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Cuándo la esperanza dice sí

miércoles 24 de julio de 2024, 15:38h

Reconozco que seré una de las pocas personas que no me sé las canciones de Karol G, las he escuchado en alguna fiesta, en un bar, en la radio, aunque casi con toda seguridad sin saber que era ella ni qué decía en sus canciones. Después de su paso por Madrid me rindo ante el talento de una mujer capaz de reunir a 240.000 almas en cuatro días en el Bernabéu, por algo tiene más de 57 millones de oyentes mensuales solo en Spotify.

Más allá de las cifras, de la artista y de su música hay una persona generosa, humilde, solidaria, agradecida, que además de desearnos que "no dejemos de soñar porque los sueños se cumplen" ha puesto de manifiesto que hay hechos que dicen más que todas las palabras y que una persona brilla más cuando se acompaña y enciende la luz de otras.

Probablemente, ya hayan descubierto que les quiero hablar del precioso gesto que tuvo con Amaia Montero, una mujer que después de disfrutar de un mundo de luces y éxito bajó a los infiernos de las sombras y los juicios y después de dos años sin subirse a un escenario lo hizo para cantar su icónica Rosas. Es emocionante ver cuando la presenta invitando a todo el estadio a arroparla, con una generosidad sin límites y una preciosa gratitud por haber puesto banda sonora a su vida y a sus atardeceres con amigos.

Qué importante reconocer, poner en valor, entender los malos momentos de otros sin juzgar, abrazar para dar seguridad, saber que el miedo es libre y por eso no se le debe restar importancia, tener a alguien que en tus horas más oscuras te recuerde que brillaste y que aún te queda mucho por brillar, que cuando estés perdida te muestre el camino, que cuando te surgen las dudas te haga un repaso de todo lo que lograste y te impulse a descubrir lo que te queda por conseguir. Que te sitúen y te recuerden que eres quien fuiste y no esa otra persona que solo está en tu cabeza.

La empatía, esa que ahora está en boca de todos aunque sea para hacer discursos vacíos, es la que se necesita en momentos en los que no precisas más que te abracen, que sientas que confían en ti… gestos que sin palabras digan: "tú puedes, esto también pasará".

En un mundo en el que todo va a velocidad, en el que solo sirve lo que vale o mientras vale, donde se mide a las personas por aquello a lo que se dedican en lugar de por lo que son, donde el éxito se cuantifica, el fracaso te señala y la memoria es frágil, fruto de una sociedad líquida en la que no interesa la pausa ni la reflexión… en un momento en el que la admiración está en desuso y el compromiso es un motivo para salir huyendo emociona, incluso conmueve especialmente, un gesto como este en el que Karol G, una mujer a quien no daban una oportunidad porque no iba a triunfar en "un género dominado por hombres", cuando llega a lo más alto se acuerda de otra que en otro momento estuvo ahí y que a ella le hizo feliz recordándole que fue una de las que le hizo amar la música de la que vive a día de hoy. ¡Qué importante también no olvidar de donde vienes!.

Si aún no lo han visto, les recomiendo que vean el vídeo y entenderán mucho de lo que aquí escribo. Un acto de generosidad, solidaridad, admiración, gratitud y amor tan complicado de ver hoy en día y en el que ojalá y esa esperanza que, como en la canción, a Amaia le decía quieta, quizás ahora le haya dicho sí.

Esther Ruiz Moya

Periodista

Esther Ruiz Moya es comunicadora, creativa, escritora y motivadora. Premio Círculo Rojo 2021. Colaboradora en medios en España y Estados Unidos. Autora del libro 'Cuando esto pase...', sobre la pandemia y el confinamiento. Autora del podcast 'A Contraluz', disponible en Spotify

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