He hecho la jugada maestra. Nadie lo intuía siquiera. Ya tenemos Ley Trans y, ahora sí que sí, voy a salir del armario para entrar en la Historia con mayúsculas y por la puerta grande. Voy a ser, desde ya, la primera presidenta del gobierno de España. Lo de Franco y esas mandangas ha sido solo un movimiento de distracción, una verdadera jugada maestra -sí, soy un maestro, bueno desde ya una maestra, soy la mejor...-, para escandalizar a la derechona de Feijóo y Abascal , y para distraer a mis aliados de gobierno. Ahora soy más izquierdista y más progre que Pablo Iglesias y Yolanda Díaz juntos.
Y cuando llamo a Irene Montero para decírselo, la pobre se me ha quedado patidifusa, confundida y boquiabierta: “Presidente, ¿estás seguro?, ¿segura?, ¿segure?”. Y, claro, es que ya se las ve venir. Si hasta ahora he sido el presidente del gobierno más guapo de la historia, el más alto y el que mejor inglés habla, el más progre y el más izquierdista, ahora voy a ser la referente feminista más avanzada y más guay . Todos los presidentes de la Unión Europea me mirarán con envidia, con arrobo aún mayor si cabe, y lo mismo más de uno sigue mi ejemplo. Y eso le duele mucho a la probre Irene, inocente ella que ya se veía como la dirigente histórica del feminismo del siglo XXI. Había dejado ya en la cuneta a Carmen Calvo, a Elena Valenciano, a Amelia Valcárcel y hasta a la histórica y comunista Lidia Falcón. Pero con mi jugada maestra no contaba. ¡Je,je,je,je ¡, ¡Soy el mejor…., que diga, soy la mejor, y siempre lo seré!
Pero, ahora que lo pienso, ¡si tenemos elecciones en cuatro días! ¿Cómo acogerá mi jugada el electorado español? El de izquierdas ya lo sé, pero el de centro, que es donde está el meollo de las mayorías, no estoy tan seguro que diga…., segura, segure… Bueno, pues lo mismo un par de días antes de las votaciones digo que vuelvo a ser Pedro y ya está. Con la nueva Ley Trans todos podemos ser quienes queramos, cuando queramos y como queramos. Pedro de día, Petrita de noche. Si sale bien, esa ley es mía. Si sale mal, como la del “sólo sí es sí”, se la atribuiremos a Irene para que siga enrocándose, que eso lo hace muy bien. ¡Soy un maestro, soy una maestra!