El líder de los socialistas madrileños Juan Lobato y posible candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid se queda corto con la propuesta de crear una oficina regional sobre fondos europeos que planteará mañana a la presidenta regional y que Ayuso declinará.
Ofrece Lobato un pacto para tener una posición común que permita consensuar y conocer en qué se emplearan esos 1.200 millones de dinero público. Y no es baladí. Ni siquiera innecesario. Pero debería haber incorporado en esa mano tendida -y algo envenenada- la posibilidad en paralelo de actuar como intermediario con el gobierno de Pedro Sánchez para conocer también cantidades, plazos y necesidades.
Una mano abierta y sincera para involucrar al Gobierno de la Nación en la obtención de los mayores y mejores rendimientos para la comunidad que aspira a gobernar en un par de años. Ante un anuncio así, Ayuso no podría ampararse al menos en los agravios comparativos que emanan de la Moncloa en referencia a Madrid.
Ocasión bonita para caminar de la mano, pero perdida. Habrá reunión en la Real casa de Correos entre el aspirante y la presidenta para luego recuperar la cita cervantina del famoso soneto con estrambote: "Y luego, incontinente, caló el chapeo, requirió la espada, miró al soslayo, fuese y no hubo nada".