La eficacia de la cooperación antiterrorista se ha demostrado durante la celebración de los Juegos Olímpicos en París. Después de muchos meses de alejamiento entre Francia y Marruecos por distintas razones políticas, económicas, comerciales y de un supuesto caso de espionaje con Pegasus, nunca probado y siempre negado por Rabat, incluso por el propio rey Mohamed VI en conversación con el presidente Macron, las autoridades francesas se rindieron a una clara evidencia: la necesidad de la cooperación marroquí para prevenir ataques terroristas. El propio ministro del Interior galo en el mes de abril, Gérald Darmanin, afirmó en una visita a Rabat que “sin los servicios de inteligencia marroquíes, Francia estaría más expuesta al terrorismo, especialmente en el horizonte de los Juegos Olímpicos”.
Con el terrorismo nunca existe el riesgo cero, pero la prevención gracias a la información y a la inteligencia es el mejor remedio para evitar y neutralizar antes de que actúen las amenazas que, por desgracia, siempre están latentes y dispuestas a asestar los golpes más duros posibles como ocurrió el año 2015 en la sala Bataclan de París o en Bruselas donde la detención de los terroristas se produjo gracias a la colaboración de los servicios de inteligencia marroquíes. Desde hace años, la cooperación entre España y Marruecos incluye la presencia activa de un juez y de un policía español en dependencias marroquíes y lo mismo, un juez y un policía marroquí en dependencias españolas, y la realización de patrullas conjuntas. Un modelo con muy buenos resultados solicitado por otros países.
En Marruecos, el responsable más directo de mantener, mejorar y modernizar la estrategia rigurosa e innovadora que garantiza la eficacia y prevención policial contra el crimen y el terrorismo es Abdellatif Hammouchi, al frente de la Dirección General de la Seguridad Nacional y de la Dirección General de Vigilancia del Territorio (DGSN-DGST). Condecorado por España y Francia, el trabajo de las fuerzas de seguridad marroquíes bajo su dirección ha colocado a Marruecos en una posición clave en materia de seguridad para la región y a nivel internacional. Frente a acusaciones falsas sin pruebas, la realidad es que, según escribe Khadija Taouil en Atalayar, Hammouchi ha implantado reformas importantes en los servicios de seguridad marroquíes en base a principios de innovación, proactividad, cooperación, intercambio de información y formación de las fuerzas de seguridad nacionales, aplicando un modelo particular en términos de gobernanza, metodología y objetivos para modernizar el sistema de seguridad del país y adaptarlo a las exigencias de la nueva era tecnológica y de la información. Siempre expuestos a un ataque aislado con puñal, la cooperación entre Marruecos y Europa es la mejor prevención.