Andan las izquierdas radicales de medio mundo preocupadas por encontrar la fórmula que destruya de una vez por todas las bases del neocapitalismo liberal. Tranquilas. Tengo la solución. Mejor dicho, la fórmula está en el mismo ADN de las compañías operadoras de líneas móviles que han hecho de la multiplicación ad infinitum de sus beneficios en las cuentas de resultados. Su propia avaricia acaba por hacerlas ineficientes, ineficaces, inoperantes.
Ya lo dijo el polaco Ryszard Kapuscinski, maestro de periodistas: «Dentro de una gota hay un universo entero». Vamos, que un ejemplo personal, puede servir de ilustración para acabar coligiendo que el modelo está ya más que agotado. Pedí a Yoigo instalar una línea de fibra a principios de abril. El 9 estaba ya instalada desde el cuadro de telecomunicaciones de mi edificio hasta el salón de mi casa, lugar en donde el técnico instaló el router correspondiente. Pero, hete aquí, ni pudo conectarse a internet ni, en consecuencia, pudo dar línea para el número de teléfono fijo que ya me dio en ese mismo momento. Desde entonces avisó a la compañía….
Pues bien, 16 días después de instalada la fibra y mediando unas 10 llamadas mías a la operadora para que intentasen darme alguna solución (transité con paciencia casi franciscana desde Atención al Cliente a Averías, viceversa y, finalmente, al departamento de Bajas), la última teleoperadora que me atendió fue la única capaz de utilizar el sentido común. “Imposible atender su petición -me dijo–. La única fórmula sería volver a iniciar otra petición como si usted no tuviera instalada ya esa línea…’. Los hermanos Marx estarían ya terminando un nuevo guión para hacer otra de sus películas dedicadas a sublimar el absurdo, la inoperancia, la ineficacia y la ineficiencia. No hace ya falta. Esa película se llama Yoigo pero, probablemente, podría llamarse también como cualquier otra compañía del ramo: Movistar, Vodafone, Jazztel….
Por el momento, como probablemente todas las compañías restantes se verán superiores a la protagonista de esta sandez, estarán ya difundiendo este artículo por las redes para intentar cargársela y que todos los potenciales nuevos clientes de Yoigo ni se les ocurra transitar por una empresa incapaz de aumentar sus beneficios por incompetencia, inutilidad y falta de imaginación. Digo esto último porque, antes que a la última teleoperadora de bajas que me atendió, esa misma solución se la propuse yo mismo a varios compañeros y compañeras suyas. Probablemente, como partía de un cliente, no coló.
Moraleja: tranquilos chicos de IU, Podemos, Sumar y el resto de confluencias, afluentes y subafluentes de la izquierda radical que, mucho antes de que deis con el método definitivo para cargaros en neocapitalismo, éste ya se habrá encargado solo de suicidarse . Basta la rigidez marxiana de sus protocolos (hablo , por supuesto, de los Hermanos Marx, no del autor de 'El Capital').