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La Academia levanta la tranca

lunes 21 de abril de 2025, 08:01h
Edificio de la RAE y Antonio Machado
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Edificio de la RAE y Antonio Machado

En la tarde del próximo martes 29 de abril, la Real Academia Española levantará la metafórica tranca que atraviesa por seguridad su puerta, para que entren sonidos, vibraciones, reflejos y aromas de días azules y sol de la infancia de Antonio Machado.

El actor José Sacristán leerá el discurso de ingreso que el poeta nunca llegó a verbalizar en la institución, y el compositor y cantante Joan Manuel Serrat interpretará algunas canciones inspiradas en sus poemas. Feliz iniciativa para conmemorar el 150 aniversario del nacimiento de don Antonio.

Otro día 29, el de mayo de 1979, la misma puerta permaneció cerrada a piedra y lodo ante el requerimiento de un grupo de escritores, profesores y artistas, del que formaba parte quien esto escribe. Se pretendía hacer la misma lectura pública del discurso de ingreso en la Academia, pero la institución que limpia, fija y da esplendor se negó en redondo, a pesar de que la petición había sido presentada en tiempo y forma y contaba con el apoyo del Ayuntamiento de Madrid, presidido desde hacía un mes por Enrique Tierno Galván. Así las cosas, el apoyo del concejo y de su Concejal de Cultura Enrique Moral Sandoval, se tradujo y tomo forma en un amplio estrado y tribuna de madera que se situó junto a la pared del lado opuesto a la entrada, en la calle de Méndez Núñez y en paralelo a la de Alfonso XII, casi enfrentado con la hermosa Puerta de Felipe IV que da entrada al Parque del Retiro.

Atentado California 47El día 26 ya lucía montado el tingladillo y en alguna probatura estábamos cuando un formidable estruendo nos hizo callar y mirar acongojados hacía la zona de la que venía el siniestro eco. No tardamos en saber que se había producido un atentado en la cafetería California, 47 de la calle de Goya. Empezaron a llegar detalles. Se había recibido un aviso telefónico, pero sin tiempo material para desalojar, a las 18,40 se produjo una violentísima explosión y las dos plantas del local quedaron calcinadas. Cuando el humo se hubo disipado, entre los escombros fueron aparecido cuerpos. El saldo final sería de 9 muertos y 61 heridos.

La policía llego casi inmediatamente, pero al mismo tiempo o incluso antes la calle Goya se había llenado de grupos de exaltados, en número aproximado de tres mil, que enarbolaban banderas, entonaban canciones fascistas y gritaban consignas antidemocráticas, al tiempo que responsabilizaban a la organización terrorista ETA, que justo el día antes y también en Madrid había ametrallado y asesinado a un teniente general, dos coroneles y al conductor civil del vehículo oficial.

El oficial al mando de las Fuerzas de Seguridad del Estado, que se suponía estaban allí para mantener el orden en los aledaños del siniestro, confraternizó inmediatamente con los alborotadores y empezó a animar la revuelta. Cuando los mandos sustituyeron al oficial, por su evidente y casi esperpéntica complicidad con los exaltados, Blas Piñar López, presidente y secretario del partido de extrema derecha Fuerza Nueva, inició una arenga apocalíptica que consiguió provocar el delirio en la parroquia. Al punto de que el inicial alboroto terminó con un feroz enfrentamiento entre policías y manifestantes. Algo verdaderamente insólito y jamás visto, ni por los más viejos del lugar.

El ruido siguió aumentando en los siguientes días. Las provocaciones iban en aumento y las huestes de Mariano Sánchez Covisa, Guerrilleros de Cristo Rey, campaban a sus anchas por las calles blandiendo pistolones y cerrando los Drugstores para obligar a la parroquia a cantar el Cara al sol a voz en cuello, pero el 29, a las siete de la tarde y coincidiendo con la convocatoria de una gran manifestación ultra en protesta por el atentado, los auto convocados estábamos sobre la tarima, probablemente con más miedo que vergüenza, pero decididos a cumplir el compromiso. Un zeta policial llegó al lugar y el mando nos aconsejó la retirada inmediata. Explicó que el ambiente estaba muy caldeado en la zona, que desistiéramos y que nos abriéramos, porque corríamos un gran riesgo y, si decidíamos arrostrarlo, ellos no podrían protegernos. Se marcharon y a las siete y media empezamos a leer el machadiano discurso académico.

