Te presento mis respetos querido y admirado CRONISTA... Ángel del Río. Porque el respeto de todos te lo ganaste honestamente escribiendo y opinando en libertad. Libros, columnas, crónicas, programas de radio y televisión y hasta ese internet al que tanto te resistías.
Madrid. Claro que sí. Tu vida. Tu crónica diaria. El diablo cojuelo. La carta al alcalde o alcaldesa. De Orcasitas a la Plaza Mayor de Vallecas a Getafe, todo han sido enseñanzas. Pura vida. Qué bueno eras “jodío” cronista.
Te vas el día en que hablamos todos los Cronistas, tú el primero y el alcalde Almeida, de ganar el jubileo Isidril. Este es el año Santo Jubilar San Isidro, patrón de Madrid, con motivo de sus 400 años de canonización. Y has vuelto a enseñarnos de 'soslayo' lo que siempre has hecho, cosas desconocidas de Madrid. Almeida se ha quedado tú última nota. Se la has entregado personalmente solo a él y él te ha mirado tras leerla rápidamente y te ha sonreído.
Ángel, quizá tu último legado sea esa carta al alcalde en mano. Y quizá su contenido lo revelemos mañana o pasado. Prometo hacerme cargo de la misma si así lo consideran y prolongar tu legado, maestro. Como te comprometiste conmigo, si me marchaba antes, titulo este adiós inesperado en tu impredecible partida. Muerte de un Cronista de la Villa que deja sus 'Errores en la historia de Madrid' recién publicados.
Error, craso error querido amigo, haberte marchado tan pronto, y no es un tópico, ni un mito, ni un bulo, ni una mentira como rezan los subtítulos de tu última obra. Es una realidad que nos hace valorar, aún más si cabe, tu figura. Gracias y mis respetos Cronista.