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México lindo y querido: otra vez a vueltas con el maniqueísmo y la falsa memoria histórica

miércoles 09 de octubre de 2024, 08:08h

El nuevo incidente diplomático entre España y México ha renovado el interés ciudadano por el punto de vista de la historiografía acerca de la conquista de América, en general, y de México en particular. En este último caso, el germen de la discordia entre México y España fue la carta que el presidente AMLO (Andrés Manuel López Obrador, por cierto nieto de un sargento de la Guardia Civil de Santander), que en marzo de 2019 exigía al rey Felipe VI que pidiera perdón al pueblo mexicano por hechos ocurridos hace cinco siglos. Como, lógicamente no recibió ninguna respuesta, hace unos días la presidente electa Claudia Sheinbaun, heredera de AMLO al frente de la máxima institución mexicana (y madre de dos hijos que cursaron estudios superiores en España), reprodujo ese gesto de mal gusto diplomático al no invitar al jefe del Estado español a su toma de posesión.

Una parte de la historiografía mexicana presenta a Hernán Cortés, el conquistador español, como un demonio y un aventurero que poco menos que deshizo una Arcadia feliz al destrozar la angelical convivencia entre las tribus aborígenes, que entre otras lindezas, incluía la frecuente celebración de sacrificios humanos para evitar la ira de los dioses.

Por su parte, la historiografía española señala que ya en el siglo XVIII las colonias españolas superaban a las inglesas en prosperidad, cultura, educación (más de una veintena de universidades), comunicaciones, comercio, industrias, ciencia y artes. Y que fueron nativos quienes en los siglos posteriores (XIX y XX) quienes precisamente fueron los responsables del declive americano. Y, por lo que respecta al siglo XXI, es más que conocida la tendencia de los gobiernos (más aún de los populistas, como es el caso de la señora y de AMLO), a buscar enemigos exteriores para desviar la atención del fracaso de sus políticas internas, que han convertido a México y ya desde tiempos del PRI, como el peor ejemplo de episodios de sangre, narcotráfico y hasta de connivencia entre los cárteles y el gobierno mexicano.

De una u otra forma pedir a España ahora que solicite el perdón aplicando una óptica sobre unos hechos históricos sucedidos hace 500 o 600 años sería más creíble si paralelamente el gobierno mexicano hubiera solicitado al de Estados Unidos que le devolviese algunos estados del vecino del norte que en otro tiempo fueron mexicanos (California, Nuevo México, Arizona, Texas, Nevada, Utah...), y asumiese las consecuencias de todo tipo (económico, políticas más restrictivas de migraciones, etc.), que sin duda lanzaría la administración estadounidense contra su vecino del sur.

Sería un anacronismo tan fuerte como que España pidiera ahora explicaciones a Roma por la invasión que llevaron a cabo las legiones de Escipión hace ya veinte siglos, o a Damasco por lanzar a las huestes de Abderramán para invadir de sur a norte la península Ibérica en el siglo IX.

Felipe Fernández-Armesto (Londres, 1950), profesor en la Universidad de Notre-Dame (Indiana, EEUU), ha expresado en muy pocas palabras lo que dicta el sentido común a cualquiera que quiera juzgar hechos pasados con ojos contemporáneos: “la tarea del historiador es la comprensión, no la condena de los habitantes de otros tiempos y culturas”.

Están aún por ver las consecuencias que a medio y largo plazo pueda tener el veto de Claudia Sheinbaun a Felipe VI y la creciente e interesada tensión que la presidenta mexicana quiere imponer a las relaciones entre ambos países, pero no estaría mal que la diplomacia del país hermano hiciera reflexionar a la nueva presidenta para ayudarle a definir si sus políticas van a seguir la senda de Cuba y Venezuela, por ejemplo, o la de profundizar en los derechos y libertades para el pueblo mexicano tomando como modelo a las democracias occidentales.

Quizás, y para terminar, no está demás recordar las palabras que Octavio Paz escribía en una Tercera de ABC un 28 de diciembre de 1985. El ilustre escritor mexicano afirmaba que “No es odio a España es odio a nosotros mismos”, y reincidía aún con más fuerza al aseverar que “…en tanto que el Cid unió a los españoles, Cortés divide a los mexicanos, envenena las almas y alimenta rencores anacrónicos y absurdos”.

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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