He tenido una presunta pesadilla en la que aparecían Elías Bendodo, al que presuntamente llamaban el Micrófonos, Ana Alós cuyo presunto mérito en la presunta vida era decir sí amén a todo lo que presuntamente le pidieran sus presuntos superiores; Noelia Núñez que presuntamente acumulaba tantos títulos y cargos con apenas 30 años que parecía raro que no estuviera en la presunta ejecutiva del PSOE, donde los grados de presuntos másteres los dan con el carnet de Progre Presunto. O Miguel Tellado que aparecía tan presuntamente espabilado que era presunto pariente de Corín Tellado, o Alicia García que tenía como presunto gran mérito en la vida haber nacido en Ávila y, claro, Cuca Gamarra, que presuntamente parecía tener el objetivo de ser califa en lugar del califa, no sé si me entienden porque explicar una pesadilla es presuntamente complicado.
También soñé con el presuntamente diputado Alberto Casero que presuntamente se hacía un lío con presuntamente dos botones para presuntas votaciones legislativas, antecedente de presuntamente no leer las leyes que votan para dejar libres a 44 etarras y ejemplo preclaro a seguir en el Senado que veta esa misma ley, pero solo un poquito porque ya la había aprobado en la Cámara Baja. En mi sueño, los presuntos dirigentes deciden presuntas estrategias tan apabullantes como presentar una querella contra el PSOE por financiación ilegal con el gran fundamento jurídico de que el hijo del portero del primo del cuñado de un tío que conoce a uno que habló con The Objective y dijo que había visto bolsas de dinero en Ferraz. Eso, claro, el mismo día que sentencian a Eduardo Zaplana a diez años de cárcel por ladrón, todo oníricamente presunto y con dos orfidales.
En mi pesadilla, el Partido Papanatas resulta muy presunto: el ambiente político actual que envolvía mi sueño era contrario al presunto Pedro Sánchez, que tiene a su presunta esposa y hermano investigados por presunta corrupción, a seis presuntos ministros que aparecen en las investigaciones de la UCO, un presunto fiscal general imputado por el Supremo, once maletas de presunto contrabando venidas desde Madurolandia en el avión de una mujer que tiene prohibido pisar el espacio Schengen y que, de paso, se trajo presuntamente tropecientos lingotes de presunto oro, perdón, de presunto amarillo. Entonces aparece un tal Aldama que ha estado entrando y saliendo de Moncloa como si fuera el presunto dueño y que hoy está en la cárcel por un montón de presuntas estafas y fraudes con equipos de fútbol, hombres disfrazados de falsos jeques, comisiones, cobros por debajo, evasión fiscal, presunto nepotismo con la presunta esposa del presunto presidente de un gobierno presunto.
Y soñé más: un presunto matón de putiferio con lucecitas de presuntos colores que llama Cariño a Francina Armengol, presunta presidenta del Congreso de los Presuntos Diputados y que ahora se refiere al hasta ayer todopoderoso ministro Ábalos como “esa persona de la que usted me habla”, a punto de presunta imputación y con una presunta manta de 170 dispositivos electrónicos de la que tirar, mira que son raros los sueños. También soñé unos presuntos contactos raros con la presunta Beatriz Paesa, presunta hija del presuntamente difunto espía Francisco Paesa y hasta comisiones presuntas y pagos extraños desde la presunta PDVSA (petróleos de Venezuela SA) para la presunta Duro Felguera que dice, sin presunción, que ellos no han visto un duro (el sueño era en pesetas). Y hay más, pero ya me he aburrido de intentar dar coherencia a un terror nocturno.
Y con todo eso, en mi onirismo, hasta el PMTP, el Partido Más Tonto del Planeta, sabría cómo sacar jugo desde la oposición, así fuera solamente esperando a ver qué pasa y, en el momento procesal oportuno, hacer presuntamente de oposición. Pero al Presunto Partido solo se le ocurre querellarse porque el presunto cuñado del presunto amigo del presunto vecino de uno que presuntamente dijo en una presunta charla que había visto bolsas presuntas de presunto dinero en la presunta Ferraz de la presunta Madrid, capital presuntamente de España.
Menos mal que todo ha sido una pesadilla porque España va como una moto, aunque el combustible, presuntamente, lo sacaron de un presunto fraude de unos presuntos hidrocarburos que nos han costado, presuntamente, 133 millones en IVA no recaudado. Por lo menos la cobra de la infanta Leonor no fue presunta ni sueño porque hay imágenes. Y en color, presuntamente.