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Atada con pinzas, pero atada

miércoles 23 de octubre de 2024, 10:09h

No sé si cualquier tiempo pasado (incluso en política) fue mejor, pero el que estamos atravesando ahora, desde luego, está entre los más turbios y amargos del último medio siglo español. Fíjense, sino, en unos cuantos datos recientes que, sin ánimo de agotarlos (ya los completaré próximamente en una nueva columna ), voy a refrescarles: El Parlamento sigue secuestrado, o casi, por la ambición desmedida del Number One -el Número 1 dicen aquí-. En minoría desde el mismo día que fue votado para presidir el gobierno. Su permanencia en Moncloa depende del capricho y las necesidades crecientes de las minorías nacionalistas (EH Bildu, PNV, Junts, ERC), que con unos cuantos votos cada una, lo sostienen. ETA no mata, pero EH Bildu dicta al gobierno las leyes que más benefician a los sanguinarios etarras todavía entre rejas y a éste, sin dudarlo un instante, le falta tiempo para complacer a aquel. Por otro lado, si hay que pactar un concierto catalán con ERC que esquilme al resto de España, se pacta.

Al tiempo, la oposición parece estar más atareada preparando los villancicos y el árbol de la Navidad que se nos viene ya encima, que cumpliendo su papel de azote del gobierno mentiroso. La moción de censura ni está ni se le espera, y eso que los vientos de la corrupción en el seno del partido gobernante están alcanzando ya más nudos de velocidad que los huracanes que azotan en esta época la costa atlántica del sur de Estados Unidos. Del PSOE de González ya no quedan más que las siglas, y no del todo porque hay quien ya habla del Partido Sanchista Obrero Español. Los dos primeros términos son ciertos, los dos últimos, sin embargo, y para seguir a tono con el juego permanente de la posverdad en la que nos tiene sumidos el número 1, hoy son pura falacia.

El PP, por su parte, no acaba de salirse del círculo de la corrupción porque, de vez en cuando (supongo que eso no es casual tampoco), salen a la luz sentencias como la de condena de Eduardo Zaplana, otro ejemplar de cómo llevárselo crudo y sin despeinarse, que tan bien han aprendido los brujos Sanchistas vinculados a Ábalos, Koldo y Aldama, que están a las puertas de Moncloa, si es que no han alcanzado ya los mismos jardines del palacio.

A las explicaciones exigidas tanto por la oposición como por la opinión pública (y publicada no afín al régimen…), acerca del panorama de corrupción que tenemos encima, el presidente del gobierno sólo sabe responder con silencios o con posverdades (es decir, con mentiras), que tratan de explicar lo que no debería explicarse porque la verdad aún es mucho más negra de lo que ya parece. Estoy pensando, por ejemplo, en la visita de la amiga venezolana de Zapatero y de Ábalos, la señora Delcy que acumula ya ocho o diez versiones distintas desde fuentes gubernamentales, incluida la negativa en sede parlamentaria de Pedro Sánchez (¿de qué me habla? Yo no estaba al tanto), que él mismo ha tenido que desmentir después tras el informe letal de la UCO, aceptando la mayor, es decir, que sí, que lo sabía antes de que la ministra venezolana viniese a Barajas en plena pandemia, con nocturnidad, alevosía y, al parecer, con más valijas que el Marajá de Kapurtala repletitas de secretos tesoros.

El problema es que tenemos un presidente más ocupado y preocupado por satisfacer las demandas de los socios que lo sostienen en el gobierno, que por ofrecer explicaciones veraces y reales a la opinión pública sobre el porqué de sus decisiones, esas que no gustan ni siquiera a buena parte de su propio partido, pero que nadie en él se atreve a chistarle porque, en caso contrario, sabe muy bien cual va a ser su futuro inmediato: la nada, el infierno, el ostracismo dentro y fuera del seno de Ferraz.

Pero, a pesar de la inmisericorde hemeroteca que viene persiguiendo a Sánchez desde el mismo momento en que alcanzó el poder, el Número 1 se mantiene hierático, soberbio, distante y displicente con el plumilla que se atreve a recordárselo y, lo que es muchísimo peor, siempre su parroquia le perdona tanto “cambio de opinión” (ya sabe que es así como ennoblece sus mentiras), con tal de que siga ahí, en la cima del poder, al menos hasta 2027, el final de la legislatura que tiene atada con pinzas pero ni aún así la oposición es capaz de quitárselas.

No se engañen, no alberguen falsas ilusiones porque el Número 1 seguirá ahí, aferrado a su silla de Moncloa, mientras las fuerzas, la ambición y la imaginación se lo permitan. Vamos que, guste o no guste, tenemos Sánchez hasta 2027.

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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