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¡Oye chaval, España no es federal ni confederal!

lunes 19 de agosto de 2024, 10:21h

Desde aquel tema titulado Un rayo de sol, de Los Diablos (¡y ya ha llovido desde entonces…!), pasando por El chiringuito de Georgie Dann, o la María de Ricky Martin, todos los veranos somos pasto de una dura prueba de resistencia intelectual, acústica y moral para metabolizar unas cuantas cantinelas facilonas, reiteradas y carentes de gracia si es que se escuchan fuera de la verbena del pueblo, que eso todo lo ennoblece y dulcifica.

Me parece que el verano de 2024, un año después de celebradas las últimas elecciones generales, la canción que más va a sonar en bares, chiringuitos de playa, parques o salas de reuniones, en dura competencia con Si antes te hubiera conocido, de Karol G, va a ser una todavía sin música, pero con letra bien clara y contundente: ¡Oye chaval, España no es federal ni confederal!”. Será la contestación de la base ciudadana a esa afirmación que hace tan feliz a un presidente como el nuestro. Y mira que no sé si escandalizarme más por su afirmación de que lo de Cataluña no es más que el principio del estado federal, que por ese candor (o desliz, no sé muy bien), de proclamarse «feliz» por un «magnífico pacto para España y para Cataluña». Y eso por no ver afectada su felicidad en un mundo como el nuestro, que asiste impertérrito a nuevos pucherazos de Maduro (el amigo de Zapatero que, a su vez, es también el consejero áulico de Sánchez), con una guerra como la de Rusia y Ucrania, que es tanto como decir Europa, o con esa otra que tiene a Oriente Medio (no lo olvidemos, está también ahí al lado…), como otro polvorín que puede hacer estallar la paz mundial en mil pedazos.

Si con este panorama, y la imputación de su esposa y la investigación de su hermano en sendos casos judiciales de presunta corrupción, un presidente se siente feliz, me parece que algo no va bien…

Sánchez y el PSOE se han rendido. No ahora sino desde el mismo momento en que ERC suscribió el acuerdo que hizo a Sánchez presidente del Gobierno. Después, ya sabemos, vinieron los indultos a los catalanes condenados por rebelión, la amnistía a la carta y, ahora la entrega a la Generalitat de las llaves de la caja. Vamos de cesión en cesión, de ignominia en ignominia y, estoy seguro de que no será esta la última ni la peor, ni mucho menos. Si quieren referéndum lo tendrán. Si quieren que España cambie de colores en su bandera, también. Todo por mantener a Pedro Sánchez en el sillón de la Moncloa, que es lo único que le importa. Desde luego, mucho más que España.

No sólo el presidente sino toda su cohorte de ministros, asesores, acólitos y apesebrados mediáticos no han parado de repetir desde hace meses (incluso se lo hemos oído también a María Jesús Montero hace sólo unas semanas…), que la solución del cupo a la catalana no era más que un sueño independentista y que el PSOE no aceptaría nunca esa solución. Bueno, ya sabe: no era una mentira sino sólo un “cambio de opinión…”. Y van ya docenas y docenas de “cambios de opinión”, que unos y otros, con el presidente al frente, van soltando por aquí y por allá con cara más dura que el cemento armado, siempre a beneficio de un bien mayor: la permanencia en el poder y al precio que sea.

Fin del régimen común de financiación

Hasta ahora parecía que el partido (PSOE, claro), no paraba de reírle las gracias al presidente. Pero, amigo, ahora los varones (el castellano-manchego García Page, el aragonés Lambán y el extremeño Gallardo, entre otros dirigentes de federaciones socialistas, además del mismo Felipe González), han visto claro que con esta asimetría de trato de unas y otras regiones y nacionalidades, su posición en las próximas elecciones se relativiza tanto que andaría cerca de la nada, incluso de acabar con el propio PSOE. Y eso, por si lo ha olvidado, significaría volver a la sociedad civil y buscarse el pan nuestro de cada día fuera del pesebre de las administraciones… Y eso asusta mucho.

El acuerdo PSOE-ERC sobre Cataluña (20% del PIB español), en pocas palabras, conlleva el fin del régimen común de financiación autonómica en España salvo que finalmente una mayoría parlamentaria pudiera frenar semejante despropósito. A partir de entonces se detraerían de forma desigual los impuestos del IRPF o el IVA a Cataluña frente a Extremadura, Madrid, Valencia, Cantabria, Andalucía o Galicia, entre otras comunidades autónomas. Eso significa que la cesión fiscal a Cataluña a cambio de ceder la presidencia de la Generalitat a Salvador Illa es un ataque directísimo a la España constitucional y al PSOE. Y no hablemos ya del lío personal y familiar en el que meterían a miles de funcionarios de Hacienda que pasarían a formar parte de la Administración autonómica catalana…

La conclusión es muy clara: una vez más, y gracias a Pedro Sánchez, vuelven a dinamitarse los principios constitucionales de igualdad y solidaridad, hasta ahora emblemáticos en el partido gobernante, no por el bien de España y los españoles, sino exclusivamente por la conveniencia de un hombre maniatado por sus acuerdos con los partidos catalanes que ni han renunciado, ni renunciarán a sus sueños independentistas, tan grandes como la ambición de poder del presidente Sánchez. Y, de paso, conseguimos llevar a la presidencia de la Generalitat a “uno de los nuestros”, Salvador Illa, al tiempo que levantamos otra densa cortina de humo que oculte los múltiples problemas judiciales que acucian a la familia del presidente.

Olvídese, señor Sánchez, ni los dirigentes autonómicos de su partido ni el pueblo español se chupan el dedo, así es que espero que entre todos podamos parar sus sueños de convertirnos en un nuevo estado asimétrico caiga quién caiga, y que eso de la “España federal” con la que usted juega quede sólo en una tan patética como triste y peligrosa cantinela del verano 2024. Nos conformamos con ser el estado más descentralizado de Europa.

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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