TurisMigración

En la Región de los Furiosos, Cataluña, los racistas son legión. Partidos con famita de progres, como ERC, tienen en su ADN un desprecio primero por todo lo español y luego por todo lo que no huela a blanquet de Sant Jordi. En la mezquina venta del estado a los indepes, el gobierno les ha regalado prebendas de toda laya, como las competencias en inmigración, otro portazo a la solidaridad con el resto de España.

En estos días pasados ha muerto Marta Ferrusola, Madre Superiora de la Congregación de los Misales a millón de euros el ejemplar; una piernas capaz de endilgarle al Nou Camp un césped que no valía ni para plantar coles. La interfecta tuvo frases pavorosas a lo largo de sus años de esquilme y arramble, como que su familia iba con una mano delante y otra detrás por su escasez de medios económicos, o aquella tan brillante acerca de que sus hijos no podían jugar en el parque porque los otros niños son castellanos.

La honorablesa manillarga también dijo que Cataluña estaba llena de moros (sic) y mezquitas y que la identitat del poble catalá —sea eso lo que sea— estaba en peligro. Sus ideas cochambre las ha recogido gratamente Junts, ese partido que ha tenido mil nombres, uno por cada acta penal.

Junts es Vox en Cataluña y Puigdemont es Orban con barretina. Cuando Bonito Sánchez habla de pactos espurios entre PP y la ultraderecha de Vox, los medios no pseudomedios llenos de no lectores pero bien regados con dinero público, ponen la cosa en bucle y lo repiten hasta la saciedad, como la pánfila peor informada de España, Angélica Rubio, vinculada al PSOE desde 2000 con cargos como Asistente Personal de Zapatero (lo mismo que Lewinski de Bill Clinton) y cuando se le acabó la sopa boba gubernamental, su jefe la colocó en el Plural.com de Enric Sopena. Le encargaron Economía: la chica sabe poco de matemáticas, pero tiene la lengua larga y los escrúpulos cortos, así que en cinco años se hizo con la dirección del engendro.

Por supuesto, ni a esta mujer ni a Pardo de Vera, ni a Ignacio Escolar, ni a Dina Bousselham desde sus panfletos se les pasa por las mientes comparar a Junts con Vox o, más exactamente, con aquel Amanecer Dorado griego que obligaba a los periodistas a levantarse cuando entraba el líder supremo.

En Barcelona hemos visto estos días un montón de indigentes intelectuales escupiendo y tirando agua a los turistas, chavales en su mayoría, bien vestidos y sentados en restaurantes y terrazas haciendo lo que se espera de un turista: gastar dinero. Estas lumbreras catalanas echaron a los turistas de los locales al grito infantil de Tourists go home.

El turismo representa un 12% de los ingresos totales de Cataluña y el 13% de los puestos de trabajo. Cuando se lo hice ver estos días a un segundón de Junts, su respuesta me dejó patidifuso: millor, me dijo, así también esos extremeños con apellidos castellanos se largarán de Cataluña.

Mientras tanto, la política buenista del gobierno solo crea problemas: las mafias abandonan Italia como destino porque allí los echan a gorrazos y han cambiado el itinerario por Canarias: es más corto el trayecto y las autoridades españolas recogen a los paterianos, los llevan al archipiélago, les dan ropa, comida y dinero y, si pueden, los meten en aviones y los diseminan por toda la península. Y cuando no pueden, pues da lo mismo: ahí están las islas Canarias para seguir recibiendo personas que entran ilegalmente. Que luego Cataluña, Euskadi y Navarra no quieran recibir ni uno solo de los que les tocaría en un reparto equitativo, no importa. Bonito Sánchez los deja en Canarias y Canarias que patalee porque esto no ha hecho más que empezar: en los próximos tres meses nos vamos a jartar de ver pateras y menores con aspecto de señores paseando por las calles de Canarias, asaltando a unos, abusando de otras, menudeando hachís y malviviendo en el inframundo de los márgenes de la sociedad.

¿Dan pena? Mucha. ¿Hay que compadecerlos? Por supuesto. ¿Hay que seer más tonto que Abundio? No. Hay que aplicar la ley con rigor, siendo flexible con los casos de asilo político y los enfermos, pero devolviendo sin miramientos a los demás e impidiendo que lleguen más.

Tratamos a los turistas como a apestados y a los inmigrantes como a turistas. Alguien se equivoca: el turismo supondrá este año el 14% del PIB mientras que la aportación de los inmigrantes ilegales no alcanza el 3% (claro: no es lo mismo alquilar motos de agua que indicarle a los conductores dónde hay una plaza de aparcamiento, como si esta sandez fuera un trabajo). Es la matanza de la gallina de los huevos de oro.

Hasta Septiembre a todos.