Que la vicealcaldesa Begoña Villacís sujeta el gobierno de Almeida no es ningún secreto. Que lo hace por voluntad propia y responsabilidad política tampoco. Almeida lo sabe. Los cantos de sirena han sonado y sonarán como las alarmas suenan en la guerra. Pero el ayuntamiento no está en pie de guerra, al menos todavía. Y la moción de censura hasta hoy ha sido una entelequia sin más fundamento que el ruido de sables en los mentideros de la Villa.
La Comisión de investigación por el presunto espionaje a la Presidenta Ayuso y su entorno más cercano se presenta como una batalla tan dura como antipática para el PP. Y si es por la oposición políticamente cruenta incluso. El papel de Cs desde la presidencia también será objeto de deseo con intento de manipulación en su caso para arrimar el ascua a la sardina de turno.
Con frecuencia estas comisiones o se convierten en un circo o se cierran en falso, aportando más ruido que nueces. Declarar si te llaman es voluntario. Si Carromero le dijo al alcalde haz lo que tengas que hacer y dimitió antes de que le cesaran, a Almeida que comparecerá motu propio como avanzó, no le quedará otra que solicitarle que también comparezca. Lo contrario se entenderá con mucha dificultad y abrirá un melón que de momento solo está a cala y a prueba.