del matrimonio formado por Giuseppe “Peppeddu” Palimodde y Pasqua Salis Palimodde, con el osado propósito de ofrecer cocina tradicional sarda en una zona plagada entonces de bandidos y sita a solo treinta kilómetros de Orgosolo, epicentro de la legendaria banda Anonima Sarda especializada en siniestros secuestros, y patria chica del tristemente afamado delincuente Graziano Mesina.

La sabiduría coquinaria de Pascua y la excelsa confección de sus platos tradicionales hizo rápidamente popular el local y el éxito animó a la pareja a construir un alojamiento aledaño para sus clientes, que inicialmente contaba con ocho habitaciones y en 1975 había llegado a la cifra actual de setenta.

La decoración del hotel, con espacios de ensueño e icónicas suites de resina blanca ha corrido a cargo de Giovanna Palimodde, la hija de Peppeddu y Pasqua. Así, actualmente, Su Gologone está gestionado, con una impronta única y un conocimiento excepcional de las tradiciones locales, por tres generaciones de mujeres: la abuela y la hija ya mencionadas, y la nieta, Camilla Crisponi, que mantiene viva la llama de una cocina antigua, rural, pastoril y providencial.

Por mis gargantas profundas sardas he venido en colegir y conjeturar casi al detalle el menú con el que Nico se deleitó allí.

3) Macarrones de busa, Culurgiones, Porceddu allo spiedo y Seadas al mieleEmpezó el festolín con platos de dos tipos de pasta típicamente sarda: Macarrones de busa, una versión de los bucatini, confeccionados con una aguja de tejer o ferrittu, en compaña de una salsa cremosa de ajo, aceite de oliva y queso pecorino local, y Culurgiones, pasta parecida al ravioli, rellena de puré de patata, queso pecorino y menta. Siguió el banquete con un Porceddu allo spiedo, cochinillo asado a distancia de las brasas durante al menos cuatro horas, que deviene en una carne suave y tierna envuelta en una corteza crujiente y fragante. Y de postre, Seadas all miele, hojaldre de semolina con forma de disco y relleno de queso agrio con ralladura de limón, que se fríe en aceite de oliva, y finalmente se cubre con la afamada miel de la región.

4) Pane carasau y vino CannonauTodo ello acompañado de Pane carasau, pan plano de trigo duro o candeal y doble horneado, delgado y amenamente crespillante, y regado con vino tinto Cannonau, el elixir de vida que tanto elogiara el poeta, novelista y dramaturgo Gabriele D’Annunzio en su prefacio a la Guida spirituale delle osterie italiane.

Y llegados a este punto, solo resta un colofón en forma dicho popular sardo: “Chie non a’ite faghere, lletsu attu a s’ispizare”/ “Quien no tiene nada que hacer, se pone a peinar al gato”.

Miguel Ángel Almodóvar

Sociólogo y comunicador. Investigador en el CSIC y el CIEMAT. Autor de 21 libros de historia, nutrición y gastronomía. Profesor de sociología en el Grado de Criminología.

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