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Extraordinariamente normal

viernes 16 de diciembre de 2022, 13:07h

Tanto tiempo hablando de normalidad y tengo la impresión que teníamos tantas ganas de ella porque pareciera ser extraordinaria.

Hace unos días un taxista me hablaba de lo revuelto que está todo y me dijo una frase de esas que te paran, al menos, a pensar: “es muy difícil caminar derecho en un mundo que está torcido”. Puede que sea generalizar demasiado, pero, es cierto que cada vez es más usual esa sensación. Las faltas de respeto y los insultos entre los que nos representan, sobornos y compras de voluntades que ni nos alteran, leyes que se aprueban saltándose todos los trámites, tres poderes que recaen en uno solo, sediciosos que quedan impunes, malversadores que cambian de nombre como si meter la mano en el dinero público fuera más o menos importante según para lo que lo utilices. Víctimas que lo son más después de una nueva ley que favorece a sus agresores, menores que necesitan autorización para ir de excursión pero no para abortar. Los que condenan una guerra mientras se benefician de ella, los que pretenden cometer golpes de estado desde el propio Estado, los que hablan de derechos humanos y los vulneran constantemente… Y así, podría seguir con una lista interminable.

Y en el día a día del común de los mortales, es cuando queda más patente que lo normal pasa a ser extraordinario. Parece que vamos enfadados por la vida, tanto que nos sorprende cuando alguien es amable o nos regala una sonrisa, un gracias, un por favor y hasta un buenos días… es como si estuviéramos deseando que nos digan algo para saltar: que se cuelen en la cola del súper, que se ponga el semáforo en verde para pitar en el primer microsegundo si no se mueve el de adelante… Vamos derechos al defecto aunque sean más las virtudes, nos recreamos en la desgracia, malgastamos el tiempo en la queja sin dejar lugar a la gratitud; cualquier cosa es buena para sacar los demonios que llevamos dentro.

No sé si ahora que acaba el año y estamos con los balances, reflexiones y propósitos, sería un buen momento para pausarnos, para resetearnos incluso para despertar. Rebelarnos ante los atropellos y las injusticias pero sin pagar las frustraciones con el de enfrente. Recordar que no hace tanto echábamos de menos las sonrisas que ahora parecen haberse ido con las mascarillas, que nos quitaron los besos y los abrazos que hoy nos cuesta dar; que nos robaron las rutinas que en este momento nos agobian, que aprendimos a valorar después de tanto quejarnos… No olvidar que lo importante dejó de ser lo urgente y que lo normal, verdaderamente, pasó a ser extraordinario.

Esther Ruiz Moya

Periodista

Esther Ruiz Moya es comunicadora, creativa, escritora y motivadora. Premio Círculo Rojo 2021. Colaboradora en medios en España y Estados Unidos. Autora del libro 'Cuando esto pase...', sobre la pandemia y el confinamiento. Autora del podcast 'A Contraluz', disponible en Spotify

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