La masacre del mercado de Turah revela la brutalidad de la guerra en Sudán, en medio de amplias condenas internacionales.
Mientras el ejército de Sudán, apoyado por milicias islámicas, avanza notablemente en la capital, Jartum, recuperando sitios estratégicos como el Palacio Presidencial y el edificio de la Casa de la Presidencia tras meses de intensos enfrentamientos con las Fuerzas de Apoyo Rápido, la crisis sudanesa ha vuelto a ocupar los titulares internacionales.
Sin embargo, esta vez, la razón no es una victoria militar, sino una tragedia humana impactante que ha recordado los capítulos más crueles de la guerra que azota al país desde abril de 2023.
El mercado de Turah, un mercado popular semanal en el norte de Darfur, fue escenario de una de las masacres más sangrientas contra civiles en el conflicto actual, donde cientos de personas fueron quemadas vivas debido a un ataque aéreo llevado a cabo por la aviación del ejército sudanés el lunes pasado, utilizando aparentemente misiles de alta potencia y barriles explosivos.
Detalles de la masacre
Según un informe detallado publicado por el periódico The New York Times, la aviación del ejército sudanés atacó el mercado de Turah, conocido localmente como el “Mercado del lunes”, con cuatro misiles de alta precisión lanzados en un momento en que el mercado estaba lleno de compradores de las aldeas cercanas y lejanas. Uno de los misiles impactó en el centro del mercado, mientras que los otros tres se distribuyeron en sus alrededores, lo que provocó incendios masivos que arrasaron todo a su paso.
Este mercado es un punto vital para el comercio y las reuniones sociales semanales en la región, donde la gente acude a comprar productos básicos y socializar, lo que hace que el momento del ataque fuera cuidadosamente planeado para maximizar las bajas humanas.
Las estimaciones de víctimas varían entre las fuentes locales e internacionales; mientras que fuentes locales indican que el número de muertos podría superar los 1,500, en su mayoría mujeres y niños, organizaciones internacionales, como “Abogados de Emergencia”, estiman la cifra en unos 400 muertos, con expectativas de que los números aumenten conforme se sigan buscando cuerpos bajo los escombros.
El informe también señala que las imágenes y videos grabados por los residentes locales mostraron escenas espantosas de cuerpos calcinados dispersos entre los puestos quemados, lo que refleja la brutalidad del ataque.
Condena de la ONU y del Alto Comisionado de Derechos Humanos
La masacre provocó una ola de indignación internacional, y las Naciones Unidas no tardaron en condenar el ataque con las más fuertes expresiones. En un comunicado oficial, el portavoz del Secretario General de la ONU, Stéphane Dujarric, expresó su “profunda preocupación por la continuidad de los ataques contra civiles en todo Sudán”, señalando que “informes desde el norte de Darfur indicaron la muerte de decenas de personas en un ataque aéreo contra un mercado situado a unos 40 kilómetros al noroeste de la ciudad de El Fasher”.
Durante la rueda de prensa diaria en la sede de la ONU en Nueva York, añadió: “Nuestros colegas en el ámbito humanitario están profundamente preocupados por el aumento de los ataques a áreas pobladas en Jartum y otros lugares”.
Por su parte, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Turk, calificó el incidente como “extremadamente impactante”, y en un comunicado emitido el miércoles 26 de marzo de 2025, confirmó que “informes indican la muerte de cientos de civiles y decenas de heridos debido a los bombardeos aéreos llevados a cabo por las fuerzas armadas sudanesas en un mercado concurrido en el pueblo de Turah”. Turk añadió: “Mi oficina ha recibido información de que 13 de los muertos pertenecen a una misma familia, y que algunos de los heridos fallecieron debido a la extrema falta de acceso a atención médica”.
Historial de violaciones por parte de la aviación del ejército sudanés
La masacre en el mercado de Turah no fue el primer incidente en el que se acusa a la aviación del ejército sudanés de atacar deliberadamente a civiles. El 31 de octubre de 2024, las tribus de Dinder en Darfur documentaron la muerte de más de 400 personas de entre sus miembros debido a un bombardeo aéreo que atacó sus pueblos y suburbios, según un comunicado emitido por las tribus en ese momento. Además, el grupo “Jóvenes de la tribu Hausa” acusó al ejército de matar a más de 350 personas, en su mayoría miembros de la tribu, durante operaciones militares que coincidieron con la entrada del ejército a la ciudad de Dinder y los pueblos del este de Senar tras la retirada de las Fuerzas de Apoyo Rápido.
ÇEn un contexto similar, la Alianza Democrática para la Justicia Social indicó que fuerzas vinculadas al movimiento islámico y elementos del ejército llevaron a cabo una “masacre completa” en la ciudad de Senga, dirigida a comunidades que se cree apoyan a las Fuerzas de Apoyo Rápido.
Estas acusaciones coinciden con un informe del grupo “Abogados de Emergencia”, que documentó el martes 25 de marzo de 2025 que “el ejército llevó a cabo un ataque aéreo mortal en el norte de la región de Darfur, causando cientos de muertos entre los civiles”, lo que fue negado por el ejército en un comunicado oficial sin proporcionar detalles que desmintieran las acusaciones.
Repercusiones políticas y futuro de la división
A pesar de los recientes éxitos militares del ejército, los observadores consideran que estos desarrollos no significan necesariamente el fin de la guerra. En un análisis del investigador sobre Sudán en la Universidad de Cambridge, Charaz Srinivasan, la recuperación del Palacio Presidencial se considera un “punto de inflexión que podría redibujar las líneas del frente”, pero advirtió que “las Fuerzas de Apoyo Rápido siguen controlando amplias áreas de Sudán, apoyadas por una fuerte base popular”, y añadió: “El éxito de las Fuerzas de Apoyo Rápido en fortalecer su influencia allí podría transformar la división actual en una separación real impuesta por los hechos”.
Por otro lado, el ejército, bajo el mando de Abdel Fattah al-Burhan, enfrenta un creciente desprestigio debido a estas violaciones y los crímenes cometidos por facciones islámicas extremistas aliadas con él, como la Brigada Al-Bara’a Bin Malik, que comete actos de venganza, segregación étnica y regional, y ejecuciones sumarias repetidas.
Mientras tanto, el ejército y su liderazgo enfrentan una mala gestión del país y de las relaciones exteriores, atacando a los países vecinos y amenazándolos con bombardeos y guerra, como lo hizo hace unos días el asistente del comandante del ejército, Yasser Ata, quien amenazó con atacar los aeropuertos de Chad y Sudán del Sur, lo que llevó a ambos países a responder con un tono firme. Chad recordó al ejército sudanés su apoyo a grupos armados, como Boko Haram, para desestabilizar la región, lo mismo que hicieron los líderes del ejército con Kenia, la República Centroafricana y la mayoría de los países vecinos, mientras 30 millones de sudaneses sufren inseguridad alimentaria, según la ONU, y la hambruna se extiende.
El número de desplazados ha alcanzado los 14 millones, sin que los líderes del país busquen soluciones, más allá de insistir en la continuación de la guerra y la destrucción. Según informes de organizaciones internacionales, el ejército impide el paso de la ayuda humanitaria a amplias áreas del norte y oeste del país, lo que las organizaciones califican de uso del hambre como un arma en la guerra.
Las condenas consecutivas de la ONU y organizaciones de derechos humanos como “Human Rights Watch” y “Abogados de Emergencia” destacan la necesidad urgente de responsabilizar a los responsables de estos crímenes, mientras la guerra en Sudán sigue destruyendo las vidas de millones de personas y amenaza la unidad del propio país.