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Elecciones en Catalunya y gobernar para la "mayoría social" en el conjunto del Estado

martes 14 de mayo de 2024, 07:56h

Tras las elecciones del pasado domingo en Catalunya es indudable el triunfo del PSC, gracias -sobre todo- al cinturón industrial de Barcelona, que ha habido un rotundo fracaso del nacionalismo de ERC y de la CUP. También los Comunes (Sumar) sumaron poco - ¡oído cocina! Y van tres elecciones a la baja, algo preocupante para una coalición relativamente reciente. Ha ganado muchos enteros el PP (que junto al PSC, supuestamente recoge votos de Ciudadanos, joven partido en total descomposición en todo el Estado y, ahora, en el feudo, donde surgió). Mantiene sus escaños la ultraderecha de Vox y aparece -tímidamente- una ultraderecha nacionalista, mientras que el partido conservador y secesionista de Cat-Junts queda en segundo lugar. Cuestión a tener muy en cuenta para las gobernanzas a nivel estatal y en Catalunya, que van a ser muy complejas.

En mi opinión las fuerzas que impulsaron el "PROCÉS" han sufrido un fuerte retroceso, inicialmente por la decisión de una ciudadanía aparentemente harta, en una gran parte, de políticas separatistas y promesas de referéndums que -por ahora- no conducen a ningún sitio. Ahí se incluyen las nuevas “hornadas” de jóvenes que acceden al voto que (al parecer) tienen "otras prioridades".

Con unas elecciones al Parlamento europeo, que habrá dentro de tres semanas y una legislatura española muy compleja y más ahora tras las elecciones en Catalunya. Este diabólico laberinto, junto a la alta y zafia polarización política habrá que ver en qué termina.

¿Habrá continuidad de legislatura en España? ¿Se podrá configurar una gobernanza en Catalunya? Veremos.

Desde mi óptica ideológica: No puede pasar desapercibido el constante giro del voto -en España- hacia posiciones de un centro socialdemócrata y liberal, monárquico y confesional, con ligeros guiños hacia posiciones de ultraderechas nacionalistas a nivel estatal y, en este caso de Catalunya, también. En suma, una derechización del voto, que poco a poco se va configurando y veremos en qué acaba.

Escucho, con frecuencia, al presidente Sánchez, a algunos de sus ministros y ministras de la coalición, a líderes del PSOE y, también, a líderes de su apoyo gubernamental (SUMAR) este "manido recurso": -"Gobernamos para una mayoría social", refiriéndose al conjunto del Estado.

¿De qué mayoría social se trata?

La realidad es que para gobernar para el conjunto de la sociedad, pero -sobre todo- para las clases medias y, especialmente, para las más desfavorecidas hay que hacer mucho más y no quedarse en eslóganes fáciles. Como por ejemplo: Desarrollar, mediante acuerdos entre las CCAA, los Ayuntamientos y el gobierno central urgentes políticas activas de vivienda pública en alquiler, ante la muy grave situación existente, al menos en los 400 municipios más tensionados. Potenciar una Sanidad Pública competente y bien gestionada, no seguir privatizándola y cortar, de raíz, la galopante corrupción institucional y profesional que la invade. Establecer unos Servicios Sociales públicos para todas las personas, esencialmente para los sectores sociales más desfavorecidos, entre los que se encuentran multitud de personas mayores dependientes y no, como ocurre en la actualidad, que están “cien por cien” privatizados. Desarrollar una verdadera política económica y social REDISTRIBUTIVA, vía impuestos. Avanzar hacia un modelo compensatorio de Educación, única, gratuita, democrática, pública y laica de los 0 a los 18 años, además de una FP y Universidad públicas (que hoy NO existe). Establecer el Estado laico, que hoy “está hecho unos zorros” con aquello de una denominada “laicidad positiva” que el PSOE y sus socios mantienen. Trabajar por una verdadera democracia participativa a todos los niveles. Seguir avanzando en un modelo social y cultural no patriarcal y, por último, desarrollar amplios "Pactos de Estado" sobre "grandes temas" pendientes [clima y agua, vivienda, agricultura, ciencia y tecnología, política laboral y empleo, judicatura...]... evitando la actual y vergonzosa confrontación política permanente que padecemos y la cada vez menor separación de poderes que sufrimos.

Bien, pues de todo ello estamos MUY LEJOS y más allá de los constantes períodos electorales y los acuerdos de gobernanzas, de dimes y diretes, de acusaciones cruzadas entre partidos y entre los tres poderes del Estado. La realidad es que no se está gobernando para la sociedad, en su conjunto, teniendo en cuenta, prioritariamente, a los que más lo necesitan. Que, hoy, por hoy, son varios millones y aumentando.

La política no va sólo de periodos electorales, de pactos para conseguir gobernanzas diversas más o menos estables, de poner en cuestión la separación de poderes, de polarización, de atacar a los medios de comunicación que no son de las respectivas “cuerdas” gobernantes o de la oposición… La libertad de prensa y opinión deberían de ser “sagradas”. Pero hemos entrado en un bucle muy peligroso, social y políticamente hablando, en donde se hace política sobre “la cáscara” y no se abordan la raíz de los grandes temas. Ese es el problema: El cortoplacismo, como método político, que nos acompaña las últimas décadas.

Francisco Delgado

Analista político

Maestro tipógrafo y psicólogo industrial. Fue presidente de CEAPA y de Europa Laica

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