El diario El País tuvo el coraje de mandar un fotógrafo y nos coló en sus páginas al día siguiente. Queda pues la imagen y el recuerdo bajo el titular del día 30: “Lectura callejera del discurso de ingreso de Antonio Machado en la Academia de la Lengua”.

Lectura discurso Antonio MachadoDe izquierda a derecha, el pintor, escultor, dibujante, ilustrador y poeta Julio Álvarez; a su lado, Pilar Enciso, autora teatral y de literatura infantil; luego, el escritor, periodista y fundador de Unión do Pobo Galego, Celso Emilio Ferreiro; a continuación, la poeta Alicia Cid; adelantado y leyendo, el gran dramaturgo Lauro Olmo, que en la imagen tapa por completo a Julio Rodríguez Puértolas, eminente crítico e historiador literario; y después Ana Vián, profesora universitaria de literatura; el concejal Enrique Moral; quien esto escribe; y el poeta y líder político del Partido del Trabajo de España, Julio Vélez. Solo faltaron a la cita, por distintas y poderosas razones, los poetas Gabriel Celaya, Ángel González y José Manuel Caballero Bonald, aunque sus nombres aparecieron en la nota del diario porque el redactor hizo un mutis ante el previsible final de rosario de la aurora. El caso es que uno de los muros de la Academia, el opuesto al de la tranca echada, fue testigo del discurso que Machado había pergeñado en 1931, tras su nombramiento como académico cuatro años antes.

Entretanto, la investigación sobre la autoría del atentado avanzaba a grandes pasos y la policía la enmarcaba en distintos grupos de extrema derecha. Además, varios testigos describieron en detalle al portador de la bomba como, un “chico de pelo rubio, jersey rojo, camisa a cuadros y estatura normal”, luego identificado como Jesús Barranco, alias Kunf Fu, militante del grupúsculo nazi Frente de la Juventud, autor de varios asesinatos, asaltos y colocación de bombas. Pero, de pronto, el establecimiento transicional decidió que el atentado lo habían protagonizado los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre, GRAPO, con 5 kilos de goma 2. De nada sirvió que distintas fuentes asegurasen que esa tarde la policía había instado a retirar el puesto de quincalla franquista que todos los días se coloca en la puerta de California 47; que individuos trajeados impidieran el paso a sus correligionarios, no fuera a ser, unas horas antes de la explosión; que finalmente se descubriera que la goma 2 no era goma 2 sino amonita, explosivo de uso militar y parafascista. Al final, en el juicio de 1981, el marronazo y largo trullo se lo comieron varios militantes del Grapo. José María Sánchez Casas y Alfonso Rodríguez García fueron condenados a 270 años de cárcel por la presunta autoría, y Juan Manuel Pérez Hernández, a 8 en calidad de colaborador.

En marzo de 2011, treinta años después, en un capítulo de la popular serie televisiva Cuéntame como pasó se hacía referencia al atentado y se atribuía a “grupos fascistas”. La polémica fue mayúscula, porque aún hoy sigue prevaleciendo el lema, no se sabe si de Mark Twain o de Manolo el del Bombo, de que: “Nunca dejes que la realidad te estropee una buena historia sobre la pacífica y gratísima transición española hacia la democracia”.

Miguel Ángel Almodóvar

Sociólogo y comunicador. Investigador en el CSIC y el CIEMAT. Autor de 21 libros de historia, nutrición y gastronomía. Profesor de sociología en el Grado de Criminología.

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