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Sueños frustrados

jueves 12 de septiembre de 2024, 09:44h

El eximio escritor del XIX español, Benito Pérez Galdós, entre otras muchas joyas literarias, dejó a la posteridad sus Episodios nacionales (publicados a partir de 1873)en dónde, además de recrear un fresco de la política española del convulso siglo ( Carlos IV, Godoy, Guerra de la Independencia, el nefasto Fernando VII, pasando por la Primera República, y llegando incluso hasta la figura de Cánovas), dio también cabida en ellos a personajes reales o inventados del pueblo llano que, en buena parte, los extrajo de las covachuelas de la administración (o administraciones, mejor dicho), de turno.

La época actual, dos siglos después, está esperando a otro Pérez Galdós contemporáneo que sea capaz de sintetizar y reavivar el grotesco esperpento en el que estamos sumidos, y en un periodo muchísimo más corto pero al menos tan intenso como el descrito por el escritor canario, el que va de 2019 hasta la fecha.

La cocina de la Moncloa, ese laboratorio de ingeniería social y de espectáculos varios, trabaja 24 horas al día y, habida cuenta de los centenares de asesores de todo orden y mejor paga, que lo integran y que ha ido contratando año tras año el presidente Sánchez, no para de generar sorpresas, ideas más o menos brillantes o cutres, y fuegos de artificio cuya única y verdadera finalidad no es otra que la de desviar la mirada del ciudadano y ocultarle la verdadera realidad que vive el país.

El último de esos conejos que Sánchez se ha sacado de la chistera ha sido el del Lamborghini: “más transporte público y menos Lamborghini”, dixit el César , metáfora esta del rico riquísimo), frente al usuario del transporte público es decir, el del común de los mortales, el del ciudadano … digamos “decente”, al menos para quienes día tras día se encargan de repartir los carnets irrompibles y fetén de demócrata.

Con el nuevo divertimento, el presidente ha querido evidenciar que su caza del rico sigue en marcha, que no quedará ni uno sobre la faz de la tierra sin que vuelva a depositar en el cazo de Hacienda un nuevo impuesto al lujo.

Ni qué decir tiene y por supuesto, que a esa regla habrá que poner alguna excepción. Por ejemplo, él mismo, su familia, léase Begoña Gómez o David Azagra (nombre artístico de su hermano músico David Sánchez), que tributa en Portugal lo que gana en España, otro número de magia monclovita.

Uno ha investigado por ahí y ha llegado a la conclusión de que, por ejemplo, durante 2023 en España se matricularon 46 vehículos de esa marca de vehículos de lujo.

Pero, paralelamente, los vuelos en Falcon que utiliza tanto el presidente, como el gobierno, fueron más de 1500, que conllevaron lógicamente un importantísimo consumo de combustible, generaron varias toneladas de CO2, y unos milloncillos de coste en su mantenimiento y puesta a punto.

En fin, cosa de nada porque aquí están representados los grandes intereses de estado, frente a esos ricachones de los Lamborghini, Maserati, Porsche o Rolls-Royce, cuya única misión es la de hacer ostentación de su estatus económico y social. Nuestro ilustre doctor en Economía (por muy puesto en duda que esté su título académico…), ha querido decir a la población española lo que uno de sus ídolos dijo a la población venezolana. Me refiero a Hugo Chaves Frías: “Ser rico es malo, es inmoral”.

En el modelo de dictadores que impuso Chávez probablemente no se previó, que uno de sus alumnos más aventajados, Nicolás Maduro, en el cual depositó su confianza para seguir ejerciendo el poder en Venezuela a cualquier precio (véase si no el último pucherazo con el que ha expulsado a la oposición del poder, a pesar de su 70 por ciento de votos obtenidos), iba a acumular más dinero para sí y para sus fieles del que jamás habría sido capaz de soñar.

Hay que prepararse por si, a pesar de todo, el viento cambia de sentido y uno tiene que abandonar la patria con lo puesto y las tres o cuatro maletas repletas de dólares que andan siempre ahí preparadas, esperando que ese momento se retrase el máximo posible.

Ilusos los ciudadanos que piensen que esto del Lamborghini no va con ellos porque distan mucho de poder comprarse algún día uno de esos modelos. Y digo ilusos porque, por muchos puntos que incremente los impuestos a los ciudadanos ricos, ni estos van a dejar de seguir consumiendo productos de lujo, ni el montante que Hacienda acabe obteniendo de esa nueva vuelta de tuerca al rico será una cifra significativa.

De donde se sacan buenos réditos impositivos es de la clase media y media alta. Si ahora se considera rico a quién ingrese más de 50 y tantos mil euros anuales, más pronto que tarde se bajará ese listón a 40 y tantos o 30 y tantos, y al final aquí todo el mundo acoquinará un poquito más (y más y más, que decía la canción…), hasta empobrecerse definitivamente.

Así hasta que todo el mundo esté subvencionado y se le vayan de una vez por todas esos sueños de llegar a ser verdaderamente rico. No podrá llegar nunca y, además, si lo consigue, alguien se encargará de recordarle que es un inmoral. Por supuesto, sin preguntarle jamás cómo ha conseguido llegar a serlo, dando por hecho que, sea por uno u otro camino, ninguno sería legal.

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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