La inmolación del PP es una realidad. Y hasta aquí hemos llegado. En directo y sin red (bueno en redes también) . Lo que era el principio del fin del reinado del PSOE gracias a la operación territorios de Casado ha dado un giro alimentado de Sol a Génova y viceversa.
La mejor defensa es un buen ataque y Ayuso sabe atacar mejor que nadie. Casado se atrinchera y defiende desde la denostada sede de Génova enviando a Teodoro García Egea ante la prensa. Con preguntas eso si… Ayuso sin ellas, aún y el alcalde Almeida si las aceptó. El primero. Antes de aceptar la dimisión de Carromero como brazo ejecutor del presunto espionaje.
El Superagente 86 (Carromero) fue ya defenestrado en diferido por el alcalde en el supuesto que hubiera alguna prueba efectiva y demostrable. Quizá aquí recuerden a los chiquilicuatres que nombró en su día Esperanza Aguirre en clara alusión a este y estos fontaneros detectivescos o no, metidos a tareas mayores.
Y en medio de estos lodos los polvos municipales apuntarían a que Almeida podría verse sometido a una moción de censura urgente con Villacis a la cabeza y respaldo de la izquierda en pleno incluido el grupo mixto con Recupera Madrid. No pasará. Villacis sabe que lo que hay no es concluyente en modo alguno. Su trabajo en la privada le permite valorar antes de actuar y anteponer su cargo público por quienes la eligieron. Los madrileños.
Casado y Ayuso ya no caben en el mismo proyecto, pero la víctima no parece que deba ser el alcalde. Por aquello que “el más madera, es la guerra” de los hermanos Marx aquí también se podría volver en contra.